Capítulo 1. 004E.

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-¡Venga Sofía, que hoy tienes terapia!

¿Otra vez terapia? ¿ya es domingo otra vez?

-¡Mamá que no estoy loca, no quiero ir!- le grito a mi madre desde mi habitación. Los vecinos deben estar hartos de nosotros

-Venga cariño, baja de tu habitación ya, que nos tenemos que ir y no vamos a discutir otra vez sobre la diferencia de ir a terapia y estar loca.- suspiro muy sonoramente

Que asco.
Cojo los primeros pantalones que veo en el armario y una sudadera cualquiera, voy al baño y me miro al espejo mientras me peino, menudas ojeras tengo... cuando acabo de intentar manejar mi pelo y decido hacerme una trenza salgo del baño y ya esta mi madre con las llaves del coche en la mano. En cuanto me ve bajar las escaleras se dirige hacia la puerta. Aunque esté un poco estropeada no aparenta la edad que tiene, y menos ahora con sus gafas de sol y su pelo moreno recogido en una coleta de caballo.

La verdad es que me parezco mas a ella de lo que pensaba, las dos tenemos el mismo color de pelo aunque yo lo tengo rizado, tenemos los mismos ojos grandes y oscuros y el mismo color clarito de piel.

Nos subimos en el coche, me pongo los cascos y pongo el modo aleatorio, pero voy pasando las canciones hasta que suena la que a mi me gusta, que hábito más estúpido.

Empiezo a tararear "ex's and oh's" mirando la ventana intentando buscar algo que nunca haya visto antes

-¡Sofia! ¿Es que no me estas escuchando?

-¿No ves que llevo los cascos mamá?- Si siempre nos pasa lo mismo ¿por qué lo sigue haciendo?

-¡No puedes ir todo el día con esos chismes puestos!- dice un poco irritada

-Vale mamá, relájate- no me apetece discutir, otra vez, lo mismo.

-Decía que esa trenza que llevas enseñe yo a hacértelas cuando eras una pequeñaja - dice mientras sonríe

Si... me acuerdo de ese día

-Acabe haciéndome unos nudos...

-¿me lo dices o me lo cuentas? fui yo la que te desenrede el pelo aunque no parases de moverte como un gusanito

-Aun me duele la cabeza de aquello...

nos reímos las dos y cuando miro al frente veo un  edificio familiar con unas letras enormes en las que pone "HOSPITAL SANTA MARÍA", ya hemos llegado, me bajo del coche y las dos pasamos dentro del hospital hasta la zona de salud mental.

Cuando llegamos, entramos a una sala, la misma de siempre, la numero 004E, al entrar un señor conocido nos saluda, es alto y robusto, tiene el pelo con pequeñas ondulaciones negro y las patillas se le juntan con una frondosa barba. Tiene una cara muy amigable y amistosa, es como el oso de peluche achuchable gigante que tienes encima de tu cama. Tiene un sentido del humor amplio y peculiar, pero nos llevamos bastante bien a pesar de venir aquí prácticamente a la fuerza.

Entramos a la sala, no es muy grande pero tampoco es pequeña, tiene las paredes pintadas de un azul cielo muy bonito. La habitación tiene un escritorio de madera oscura con dos sillas, una delante y otra detrás de él y al fondo tiene una silla con una mesilla al lado y en frente un sillón bastante amplio y muy muy cómodo, así que voy hacia él, como todos los domingos desde que vengo aquí y me recuesto. La consulta en si no me desagrada, son los recuerdos que tengo aquí desde que vengo, ahora con Juan no es malo del todo pero cuando estaba la señora Ruiz... No quiero ni recordarlo

-Hola Sofía, ¿Qué tal estas?- dice sonriéndome, su mirada se dirige hacia mi madre. - Clara, ¿podría esperarnos fuera por favor?

Todos los días que venimos tiene que decirla que se salga.

-Oh, si si, perdonadme, hasta luego chicos.- dice ella haciéndose la sorprendida y se marcha de la sala

me relajo un poco cuando se va, me siento cómoda hablando con Juan, inspira mucha confianza 

-Hola Juan, pues igual que todos los días, un poco cansada de venir aquí.

-Cuéntame que tal esta noche, ¿has vuelto a verlas?

-Sí, las veo antes de dormir, en sueños, y me hablan, sé que puede sonar a que estoy loca pero me hablan, son siempre tres, una verde, una azul y otra roja, a veces vienen solas o dos de ellas, pero siempre la roja, es raro pero las siento como familiares ya. No sé lo que son pero cada día las siento mas, en todo lo que hago, y cuanto mas hablo de ello, más loco y absurdo me parece.

-¿Has intentado... hablar con ellas?

¿Este hombre está loco? ¿Como se habla con algo que no sabes lo que es? ¿Quien le ha dado el permiso de ejercer como psicólogo?

-A ver Sofía - parece que se ha dado cuenta de lo que estaba pensando -no sabemos que son esas luces pero intentan comunicarse contigo, si fuese algo maligno... ¿no te habría intentado hacer algo malo ya? Dices que las ves desde que eres pequeña pero que no lo tomabas en cuenta, has crecido con algo que no sabes lo que es ¿y no se te ha ocurrido preguntarle tú que son o que quieren? A lo mejor es tu subconsciente que quiere hablarte de tus miedos o tus inquietudes, no sé que puede ser pero eso solo puedes descubrirlo tú Sofía, ¿qué es lo peor que puede ocurrir?

Mierda, este hombre siempre me convence de lo que quiere, maldito sea, no tengo nada que contradecirle.

-Como veo que no tienes nada en lo que llevarme la contraria,- otra vez me ha leido la mente - cuando estes preparada para hablar con ellas házlo, y escribelo todo para que no se te olvide nada, por hoy creo que hemos terminado, mucha suerte con eso.

-Juan... ¿Tienes algo nuevo?

Suelta una carcajada y asiente con la cabeza. Estudió psicología y una carrera en artes, es muy aficionado a los cómics, en especial lo relacionado con Marvel, y da clases de dibujo en su tiempo libre. Es una de esas personas que ve todo bonito y sabe plasmar exactamente lo que ven sus ojos de una forma en la que entiendas con el sentimiento que ha querido hacerlo y llevarte a su mundo. Aparte tiene una capacidad de descomponer los colores de una forma que no he visto nunca, supongo que será la práctica y los años.
Abre un cajón y saca unas hojas, una de ellas es un dibujo de su mujer con su hijo en brazos, su hijo es una ricura, no lo he visto nunca en persona pero debe ser encantador y parece que de su padre ha sacado el caracter tranquilo y pacifico, aparte de las mejillas.
Sonrío y paso la hoja, es un parque con acuarelas, guau. Los colores son geniales... otro punto más Juan.
Le doy las hojas y me doy la vuelta, abro mi mochila y saco una carpeta fina con hojas en el interior, sonrio con autosuficiencia y los suelto en la mesa.
Él levanta una ceja y abre la carpeta, por sus caras parece que le gusta ¡Bien! ¡He sorprendido a un profe de dibujo! Punto para mi. Mi yo interior le saca la lengua con descaro.

-Muy buenos Sofía, sigue practicando y serás muy buena, estaré encantado de resolver cualquier duda que tengas sobre esto.

Recojo mis cosas después de decirle gracias, salgo de la sala y esta mi madre esperándome con la mirada perdida en algún punto de un cuadro que esta colgado en la pared, cuando me ve se levanta y sonrie nostálgicamente.
Sé que a ella no le gusta venir aquí ni tener una hija que esté loca, aunque no me lo diga lo sé, y eso que Juan no le cuenta ni la mitad de las cosas que hablamos.
Habría sido mejor si nunca la hubiese contado nada pero no podia seguir con eso dentro y ella era la persona en la que mas confiaba... Además no se puede cambiar el pasado.
Cuando llegamos a casa saludo a papá y a Jorge, mi hermano pequeño, le doy un beso ruidoso en el moflete y él me devuelve una sonrisa de oreja a oreja. Me voy a mi habitacion, saco un lienzo y mis pinceles y me pongo a dibujar luces azules, rojas, intentando comprender que son y plasmarlas tal y como las veo hasta que caigo rendida en un profundo sueño.

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