Sorry por el anterior capítulo, aquí tenéis un superregalo ^.^
---
- ¿No puede haber otra solución?
- No - responde Odette seria - Tienes que llamarle y hablar con él.
- Pero...
- Pero nada, ¿qué quieres? ¿Qué tu padre se entere de esto?
No necesito que me enseñe más esa maldita foto, la he observado tantísimas veces que no estoy segura que sea sano.
- Odio esa foto. - bufo rodando los ojos.
- Salís muy monos. - la miro mal - A ver, que no quieras nada con él no significa que no sea un buen partido, mira qué brazos tiene.
Vale, odio que mi mejor amiga se fije tanto en los tíos, muchas veces es casi insoportable. Digo casi insoportable porque la mayoría de las veces no me deja en paz hasta que no me lío con el tío que ha escogido esa noche para mi.
- Déjalo, Dett. - vuelvo a fijar la vista en mi móvil - No pasará jamás.
- No puedes controlar el destino.
- No existe eso del destino.
- Sí existe sino dime como terminaste esa noche con Damien de Villers.
- Fue pura casualidad que estuviese en la fiesta.
- Fue el destino - dice ella con ojos soñadores - Nunca va a ninguna fiesta a la que vayamos. Seguro que sintió que tenía que ir y cuando te vio no se pudo controlar y...
- Y ya se te ha vuelto a ir la cabeza - digo riéndome.
- Eres la ama para romper mis sueños. - pone morritos de enfadada.
- Soy la maldita ama para todo. - la guiño un ojo.
Tras unos breves segundos de silencio, ambas comenzamos a reír de manera desquiciada, de esa manera que solo sabemos nosotras. En otras palabras, parecemos dos morsas con un ataque epiléptico.
- No - dice intentando parar de reír - Ahora enserio, tienes que hablar con él.
- No entiendo por qué no puedo hablar con él desde tu móvil. - bufo dejando de reír al instante.
- Porque si surge una situación parecida no podrá contactar contigo, lerda.
- No volveremos a hablar.
- Si el destino lo quiere para ti, sí.
- Y dale... - pongo los ojos en blanco - Eso no existe.
- ¿Qué te apuestas a que si el destino lo quiere te lo volverás a encontrar?
- Eso no es una apuesta - sonrío - Ganas tú de todos modos.
Me mira mal. Eso no funciona conmigo. Tal vez con su hermano pequeño sirvan esas preguntas trampa, pero claro, el pequeño Diego solo tiene 8 años. Suspiro de cansancio. No sé qué hacer. ¿Le llamo? ¿Le mando un simple WhatsApp para quedar? ¿Y si no quiere que nos veamos? ¿Y si sí quiere volver a verme? Dios... Esto es horrible.
Cojo el móvil y dejo de darle vueltas.
________
Yo: Mañana, 9:30 en Grimaldi.
De Villiers: ¿Quién eres?
Yo: ¿No sabes a quién le das tu número personal?
De Villers: Conozco a bastantes tías todos los días que se vuelven locas por mi y necesitan hablar conmigo para sobrevivir.
Yo: Eres un maldito egocéntrico.

ESTÁS LEYENDO
Silencios
Teen FictionThierry de Villiers y Salvatore Montrose se odian y solo se dirigen la palabra en las reuniones en las que terminan discutiendo. Annabelle de Villiers y Chloé Montrose son amigas de la infancia y apenas hablan por la gran disputa entre sus esposos...