Capítulo I

34 8 1
                                    

Alaska.

Luego del examen de historia, Eliza y yo caminamos por el instituto hasta llegar al purgatorio juvenil a.k.a comedor, donde nos dedicamos a comer comida comestible que se come.

Eliza me hablaba del patrón de incendios que habían ocurrido en la ciudad con una particular emoción.

Siempre fue amante de las conspiraciones.

Y a sus 18 años de edad ya había desarrollado su propia teoría conspirativa sobre por qué desaparecen los calcetines en la secadora.

Eliza tenía un cabello café con las puntas teñidas de distintos colores, y unos ojos muy oscuros, que daban la impresión de ser negros tal y como suelen serlo la oscuridad, o la noche.

No pasaron ni un par de minutos para que Evan se uniese a la conversación.

Evan Foster era una fuente de problemas y un gran amigo, amante de el arte, la mecánica, el rock, etc.

Tenía el cabello negro y los ojos de un muy lindo color entre el gris y el azul.

—¿Escucharon sobre los incendios?—preguntó mientras dejaba sus cosas sobre la mesa y se sentaba.

—Yo digo que hay alguien o algo detrás de esto, algo como una secta illuminati o peor.—respondió Eliza, y sacó su revista de teorías de conspiración, la tiró sobre la mesa y curiosamente esta se abrió sobre la página predilecta.

Eliza señaló el titular del artículo con su muy decisivo dedo índice.

—HOMBRES POLILLA.—exclamó.

Evan levantó una ceja.

—Perturbador.—bromeó, imitando el tono de algún tipo de internet que hacia vídeos de cosas aparentemente aterradoras, y que tenía un libro, Luna de... Algún planeta.

Y que seguro te podría encantar.

—LO ES.-exclamó Eliza, nuevamente.

Yo solo jugaba con mi Sandwich, el cual me decía.

"Cómeme Alaska, sé que me deseas, cómeme"

Y eso hice.

—Escuché que uno de los incendios había sucedido cerca de tu casa, Alaska.—Comentó Evan, mientras se giraba para verme acabar con la vida del pobre Sandwich.

Yo asentí.

—Una fila entera de casas se encendió en llamas.—respondí.

—¿Están bien Burbujas y la señora April?—

Asentí.

—Los bomberos llegaron de inmediato.—respondí.

—Y un posible hombre polilla salió huyendo.—dijo Eliza.

—Y un posible hombre polilla que al instante se fue.—Rectifiqué.

Evan sonrió.

—En el periódico dicen que jamás habían tenido un patrón tan frecuente de incendios, y que al parecer todos los lugares que han sido afectados tienen algo en común.—

Aquello me llamó la atención.

—¿Que cosa?—pregunté, mirando a Evan mientras me comía el último trozo de mi Sandwich.

—Si se conectan los lugares incendiados en ciertos patrones y los ves desde el cielo, aparece una estrella en un círculo.—Respondió Evan.

—UN PENTACULO.—exclamó Eliza y se levantó para hacer un pequeño baile de la Victoria.—Les dije que algo o alguien estaba tras todo esto.—Parecía feliz de que al fin surgiese algo real que investigar.

—Que cosas...—dije, recordando que el libro que mi tía estudiaba casualmente tenía el mimo símbolo, impreso en la tapadura de la portada.

El timbre sonó.

Se había tornado la hora, nuevamente de regresar a clases, así que recogí mis cosas, al igual que Evan y Eliza, y me dirigí el laboratorio.

Tenía química junto a Evan.

Así que me acompañó al laboratorio luego de despedirnos de Eliza, quien tenía Matemáticas, y fue entonces cuando comenzó realmente esta semana.

No Practical Hunter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora