"¿Vas a darte prisa, Legolas? –Keldarion asomó la cabeza por la puerta de la habitación de su hermano al día siguiente-. Quiero llegar antes del anochecer."
Ajustando el cinturón de su aljaba, Legolas levantó la mirada y le sonrió a su hermano.
"Frena, Kel. La taberna no va a irse a ninguna parte."
"Si no bajas en un minuto nos iremos sin ti" –le advirtió Keldarion, saliendo de la habitación.
Legolas se encogió de hombros. Bien. Lo que quieras.
Volvió a mirarse en el espejo, tomándose su tiempo para comprobar su aspecto. Cuando estuvo seguro de que no le quedaban más rizos en el pelo, cogió su arco y su daga antes de partir hacia el patio donde lo esperaban con impaciencia su hermano mayor y los gemelos, así como cuatro magníficos caballos.
"Ah, aquí viene la bella durmiente" –dijo Elrohir con sequedad.
"Ja, ja. Qué gracioso, Ro" –respondió Legolas mientras se dirigía a su montura, un caballo negro con una mancha blanca en la frente.
"Oh, y eso no es todo, Legolas –dijo Elladan compartiendo una mirada sospechosa con su gemelo y Keldarion-. No dejarás de reír hoy hasta que te vayas a dormir."
"Claro" –Legolas sonrió, a sabiendas de que habían planeado alguna broma para él durante el viaje a Oak Byre, un pequeño pueblo humano a unas quince leguas de distancia. Pero era demasiado cabezota, o más bien orgulloso como para declinar la invitación. Es más, incluso tenía curiosidad por ver qué habían planeado, así que se preparó para lo inesperado.
Su última broma también había sido un éxito, y el grito de Keldarion de la noche anterior todavía resonaba por el palacio. Las sanguijuelas habían funcionado, pero Legolas tuvo que esconderse en la habitación de su padre hasta que Keldarion se calmó un poco para seguir con vida.
Antes de eso, Keldarion y los gemelos le habían dicho que pensaban ir a una taberna a beber cerveza y le pidieron que fuera con ellos. Legolas todavía podía acordarse de la primera vez que la bebió y la borrachera posterior. No era una experiencia que quisiera repetir, sobre todo por la resaca que había tenido después, pero sabía que iba a aburrirse si se quedaba solo. Por lo tanto, en contra de su propio sentido común, decidió acompañarlos. Pero se prometió a sí mismo que no tocaría ni una de las jarras de cerveza, pues necesitaba estar en máxima alerta. Solo los Valar sabían qué pensaban hacer con él.
Durante el viaje a Oak Byre Keldarion no apartaba la mirada del rostro de su hermano. Legolas permanecía indiferente, como si nada le preocupara, pero el príncipe mayor notó el brillo de sospecha en sus ojos plateados. Legolas sabía lo que estaban haciendo, sabía que iban a gastarle una broma.
Al sentir la mirada de su hermano, Legolas le sonrió y volvió a lo suyo, pretendiendo que no pasaba nada. Cuando se detuvieron en un arroyo un par de horas más tarde, Keldarion y los gemelos se reunieron, con el pretexto de darles de lavar los caballos.
"Lo sabe" –murmuró Keldarion sin mover mucho los labios y pasando una mano por el costado de su montura.
Elladan resopló.
"Claro que lo sabe. No es tonto."
"¿Entonces por qué ha venido si sabe que no tramamos nada bueno?" –se preguntó Elrohir.
"Porque le gusta vivir al límite –respondió Keldarion-. Es curioso por naturaleza, por eso siempre se mete en problemas."
"¿Crees que le gustará este 'problema'?" –dijo Elladan, sonriendo. Pero entonces dio un salto para alejarse cuando el caballo de Legolas se acercó de repente e intentó morderle el pelo.
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¡Humanos Desagradecidos!
FanfictionLegolas y la pandilla se gastan bromas unos a otros. Pero cuando los humanos entran en escena, es inevitable que alguien acabe gravemente herido