Se supone que los padres desean lo mejor para sus hijos, que quieren que triunfen en todo lo que se propongan a hacer, pero no es mi caso, ellos no apoyan nada de lo que hago, si me equivoco, ellos están regañándome, solo notan mis errores, ¿Y mis aciertos? Siempre son ignorados.
Siempre se hicieron una imagen de hija perfecta que no podré ser.Cuando se enteraron de mi anorexia no hicieron más que decir que era una nena inmadura, que no era más que un problema y demás cosas que no tiene caso que las escriba. En fin, los meses siguientes fueron una mierda, pura mierda con mis padres detrás de mi todo el tiempo, era totalmente agobiante tener que quedarme sentada en la mesa hasta terminar todo lo que había en mi plato, podía estar horas y horas mirando el plato, jugueteando con la comida. Era estresante sentirse inferior, sentía que todos me señalaban y juzgarme por ser lo que era. Es doloroso tratar de salir de ese maldito infierno y no poder, tratar de aferrarte a algo o a alguien y caes mas abajo de lo que estabas, pides ayuda a gritos, pero adivina, nadie te escucha, estas solo, hundido en el fondo del agua, ahogándote en soledad sintiendo que tu vida no tiene sentido, que no vale la pena.
Una madrugada llorando desconsoladamente entre al baño, cerré con traba la puerta, me dispuse a tomar un baño con agua fría. Estaba sentada en la ducha sintiéndome muerta, recuerdo claramente tener una navaja en mi mano derecha, los primeros cortes no dolieron, se sentía bien, se sentía como de alguna forma me desquitaba. Sentía como de apoco recibía lo que merecía, recuerdo que veía la sangre mezclada con el agua. No comprendo por que paré, pero hice, nadie se dio cuenta de lo que me había sucedido porque escondía mis heridas, escondía todo bajo una sonrisa y una personalidad bastante destacada.
La noche siguiente fue exactamente igual, deje que el agua recorriera mi cuerpo mientras sentía una profunda desesperación por sacar el dolor de mi de una vez por todas, con mi navaja en mano empecé a hacer cortes cada vez mas profundos, sentía como mi cuerpo de a poco se debilitaba. En el estante del baño, mi madre guardaba todas sus pastillas por diversas enfermedades que iba desde presión alta, diabetes, colesterol y enfermedades que llegan con la edad. Tome un vaso con agua en mi mano izquierda y un puñado de diversas pastillas de diferentes colores en la derecha, me miré al espejo por lo que yo creía que sería mi última vez.No podía irme sin dar explicaciones así que decidí dejar una nota, recuerdo que eran como las tres y media de la madrugada cuando salí del baño mareada, cogí una lapicera de color negra y un trozo de papel que arranqué de mi libro de dibujos, entre nuevamente al baño y llorando escribí lo siguiente
"Mamá y papá:
Perdón, perdón por todo, pero ya no puedo seguir, no de esta manera, no tengo más alternativa que sacar mi alma de mi cuerpo, y con ella el dolor inrremediable que hay dentro de mi.
Perdón por no ser lo que esperaban, perdón no soy perfecta, esto se me fue de las manos, perdón mamá y papá.
Con esta carta les digo adiós, espero que puedan seguir adelante con el dolor que les causará mi muerte, espero verlos del otro lado.Adiós."
Dejé la nota en el suelo, estaba perdiendo sangre muy rápido entonces me recosté sumergiendome en el agua de la bañadera y simplemente deje que mi alma se fuera lentamente por aquellas cortadas, poco a poco mis sentidos se iban apagando, sentía que respiraba cada vez con mayor dificultad y pesadez, miraba hacia arriba, veía como segundo a segundo todo se apagaba, ya no tenía fuerzas para nada, me sentía muerta, perdía la noción del tiempo y espacio, mi dolor iba desapareciendo, nunca había estado tan feliz, ya nadie me podría lastimar, ni volvería a llorar, no iba a volver a sentir, iba a morir y solo pensé, ¿Qué más da? Di mis últimos respiros leves, cerré los ojos y dormí...
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