Capítulo V

19 4 1
                                    

La noche del día siguiente no dormí.

Porque algo volvió a atacarme.

Sin embargo, la molesta vocecita que me ayudó la última vez ya no estaba ahí. Comenzaba a extrañarle.

Eso es mentira.

Esta vez había sido una especie de sirena invertida. Si. Con cabeza de algo que parecía un pez. Y cuerpo humano.

Era totalmente asqueroso, pero gracioso en cierto sentido.

Al igual que la vez en la que me atacó SpiderWoman, algo nuevamente nació en mi interior.

Algo que tenía ira, algo que parecía mortal al momento de arder con fuerza. De tal forma en la que yo lo sintiese, sintiese como me incendiaba espontáneamente en mi interior.

Permitiéndome así matar a la Sirenita.

Fue entonces cuando decidí definitivamente ir al Palacio del Té por la mañana.

Al llegar, desde afuera parecía una tienda de hojas de té totalmente común.

Al entrar el interior cambio totalmente, dándole un aire de cuartel secreto del gobierno.

Y yo que planeaba comprar algunas hojas para hacer té, qué triste.

Por otro lado, mientras yo pensaba en lo mucho que me hubiera gustado tomar algo de té por la tarde, una joven con aspecto de secretaria estirada me veía mientras tomaba una cerveza tras una mesa de entrevista.

«Que presentación.» me dije, entonces.

—¿Vas a pasar o prefieres quedarte hasta que tu peso haga un agujero en el suelo?— dijo una voz femenina, sacándome de mi zona de confort. Era la secretaria.

—¿Qué es esto?—pregunté mientras me adentraba en la "Tienda", observando lo mucho que había cambiado.

Vitrinas con tipos de té se habían tornado archivadores negros.

La caja registradora, una mesa de entrevista.

La adorable anciana tras la caja, una joven con una cerveza y quizás mal genio.

—Tenía que ser nueva, infiernos.—respondió la joven con un muy notable tono de molestia, mientras ponía los ojos, tras sus gafas, en blanco y le daba un buen sorbo a su cerveza.

Personalmente, a partir de este punto, mis ganas de irme eran directamente proporcionales a las cantidades de alcohol que estaba consumiendo esa chica.

O sea.

Bastantes.

Sin embargo, no quería regresar a casa a lidiar con un mundo que no conocía. Un mundo para el que no estaba lista todavía.

Y esto me obligó a quedarme, junto a mis ganas de saber más.

—Ven, acércate.—escuché nuevamente. La AE. Mis nuevas siglas para Alcohólica Estirada. Ahora me invitaba a sentarme en la silla frente a ella.

No tuve otra opción más que ir.

Al sentarme, esta sacó una carpeta, casi vacía. La cual tenía el nombre de "Alaska Wells" en letras enormes, junto a una foto que no recordaba haberme tomado alguna vez.

Seguidamente, comenzó a leerla. Y en poco tiempo la puso nuevamente sobre el escritorio.

—Bien. El protocolo me pide que te explique lo básico, que te de apoyo emocional y que te de un pañuelo si quieres llorar.—dijo, y dio un suspiro. Instantáneamente su tono de voz cambio por uno dulce y tierno. Igualmente ella cambio de forma. Tornándose la anciana de la caja registradora en la tienda del té.

No Practical Hunter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora