Capítulo 6: El nuevo despertar.

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Recuerdo que desperté confundida, aturdida y muy cansada, no entendía nada, ¿Dónde se supone que estaba?
Recuerdo que me senté y a mi lado estaba mi madre que no hizo más que abrazarme repitiendo una y otra vez llorando desconsolada "Perdón Ana, perdón por todo, pensé que jamás despertarías, te amo hija."
Mamá comenzó a gritar como loca, en eso entra papá en la habitación, me abrazó y dijo que todo va a estar bien. Luego de la escena tan dramática de mis padres entro una enfermera llamada Beatríz, joven, muy bonita, ella sería quien me cuidara hasta que vuelva a casa.
Cuando por fin pude estar sola no podía comprender que había sucedido, no recordaba nada, ni sabia hace cuanto tiempo estaba dormida, cuando Beatríz vuelve unas horas más tarde, ella comenzó una conversación

-Que lastima que una niña tan hermosa haga algo tan feo- murmuró.
-Disculpe, ¿Puedo pedirle información sobre cuando llegué?- pregunté muy confundida.
-Claro que si, estaba de turno cuando llegaste, fue hace tres días, a eso de las seis de la mañana, tu padre te traía cargada en sus brazos y tu madre se encontraba en una especie de ataque de pánico. Llegaste inconsciente, si es lo que preguntas, tienes suerte de estar viva Ana, perdiste mucha sangre- Luego de esa pequeña interacción se retiró.

La comida del hospital era asquerosa, no quería comer absolutamente nada, me la pasaba mirando por la ventana. Al volver a casa después de dos semanas larguísimas, me dieron un par de pastillas que tenía que tomar a diario, antidepresivos que me provocaban náuseas, mareos y aumento de peso, eso fueron los síntomas que mas se destacaron. El solo pensar que iba a estar nuevamente con mayor volumen corporal me enloquecía, también me dieron pastillas para poder conciliar el sueño, ya que era totalmente normal que no pudiera dormir una noche completa, tenía extrañas pesadillas que invadían mi mente y me mantenían despierta durante gran parte del día, los sedantes me ayudaban a tener por lo menos de seis a ocho horas de sueño radiante.
Comencé a ir al psicólogo, lo cual me ayudó mucho a salir de aquel pozo después de tanto tiempo, me ayudó a ver un lado más reconfortante de mi vida, tenía un hogar y estaba rodeada de personas que me querían, de alguna forma la herida estaba sanando y me reconfortaba disfrutar del proceso.

Luego de un par de semanas, comencé el instituto de nuevo, todos sabían lo que me había sucedido, de repente todos me trataban bien, ¿Lastima? Pf, idiotas, no necesito su lástima. Ignorando eso, todo estaba mejorando, empezamos a interactuar un poco mas con mi familia y tenía todo lo que pudiese pedir.
Entonces llego una persona que cambiaría mi vida significativamente.

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