Capítulo 7

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-Woh, ¿qué es este lugar? ¿Está permitido venir aquí?- pregunté mirando a todas partes y luego a ella.

-Si, hey... Desacelérate, no estamos haciendo nada malo- respondió elevando las cejas- jump, estoy reconsiderando dejar que muerdas mi hamburguesa.

-Pero pero... Solo... Nunca había hecho algo así.

- Jajaja, ¿enserio nunca subiste a una azotea?, porfavor... dile eso a niñas de primaria si?- Extendió su brazo con la mano abierta y la movió un poco hacia arriba y abajo.

-¿A las niñas de primaria?- Solté en un susurro y con el ceño fruncido por mi inquietud.

-Olvídalo ni-ño.

Me causó una pequeña sonrisa por cómo me había denominado.

Teniendo la hamburguesa en sus manos la elevó hasta su mentón y con una mirada en mi, dijo:

- Déjame dar la primera mordida ¿si?, no quiero tus gérmenes de hombre- sonrió y miró como perrito, con la cabeza inclinada.

- Pero hoy me lavé los dientes. Respondí confiado.

- ¡Eso no es suficiente!, ¿no sabías que cada minuto se multiplican las bacterias en tu lengua y hay hasta 100 millones por mililitro de saliva?
Piensas que... ¡Iuu!... ¡no diré nada!

- Haha, ¿Así? Pues las bacterias que vas a producir con los residuos que se quedarán en tus dientes serán el triple, eso... Es a nivel de boca.
Imagínate cuántas más hay en el colon.

- ¡"Aaaay" eres un cochinoo! ¿por qué tenías que decirlo justo ahora?
Dios me lo acabo de imaginar- exclamó empujando la hamburguesa sobre mi pecho.

Con la fuerza que hizo un tomate se resbaló hacia mi camisa.

Mi camisa blanca.

Ella sobresaltó de su sitio dando dos pasos hacia atrás... soltando la hamburguesa y tapando su boca con las manos.

La reacción inmediata fue atrapar la hamburguesa con el brazo izquierdo.
Aunque, aquello fue peor

Mi muñeca chocó explosivamente con el pan y todo salió volando.

La mirada la tenía en el pan y las papas ya en el suelo.

La observé triste. Luego miré a Mary.

Cambió por completo mi expresión... Mis ojos se abrieron a casi salirse.

La carne la tenía en... Su cabello, su rubio y tan bien cuidado cabello.

Su boca la tenía entreabierta, y leía en sus labios que pensaba decir: lo siento.

Pero, aquellas palabras... Tendría que utilizarlas unas 100 veces en ese momento.

- Eh, Mary... Tienes... eh... - señalando con mi dedo hacia su cabello y con mucho miedo a su reacción- una papa ahí.

Desesperadamente volvió la mirada hacia su cabello y lo empezó a revisar

-¿Dónde Drew?- Preguntó.

-Mmm...justo aquí - di unos pasos hacia adelante y le quité muy despacio la carne de encima.

Con mucha fuerza pero sigilosamente la aventé hacia algún lado, para que no sepa que le había caído.

Resulta! que a las chicas no les agrada la idea de tener comida en el cabello, y mucho menos... olor a comida.

Jamás tendría que saberlo.

El espacio entre nosotros era muy corto, quizás 15 centímetros. Y ella solo se quedó ahí, miraba hacia el suelo.

Algo nervioso y aun procesando lo que había pasado saqué un pañuelo de mi bolsillo y limpié los residuos.

Sumisa, me dejó hacerlo todo el tiempo que quisiera, yo... No podía ver su rostro, me llegaba al hombro.
Pero claramente intuí que miraba mi camisa con una mancha de tomate.

Quizás sintiéndose algo culpable.

Ella puso sus manos sobre mi camisa, alrededor de la mancha, logrando tocar mi abdomen superior haciendo pasar por mi cuerpo un escalofrío...

Wao... provocó que se erizen los vellos de los brazos.

-Cre...cre...o que ya está - susurré a medio entender.

-Me toca- levantó la mirada y una mano pidiéndome el pañuelo.

Así que lo tomó de mi agarre y lo pasó suavemente por la mancha tratando de quitarla.

El contacto de su mirada con la mía, fue espeluznante. Sus ojos irradiaban un brillo encantador. Y el color de ellos... Algo hermoso para contemplar.

- Perdón, Drew, yo... Enserio como lo siento, esto no debió pasar, no pensé que terminaría manchandote, ay pobre camisa.

- Am... Fue un accidente, descuida, la mancha se quitará con un poco de detergente... La hecharé a lavar en cuanto llegue a casa.

-Oh... Tu lavas tu ropa? Preguntó curiosa.

-Emm... Sii, de hecho solo lo meto a la lavadora y luego a la secadora.

-Eso está muy bien chiquito. Sabes, pocos son los que lavan su ropa, tengo un hermanito que se cree el rey y prácticamente soy la súbita. Me tiene de aquí para allá.

-Suele pasar con los menores. Son los mimados. El "conchito"... O como diría mi tío "La última chupada del mango"

-jajajajaja, pero que...

-Ya sabes lo que dicen los tios... Tienen sus frases- miré hacia un lado sonriendo.

-¿Y te acuerdas de otra frasecilla? Preguntó sonriendo

-Mmm, hay una que dice: Si la oportunidad no llama, construye una puerta.

-¡Esa esta buena! Me encanta, ¿puedes prestarmela para ponerla en mi estado de whatsapp?

-Claro, a menos que... Mi tío tenga los derechos de autor, copyright.

- jajajaja, chistoso, bueno, la pondré ahora mismo.

Sacó su celular dibujó su patrón, era tan fácil que me lo aprendí, sonreí mientras miraba su pantalla.

-Hey, no miiressss- exclamó interrumpiendo mi atención

-Haha, vale, tranquila.

Ahora terminó de escribir y me mostró su estado actualizado.
Pero un detalle me hizo abrir los ojos como plato.

-¡Mary!... ¡Son las 11:20 am!

-¿Qué?- Preguntó demasiado preocupada, volteando rápidamente el celular hacia ella- ¡¡no puede ser, corre!!

Jaló de mi brazo y juntos corrimos bajando las escaleras.

-¡El profesor de biología ya empezó la práctica!- Dijo asustada- tenemos que inventar algo para entrar, ¡sino perderemos la nota de la práctica!

Mi mente empezó a buscar ideas para elaborar una escusa convincente, ¡debía serlo!

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Estos bandidos están en problemas.

Primer Día De clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora