Llevamos dos horas intentando ponernos de acuerdo con la trola que le vamos a soltar a la prensa y nuestros padres pero no hay manera, todo lo que digo no le gusta y lo que se le ocurre a él es demasiado basto como para que se lo crean mis padres.
- Vamos a ver - le corto en mitad de alguna frase a la que no he prestado atención - lo primero es ponernos de acuerdo con cómo nos conocimos.
- Ya lo hemos hablado - pone los ojos en blanco.
- Pues a mi no me gusta - le miro mal - mi padre jamás se tragaría que te conocí en un club de striptiste, pedazo de memo.
- ¿Y donde sugieres que nos conozcamos? ¿En una biblioteca? - dice con ironía - Vamos, no me jodas.
- ¿Por que me guste leer tengo que pasarme la vida en una biblioteca o qué?
- Tienes más pinta de stripper que de friki - dice observándome atentamente - Pero nunca se sabe.
- Gilipollas.
- Niñata.
- Imbécil.
- Mimada.
- Estúpido.
Nos sostenemos la mirada durante un rato hasta que no soporto más el silencio.
- Propongo que en cómo nos conocimos digamos parte de verdad.
- ¿Qué parte de la verdad? - sonríe de medio lado.
- Que nos conocimos en una fiesta - afirmo con una sonrisa - Según tengo entendido sales de fiesta casi lo mismo que yo.
- Sabes que pasaron más cosas en esa fiesta. - esta vez su semblante es serio.
- Sabes que no lo recuerdo.
- No recuerdas muchas cosas... - dice para él pero logro escucharle.
¿A qué se refiere? Opto por omitir ese comentario y decido proseguir con la invención de nuestro "noviazgo".
- A ver, les diremos que nos conocimos en la fiesta de Gabi cuando el cabrón de Diego, que es mi ex, intentó pasarse conmigo, que me defendiste y me sacaste de allí.
- Ni de coña - dice riendo - mi padre no se lo tragaría.
- ¿Por qué? - pregunto con inocencia.
Me mira fijamente y suspira.
- Por nada - mira hacia otro lado - diremos eso.
- Genial, ahora solo nos quedan 5 meses que planear.
- De acuerdo, pero salgamos de aquí.
Llama al camarero que nos ha atendido, paga y se levanta deprisa.
- Vamos nena - me tiende la mano pero le miro mal - ¿Qué?
- No me llames nena.
- ¿Prefieres enana? - en cuanto lo dice parece arrepentirse de sus palabras.
No entiendo a este chico. No tiene sentido lo que hace y dice en cada momento.
- Prefiero Selene. - digo seca.
- De acuerdo...
Nos encaminamos a la puerta pero un millón de flashes nos ciegan. Siento como Damien me cubre con algo para taparme de las cámaras. Joder, este hombre huele tremendamente bien. Siento como me da la mano y avanzamos rápido mientras más flashes y preguntas de los periodistas provocan que comience a marearme.
Consigo entrar en el coche de Damien y, aún con la chaqueta que ha colocado sobre mi cabeza, siento como entra en el lado del piloto y arranca rápido para sacarnos de ahí.
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Silencios
Teen FictionThierry de Villiers y Salvatore Montrose se odian y solo se dirigen la palabra en las reuniones en las que terminan discutiendo. Annabelle de Villiers y Chloé Montrose son amigas de la infancia y apenas hablan por la gran disputa entre sus esposos...