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Dos trabajo para mañana, genial,  esto tiene que ser una broma. Pienso mientras voy de camino a casa en el bus. 

Solo tengo veinticuatro horas para poder hacerlo todo. Miro la agenda completa de exámenes y trabajos para los meses que se aproximan mientras voy en el bus. Decido ignorar los apuntes y recorrer con mis ojos las calles. A continuación, me bajo del bus y comienzo a caminar con mis cascos inalámbricos que mamá me regaló estas últimas navidades. Sigo caminando calle a bajo por New York concretamente en Poughkeepsie, un pequeño pueblo en el que vivo, hasta llegar a mi casa. Vivo con mi madre, Patricia Stone, una mujer coraje que me tuvo muy joven, mas o menos con mi edad. Mi padre al enterarse,  desapareció. No quiero que nadie se compadezca de mi, estoy muy cómoda viviendo con mi madre, solos somos ella y yo. Nuestra casa, nuestra vida y nuestros problemas. Patri, como me gusta llamarla, trabaja en un club alterne,  pero ella no es prostituta, ella es camarera. Trabaja ahí desde hace un par de años y le pagan bien, no se queja, sólo somos dos en gastos y yo la verdad es que no le pido mucho. Comprendo nuestra situación y por ello intento siempre ganarme la vida por mi misma.

Dejad que os hable de mi city. Poughkeepsie es una ciudad ubicada en el condado de Dutchess en el estado estadounidense de Nueva York. Vivimos aproximadamente casi 300 habitantes y es genial, por que aunque no me conoce casi todo el mundo, es un pueblo diminuto. Todo el mundo piensa que vivo sola, por que mi madre sale de noche de mi casa y no llega hasta el amanecer. Algunos vecinos nos conocen, como Robbie o la mujer de los rulos, como la suelo llamar yo. Tendrá unos cincuenta años y lo único que sabe es cotillear o meterse en la vida de los demás, siempre asomada a la ventana con una tarta de manzana que me ofrece. Luego esta Max, el vecino de en frente que esta colado por mi madre, pero ella lo ignora, Patri es muy independiente. En eso somos muy parecidas. E de confesar que nunca me he enamorado y tampoco pienso en ello todo el tiempo, soy una chica joven, virgen, anti social (y no porque sea tímida, solo al principio, pero es verdad que me cuesta conectar con el ser humano). ¿Qué mas podría pedir? Ah si, sacarme la carrera de arte y poder montar mi propia galería de arte en el futuro. 

Voy llegando hasta la casa 101, color rojo ladrillos con cinco ventanas que adornan la fachada. Nada mas entrar está el hall o el recibidor (tendrá como tres zancadas hasta llegar a la escaleras). Justo entras y se encuentra la cocina, también pequeña, pero Patri y yo no necesitamos más. Arriba está mi dormitorio, el mas grande eso si, por que lo tengo como un estudio donde me dedico a pintar y a realizar esculturas. Me encanta mi casa. Vivo aquí desde casi toda la vida, mi madre tuvo que hacerse cargo de todo con un poco de ayuda de mis abuelos. 

En el momento que estoy buscando las llaves oigo que alguien me llama, es Robbie. Está en la ventana con una tarta y tiene muy buena pinta.

-¿Que haces joven?. Grita mientras me enseña la tarta.

-Vengo de la universidad y solo pienso en comer. Le contesto. Estoy estudiando en la universidad de arte ''Lowell'', esta a unos veinticinco minutos de mi casa, suelo ir en bus. No tenemos coche así que me las apaño como puedo.

-Vaya April, si se te ve mala cara y todo.

-Sólo estoy cansada. Le sonrío para que no se preocupe.

-Bueno, bueno, toma llévate un poco de tarta que te vendrá muy bien. Me acerco a la ventana y me parte un trozo.- Anda toma y dale un poco a tu madre.

-¿Le ha visto?. Le pregunto con el pastel entre las manos.

-No, sólo se que cuando mi hijo Kevin se fue a trabajar ella ya venía. Escucho ruido dentro y veo que se asoma Kevin. Es un chico de unos veintitrés años, alto y moreno, un poco robusto pero es atractivo, aunque no es mi tipo, además creo que tiene novia.

-Hola Stone. Me saluda con una risa burlona.

-Hola Highmost, me alegro de verte tan alegre hoy. Le sonrío de vuelta.

-Ya veo que te ha dado tarta otra vez, eh mama. Robbie pone los ojos en blanco y se marcha de la ventana dándole espacio a Kevin. Hoy lleva una camiseta azul en contraste con sus ojos.- ¿Qué tal April? Hace tiempo que no te veo.

-Si, es verdad, estoy muy ocupada últimamente, estoy con trabajos y estudios. ¿Tú que tal? Ya veo que te va muy bien en tu trabajo ¿no?, ¿y con tu chica?. No paro de preguntar nerviosa, no entiendo que me pasa.

-¿Pareja? Yo no tengo pareja. Comienza a reírse. 

¿Ah no? Yo pensaba que sí.

-Es una pena Kevin.

-¿Por qué?. Levanta sus cejas divertido.

-Por... nada, solo que... bueno yo... debo irme, seguro que Patri me está esperando. Le digo.

-Sabes que no le gusta que le digas Patri. Me dice serio.

-Ya lo se, pero ella me quiere igual... bueno ya nos veremos por ahí ¿no?

-Déjate ver mas Stone. Me guiña un ojo mientras me marcho diciéndole adiós con la mano.

Al entrar en casa escucho a mamá por teléfono. La oigo desde la cocina y me acerco a ella. Le abrazo por detrás y le doy un beso en la espalda. Ella se vuelve y me da un beso en la frente. 

-¿Quién es?. Le pregunto mientras miro lo que ha hecho de comer:  sándwiches con atún y huevo.

-Del trabajo. Tapa un momento el auricular del teléfono y sigue hablando. Espero que no sea para que tenga que ir a trabajar. Me prometió que vendría conmigo a la galería. Voy a exponer algunos cuadros para que sean subastados. 

-Cuelga. Le digo agitando las manos pero ella niega con la cabeza. Suspiro mientras subo hacia mi habitación y dejo mi mochila allí. Contemplo mis cuadros: el primero, azul cielo en forma de mar y espuma blanca me hace recordar que necesito verano para olvidarme de todo. El otro, un cuadro de un atardecer me hace volver a la realidad, es precioso el mejor que he hecho creo. Pienso en que debería de bajar a comer y a hablar con Patri.

Cuando llego abajo mama está sentada en la silla y comiendo mientras mira a la nada. Me cojo algunos sándwiches y me siento al lado de ella.

-¿Que pasa? ¿Algo va mal?. Le pregunto mientras me levanto y voy al frigorífico a coger agua.

-Tengo que trabajar April. Me quedo mirando a la nada unos cinco segundos, luego me doy la vuelta y me cruzo de brazos.- Lo se, me vas a matar.

-¡¿Matar?!,  ¡esto es muy importante para mi!. Le grito y ella baja la cabeza.- Si es que siempre pasa lo mismo, nunca puedo contar contigo para nada. Me voy para subir las escaleras pero ella me llama.

-Hija espera. Me vuelvo y la miro enfadada.- Lo siento de veras, pero me necesitan esta noche, hoy estamos lleno y necesitan que estemos todos allí, necesito el dinero...

-No puedo confiar en ti mama, siempre dices lo mismo, ¡siempre!. Me doy la vuelta hasta subir a mi cuarto. Una vez allí cierro la puerta de un portazo.

Siempre hace lo mismo, prometer y prometer, y luego nada... ¿Cómo quiere que confíe en ella si me hace esto?.

Tropiezo con el amor [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora