Tropiezo con el amor [EDITANDO]

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No me había dado cuenta que estaba dormida hasta que escucho que alguien llama a la puerta. Me siento sobre la cama y me pongo a pensar como he acabado aquí. Lo último que recuerdo fue la pelea que tuve con mamá. Miro la hora y veo que son las nueve menos cuarto de la noche. Miro la puerta de nuevo y me levanto de la cama.

-April soy yo, mamá. Ruedo los ojos.

-Vale, abre. La veo ya preparada, ha decidido ir a trabajar. Ha roto la promesa que me dijo.-Así que... tu trabajo es mas importante que yo por lo que veo ¿no?.

-April... si no tuviera este trabajo no podría darte dinero y tendríamos que irnos con los abuelos. Sus ojos brillan, está a punto de echarse a llorar.

-Los abuelos no quieren verte ni en pintura. Me cruzo de brazos y me quedo de pie junto a la cama.- Así que corre ve a tu trabajo, yo ya me ganaré mi sueldo, ve a ganarte el tuyo. Agacha la cabeza y se vuelve hacia el umbral, me mira por última vez y cierra la puerta. Se que no debería de hablarse así, pero me ha dolido que su vida solo se esté basando en el trabajo. Esta noche es importante, una oportunidad para mi carrera. 

Miro la hora y son cerca de las nueve y media, a las diez tengo que estar en la galería para poder recibir a los presentes. Debo arreglarme y estar a la altura para esta noche. Necesito lanzar mi estrellato en el arte. Abro el armario y encuentro un vestido gris largo estrecho de mangas por los codos. Decido no ponerme medias, llevaré unas botas altas de tacón. Me miro al espejo y veo lo pálida que estoy. Me corrijo un poco las ojeras y me echo algo de rímel, no soy mucho de maquillarme, prefiero ir más natural. Debo llegar en veinte minutos hasta Arlington, donde se encuentra aquel sitio. Decido llamar un taxi para que venga a buscarme, los horarios del bus muchas veces son algo equívocos. 

Miro mi reloj, me doy los últimos retoques, me recojo el pelo en una coleta baja y salgo fuera con los cuadros en las manos. Al cabo de varios minutos se presenta el coche amarillo y le doy las buenas noches al conductor.  Observo mis cuadros detalladamente, su precio es de doscientos dólares cada uno así que cuatrocientos que me llevo al bolsillo. Estoy feliz por que es mi primer trabajo en una galería. Pero toda esa felicidad repentina se esfuma cuando recuerdo que estaré sola. 

Quince minutos mas tarde estoy en la galería. El señor de traje chaqueta que me atiende es demasiado amable. Me indica en la puerta que pase en cuanto me ve  cargada con cuadros. 

-Tú debes de ser April Stone. Me da la mano y yo le devuelvo el gesto con una sonrisa

- Le agradezco que me de esta oportunidad de exponer mis cuadros. 

-No me hable de usted, tampoco soy tan mayor. Me guiña un ojo.- Espérate aquí, enseguida vendrá mi compañera. 

Asiento esperando impaciente.

Una chica alta vestida entera de traje oscuro con el  pelo rubio recogido en una cola baja se acerca y me mira de arriba a bajo.

-Tú debes de ser Abril. 

-April. Le recuerdo mi nombre muy amablemente.

-Eso. Dice haciendo un mal gesto con la cara.-Dame los cuadros, los pondremos en el primer hueco que haya. Tendrás que esperar hasta que termine la subasta, no puedes comer ni beber nada, todo es para los invitados. ¿De acuerdo?.

-Sí. Digo nerviosa.-¿Me quedo por aquí?

-Haz lo que quieras. 

Me hace una señal para que le de mis obras y hago lo que me pide.

Al cabo de diez minutos mal contados comienza a entrar gente muy bien vestida y acompañadas. Me quedo dando vueltas alrededor de ellos, observándoles. Algunos camareros se acercan para ofrecerles algo de beber y comer. La mayoría opta por beber solo y mirar hacia los cuadros. La chica rubia no deja de penetrarme con la mirada, me indica a continuación que me aleje un poco de la multitud. Me siento en una sala donde solo hay esculturas y espero a que la subasta termine. Desesperada por que llevo mas de una dos horas y media aquí metida, decido salir al encuentro. Para mi sorpresa no hay nadie por allí, solo una mujer recogiendo algunos cuadros y limpiando. ¿Cuándo ha acabado esto?.