10.

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Me encontraba entre el calor de mi cama y las mantas que me cubrían. Sentía tanta tranquilidad en esta cálida mañana, hoy será un día muy relajado y flojo, estoy seguro de eso.

— ¡DIPPEEEEEEEEEEER! ¡ESCÚCHAME!

— ¡AH! ¡¿QUÉ MIERDA?! —Grité adormilado.

Abrí lentamente mis ojos y de forma borrosa distinguí la imborrable sonrisa de Mabel.

— ¿Mabel? —Tallé mis ojos con los puños y miré el reloj a mi lado izquierdo. 6:25 a.m.— Son las seis de la mañana. Espero que me hayas despertado por algo que valga la pena.

— ¿Qué es todo ese ruido? —Escuché un quejido de la otra cama.

Bill acababa de bostezar cuando volteé a mirarlo. Por como nos miraba deduje que también se había despertado al oír a mi hermana.

— ¡Lo siento, Dipper! —Me miró con cara de perro regañado — no sabía cuándo o a qué hora volviste de ayer. Tardaste mucho, ¿a dónde fueron? ¿Y que hicieron que tardaron toda la noche?

Volteé a ver a Bill que tenía una mirada y sonrisa pícara. Maldito pervertido.

— No pienses nada malo, sólo que a Bill le gustó mucho el bosque y dimos vueltas por ahí. Dimos vueltas un rato y volvimos antes de las 3 a.m. Creo.

— ¿Estás seguro, Dippy? —se acercó a mí y susurró — Espero que no me estés bajando a Bill, que lo quiero para mí. —Rió.

— ¡Qué dices, Mabel! —grité—. Apenas y me acerco a Bill.

— Tranquila, Mabel. —dijo Bill. El rubio se levantó de la cama y se unió a ella.— Tú eres la persona más guapa y sensual que he visto.

Mabel al oír aquello se estremeció y rodeó con los brazos a Bill por el cuello. El más alto respondió al abrazo con un beso en la mejilla de la chica.

ESTOY QUE ME ARRANCO LOS PELOS DE LA RABIA. ESCUPO FUEGO.

— ALÉJATE DE MI HERMANA, BILL CIPHER. NO TE ACERQUES A ELLA.

Mabel río por mi respuesta.

— ¿Celoso, DipDip? No te preoc... ¿ESPERA, QUÉ? —Rápidamente se soltó del cuello de Bill, éste sonrió. Vi que Mabel lentamente se palidecía.— ¿BILL CIPHER? ¿Es él? ¿Qué hace el maldito demonio aquí?

De forma increíblemente veloz se acercó a su antigua cama, tomó un peluche y lo arrojó en contra del pecho de Bill.
No hubo reacción de enojó por parte de él.

Dipper, la cagaste. Y mucho.

— Adoro tu discreción, Pines. —Me dijo. Me levanté y me puse a un costado del chico amarillo. Ambos volteamos a ver a mi hermana que se encontraba sentada en su vieja cama.

— Tranquila, Mabs —dije mientras le acariciaba la cabeza—. No viene a hacernos daño, creo. Será mejor que te explique él.

Bill asintió y se sentó junto a ella.

— Sal, Pino. Quiero contarle sin tus interrupciones. Tranquilo, ¡no haré nada malo! —Sonrió.

Desconfíe un poco pero accedí. Caminé hacia la puerta y la abrí.

— Mabel, si este loco te hace algo, sólo grita.

Salí de la habitación y esperé un rato detrás de la puerta.

Después de un rato escuché el sonido de la puerta habiéndose.

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