Capítulo II: Sexy Mamacita

2K 127 51
                                    

Era un hermoso y tranquilo día de primavera para los habitantes de Ciudad Aron. La brisa del viento soplaba de manera grata refrescando a todos en aquel ardiente día; el cielo se encontraba despejado en su totalidad dejando ver un hermoso color celeste, y el sol brillaba intensamente en lo alto del cielo, alzándose majestuoso y haciendo relucir la particular cabellera rubia de un musculoso chico de gafas oscuras, que aquel día, había decidido dar un paseo presumiendo como siempre con rápidos movimientos de artes marciales, sus bien trabajados músculos.

- Es un bello día, pero no tan bonito como yo. – Expresó Johnny, con su típica voz masculina mientras se disponía a sacar un espejo de su bolsillo para contemplarse, y luego de observarse fijamente por unos cuantos minutos no pudo más que exhibir sus músculos y alabarse.

- ¡UH! ¡HA! ¡JUM! ¡Qué bonito soy! Me veo tan guapo como la estatua de David. – Comentó Johnny, sintiendo que hoy lucía mucho más guapo que de costumbre y con la certeza de que hoy seguramente conquistaría a una sexy mamacita. – Pensaba Johnny mientras continuaba con su camino haciendo alarde de sus músculos ante la mirada de algunas personas que al verle pasar simplemente le ignoraban, y fue en ese momento cuando súbitamente escuchó un agudo grito que a su parecer era femenino.

- ¡Oh cielos! Cuando una mujer grita, siento el gran deber estar ahí. – Exclamó Johnny mirando hacia todos lados, intentando identificar de dónde provenía aquel grito para encontrar a la hermosa pollita que había gritado quizás en búsqueda de un superhéroe como él.

- Ahhhhhhhhhhhhh. – Escuchó nuevamente Johnny la voz de una nena gritando, pero esta vez mucho más cerca de dónde se encontraba mientras continuaba vigilando lado a lado buscando a esa pollita como el gran cazador rubio que era, y fue en ese momento cuando ajustando sus negras gafas, se percató de que había llegado al famoso pozo de agua de Ciudad Aron y de espaldas a él, vio como una linda mamacita se inclinaba para extraer y beber agua.

- ¡Oh sí! – Expresó entusiasmado Johnny mientras sacaba su peine y lo deslizaba por las hebras rubias de su cabello para asegurarse de que todo estaba en orden, antes de aproximarse a aquella hermosa señorita mientras seguía recorriendo con su vista el cuerpo de aquella mamacita.

Johnny podía apreciar la figura de una belleza de perfectas curvas y tonificado trasero, y a pesar de contemplar su espalda, el rubio podía notar que el pimpollo frente a sus ojos tenía un sedoso y brillante cabello negro que caía libre y desparramado sobre sus hombros, vestía un largo vestido blanco de seda y unos inusuales y altos tacones de madera. Sintiendo su corazón latir a mil, y utilizando su spray de olor a rosas para el aliento, sin titubear y con una velocidad relámpago, se aproximó a aquella muñeca, la sostuvo con sus brazos por la cintura, se acercó a centímetros de su rostro y mirándola fijamente a los ojos le dijo:

- ¿Qué hay sexy mamacita oriental? ¿Te quieres perder conmigo? – Pronunció de manera sensual y romántica Johnny empleando un tono de voz excesivamente varonil, observó cómo la nena en sus brazos se sonrojaba haciendo que sus mejillas lucieran de un encantador tono carmesí, al mismo tiempo que ponía una expresión de sorpresa, para posteriormente carraspear con un "ejem" para aclarar su voz, alzar una ceja en muestra de incredulidad y adoptar una postura seria para decirle con una voz considerablemente masculina en forma cortes y respetuosa:

- Yo... siento interrumpirle, pero creo que se ha equivocado. – Mencionó suave y respetuosamente Jack, intentando mantener la compostura al sentir cómo las manos grandes y cálidas de aquel atractivo extraño le sostenían fuertemente de la cintura aprisionándole, y éste acortaba más la distancia entre ambos, podía sentir el aliento de aquel rubio sobre su rostro, olía indudablemente a rosas y la calidez del cuerpo del extraño parecía propagarse por su cuerpo de una manera perturbadora, aquel contacto era demasiado íntimo para la serenidad del samurái quien jamás había experimentado semejante contacto ni en todas las batallas que alguna vez había librado.

Destinos EncontradosWhere stories live. Discover now