Y ahora que...

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Me levanté por la mañana, me lavé la cara y fui a desayunar.
Al terminar, le di un beso a Clara y vi como Jake se la llevaba al coche para que fuera a casa de una amiga.
Me tocó fregar los platos y el agua congelada hizo que se me quedaran las manos moradas.
No se cómo, conseguí apretar el botón de power del mando de la televisión. Me tumbé en el sofá y puse las noticias, pero no tardé en cambiar de canal.
Media hora más tarde, llegó Jake. Se sentó a mi lado, me sentí incómodo y me levanté para ir a mi habitación a por una linterna para llevarla a mi fuerte.
Jake me paró diciendo—Si vas a intentar cortarte deberías dejar a un lado esa idea.
—No tienes ni idea...—le dije firme.
Se levantó y se puso delante de las escaleras antes de que yo subiera.
—¡Apártate!, voy a por una linterna.
—No quiero que te vuelvas a escapar, como anoche.
Entonces me di la vuelta y me acerqué a la puerta. Estaba cerrada.
—Lo hago por tu bien...—
—¿Qué?...¡¿Por qué me haces esto?!—le grité con lágrimas que me caían de los ojos mientras forcegeaba la puerta.
Pegué un grito. Me acerqué a él y le pegué un puñetazo. Él me paró antes de que le diera el siguiente. Subí las escaleras antes de que me volviera a impedir el paso y fui a la habitación de mi padre.
Abrí fuertemente la puerta y corrí a su cama a llorar.
—Papá...ya no puedo más. No se que hacer...—Lágrimas y silencio—¿Papá...?
No escuchaba nada, parecía que no hubiera nadie, pero se podía vislumbrar la silueta de alguien en las sábanas.
—¡¡Jake!!—
Vino lentamente, o a mi se me hizo eterno.
No hizo falta hablarle, entendió mi mirada. Le tomó el pulso y se quedó muy callado. Yo ya supe que quiso decir. Me puse las manos a la cabeza y me apoyé en el suelo, me quería morir.
Jake fue a por el teléfono para llamar a una ambulancia, y yo, me levanté y me fui a mi habitación. Salté por la ventana y me agarré al arbol de enfrente, luego llegué al suelo.
Caminé rapidamente para que Jake no se enterara y me hiciera volver, pero lo escuché gritarme desde la ventana con el teléfono en la mano. Yo no le miré, y seguí adelante con las manos en los bolsillos, mi linterna, y mi cuchillo.
***
Llegué a mi fuerte, me tumbé, y empecé a gritar muy, muy fuerte, hasta que mi mente se tranquilizó y simplemente lloré y lloré. Eran las 9:48 a.m en mi reloj. Me dormí, y me desperté 3 horas después.

¿Soñando o deseando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora