Dejadme en paz

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Pasaron menos de cuatro años. Yo estaba en mi habitación, sentado en mi cama en dirección a la ventana. Estaba medio abierta, y se podía oler el aire de verano de fuera. En mi mano derecha un cuchillo, y en mi mano izquierda un papel en blanco. No sabía si ese iba a ser el día, en el que por fin acabara con mi sufrimiento.
No pude. No pude acabar con eso en ese momento, mi hermanastro llamó a la puerta. No pensé, y aguanté el cuchillo en mi mano, pero la nota la dejé caer.
—Peter, hoy tocan macarrones, cuando quieras bajas a comer—dijo pasivo Jake.
Con ojos llenos de lágrimas me levanté lleno de rabia y apunté mi cuchillo contra él —¡No vuelvas a entrar si no es para decirme que papá ha muerto!—
Se quedó parado unos segundos, pero cerró la puerta y oí como bajaba los escalones. Clavé el cuchillo en la pared y pegué un puñetazo al cristal, no se rompió en pedazos, solo se hicieron muchos cortes. Así no podría volver a verme la cara...y culparme de aquello.
Salí de la habitación y fui a la de mi padre, el que me cogió tan fuerte que me rompió dos costillas, al que le quedaban menos de dos semanas de vida, la única persona de confianza que me quedaba...
Entré en la habitación, le di un beso, y volví a salir, dejando la puerta cerrada tras de mi.
Desde hacía un tiempo no podía estar mucho rato con él, simplemente mi mente no podía soportar el hecho de que se moría, y lo evitaba.
Bajé las escaleras muy, muy lentamente. Como dejándome caer. Mi hermanastro, no era nada rencoroso en cuanto a como me comportaba con él. Entendía mi pasado y se lo agradecía cada día sin palabras.
Comimos callados, con la tele vieja encendida, escuchando como cada vez más personas se morían en el mundo. La muerte llenaba cada espacio de la vida, o al menos eso pensaba.
Llamaron a la puerta. Los dos golpes hicieron que aquella casa retumbara.
Jake abrió, y pudimos ver como Clara entraba dando saltos de alegría.
—¡Chicos, el fin de semana que viene, viene la feria a la ciudad!— dijo emocionada
—¡Mi hermanita pequeña que alegre está hoy!—de esa forma la saludó Jake—pero te voy a tener que dar una mala noticia, ya sabes el estado de papá, y necesitamos estar con él así que no podremos ir, ¿de acuerdo?
—Papá no tiene porque quedarse aquí...Ni tu tampoco Peter—se dirigió a mi.
La miré, pensando en como me vería ella desde fuera. Pensaría que soy un asesino. Un loco. Cogí mi móvil y salí por la puerta.

¿Soñando o deseando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora