Capítulo 48: Vestidos de tul y armaduras de acero

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                                                   ANTES DE EMPEZAR A LEER, UN PEQUEÑO MENSAJE:

Bueno, dos meses sin actualizar, lo sé, no tengo perdón de Dios XD pero tengo excusa, he estado con los finales y la verdad es que no he tenido nada de tiempo para escribir, pero oye: ¡He vuelto! A partir de ahora intentare no dejar tan desatendida la novela, sobre todo teniendo en cuenta que nos acercamos...Al final....TAN TAN TAAAAAN. Bueno, resumiendo, espero que os guste mucho el capítulo, si es así no os olvidéis de dejar un comentario que siempre me saca una sonrisa :) . Y de nuevo lo siento mucho. XOXO!!! <3

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Los tacones de Emma repiqueteaban por los escalones de piedra mientras madre e hija ascendían a toda prisa, dejando tras ellas a un variopinto grupo de asesinos a sueldo, ladrones y obviamente... Piratas. Ya iban por el tercer tramo de escaleras cuando Emma escuchó un silbido inconfundible, ya había oído esa melodía entonada por el hombrecillo cuando visitó el barco de Garfio por primera vez, era el señor Smee. Echó a correr hacia la celda y el marinero pareció verdaderamente sorprendido de verla

-Su majestad...- Se arrodilló el contramaestre, este tenía un aspecto todavía peor que de costumbre, saltaba a la vista que le habían sometido a alguna clase de tortura, y Emma no pudo evitar sentirse culpable, al fin y al cabo, aquellas eran sus mazmorras -Creía que la habían capturado-

-Así es, pero he escapado- Le indicó con la mano que se pusiese en pie -¿Dónde está tu capitán?- Smee lanzó una carcajada

-¿Por qué tantas confianzas? Todos sabemos de que conoce a "Mi capitán", al fin y al cabo por eso hemos acabado así- Señaló los barrotes que le rodeaban -¿No es cierto?- Emma bajó la mirada para ocultar la culpa que habitaba en su interior

-¿Dónde esta tu capitán?- Intervino por primera vez Blanca -Te lo ordena la Reina- Smee frunció el entrecejo y finalmente respondió

-No lo sé, hace horas que no le veo, tal vez le hallan mandado a la guillotina- Emma se llevó la mano a la boca ahogando un grito

-Me niego a creer eso- Entonces su madre abrió los ojos de par en par como si acabase de ver una luz divina

-Emma, las ejecuciones no tienen lugar hasta la mañana siguiente de la infracción, si es verdad que Hans planea asesinarle seguramente le habrá enviado a la zona más alta del Castillo, donde se encuentran los criminales que necesitan especial vigilancia- Por un momento un atisbo de esperanza se abrió paso entre los pensamientos de la chica, creyó escuchar algo más pero no le dio tiempo a comprenderlo antes de echar a correr por las escaleras como una exhalación, su madre pisandole los talones. En un momento dado, tuvo que parar para deshacerse de los tacones que le dificultaban la carrera, una vez liberada de aquella carga, volvió a saltar los escalones de dos en dos sin detenerse ni un segundo, hasta que llegó al último tramo de escaleras, Blanca la agarró de la muñeca -Aguarda- Señaló el arco y las flechas y a continuación a los cinco guardas que custodiaban el lugar -Yo me encargo de esto- Emma vaciló por un momento pero finalmente asintió, le parecía realmente triste tener que ver a la Reina luchando con armas para acceder a un lugar que le correspondía por derecho, todo porque había permitido que el canalla de Hans se hiciese con el Palacio. Pero por otra parte, se sentía orgullosa de su madre de una manera desconocida para ella hasta el momento, no solo era una líder comprensiva y bondadosa, además era una heroína. En menos de un minuto los cuerpos inánimes de los guardias yacían en el suelo tiñendo las baldosas de rojo. Emma salió de su escondrijo, tomó las llaves de uno de los cadáveres y las introdujo en la cerradura de la puerta, que se abrió emitiendo un escalofriante chirrido. Dentro de la estancia reinaba un frío arrollador y un silencio sepulcral, y en medio de la mazmorra, atado de pies y manos, estaba Killian. Las lágrimas inundaron los ojos de la princesa, que salió corriendo a abrazar a su pirata, este tenía magulladuras y moretones pero intentó abrir los ojos cuando oyó la voz de su chica cisne

-Swan...-Dijo mientras tosía motas de sangre

-Estoy aquí Killian- Le agarró el rostro con ambas manos -Estoy contigo- Y le besó, Garfio estaba demasiado demacrado como para corresponderla pero le era indiferente, lo importante es que estaba vivo, Emma tomó las llaves y le liberó de las cadenas, el pirata tuvo que sujetarse a su hombro para no caer, solo entonces se dio cuenta de que ya no tenía el garfio, en su lugar había un muñón, además lucía numerosos cortes en el rostro y en el abdomen -¿Que te han hecho?- Este intentó sonreír

-Nada que no pueda solucionarse con un par de tragos de ron y la compañía adecuada- Emma rió, echaba de menos sus ocurrencias

-Siempre bromeando en el momento menos oportuno-

-¿Te ves capaz de caminar?- Les interrumpió Blanca, Killian asintió, hasta ese momento no se había percatado de su presencia -Pues en marcha- Les dedicó una sonrisa de aprobación y los tres regresaron por donde habían venido, Garfio cojeando un poco y Emma preguntándose que iba a ocurrir a continuación, sin embargo, su madre pareció haberle leído el pensamiento -Tenemos que encontrar a tu padre, el antídoto, y la manera de recuperar nuestro Reino, y así...- Señaló su vestido de novia embarrado y lleno de rasguños -Así no vas a luchar, podemos avanzar por las alcantarillas hasta la sala de armas- Señaló una ancha verja situada en el suelo de piedra, Emma la miró algo sorprendida -¿Que ocurre?- Respondió Blanca -Tu no eres la única que se escapaba de los bailes- Le guiñó un ojo y a continuación se agachó y casi sin esfuerzo levantó la parte superior de la cloaca, dejando a la vista un hueco oscuro del que manaba un terrible hedor a podredumbre

-Las damas primero- Dijo Garfio mientras se tapaba la naríz con su única mano para evitar aquella peste. Blanca fue la primera en bajar, seguida por Killian, Emma fue la última, esta tuvo que sujetar los bajos de su vestido para que el tul no se enganchase, además iba descalza y las piedras del suelo se le clavaban como agujas en las plantas de los pies, pero sin lugar a dudas lo peor era aquel hedor, olía a cadaver en descomposición, por un momento Emma se preguntó si tal vez habría algún muerto pudriendose allí abajo, pero en seguida eliminó ese pensamiento. El túnel parecía bastante ancho al principio, pero poco a poco y sin darse cuenta, el espacio se fue reduciendo, y al final se vieron obligados a gatear como animales por el mojado y pegajoso suelo. Entonces, de repente, la Reina se detuvo y dio un par de golpecitos a la pared, como si buscase algo, hasta que, finalmente, una baldosa empezó a temblar y Blanca tiró de ella cómo si de un armario se tratase

-Pasadizos- Aclaró la mujer, el hueco era bastante grande y no había nadie en la sala de armas así que no tuvieron problema en descender. A Emma aquella estancia le resultaba completamente desconocida, aún despues de tantos años era tarea difícil haber visitado todos los aposentos de un Castillo tan grande. Se trataba de una sala enorme, llena de armaduras y escudos colgados por las paredes y mesas con relucientes espadas todavía sin desenfundar. Blanca le tendió una de las armaduras a su hija, esta resultaba más pesada de lo que esperaba -Ponte esto- Le ordeno, Emma se retiró a un rincón y obedeció rapidamente. Garfio ahogó una carcajada cuando la vio con aquellas guisas pero esta hizo caso omiso. Estaba centrada en Blanca, que portaba una espada de empuñadura dorada -Era...es- Se corrigió -La espada de tu padre, aunque tal vez no sea buena idea...-

-¡Claro que lo es! He practicado, estoy lista- Su madre parecía sorprendida y orgullosa a la vez, abrazó a Emma tan fuerte que podrían haberse fundido en un solo ser, y entonces, le otorgó la espada. Emma la sintió pesada y fría en sus manos, pero también sintió el poder, y le encantaba -De acuerdo, en marcha- Dijo sin apartar la mirada de la tizona -Tenemos un Reino que recuperar-

Dos barcos en la noche {CaptainSwanAU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora