21. Una semana y contando.

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Me revolví inquieta en la cama. Faltaba una semana para irme a Nueva York. Estaba nerviosa.

*Logan POV

James me había dicho que Aly volvería de Chile en un par de semanas, pero que no volvería a Los Angeles.
Me sentía pésimo. Mamá decía que tenia que superarla, pero yo no quería. Era mi niña, era mía, yo le había dado su primer beso, había sido yo quien la había acompañado en sus mejores y peores momentos.
Cuando ta faltaba una sola semana, James fue a casa.
-Logan... Eres mi mejor amigo, y supongo que entenderás lo que te voy a decir sin que cambie nuestra amistad.- dijo.
Me había llevado un paquete, envuelto en papel ocre con un nudo de pita. No entendía que pasaba.
-James... Entiendo, pero no sé por qué crees que cambiará algo entre nosotros.
-Es sobre Allyson.
Sentí mi garganta apretarse.
-Ya. Suéltalo.
-Hubo un cambio de planes. Papá no puede venir a California por el trabajo.
-Y...
-Aly tampoco vendrá. No va a haber una despedida dramática, ni un abrazo de reconciliación. Comprendes, bro? Aly no volverá.
-Claro.
-Ella... Esta bien. Relájate. Traje muchas cosas que ella me dio. Hay varias fotos. Tiene amigas.- abrió el paquete.
Había un polerón gris, varias fotos, unos dibujos, y una servilleta... Una servilleta con lápiz labial color rosa claro.
-Es... Maquillaje...- dije tomándola.
-Parece otra persona...- dijo con la voz quebrada. James estaba triste, u orgulloso del progreso.
Sonreí al tomarla y la besé. James solo bajó la vista.

*Cathy POV

Cuando me informaron de la desastrosa caída de mi hija no pude evitar sentirme feliz, preocupada, pero feliz. Había olvidado que yo la había dañado. Era un nuevo comienzo para mi también.
Mike estaba molesto de que viera su amnesia de esa forma. A menudo discutíamos por teléfono.
No importaba. Mi Aly me quería otra vez. Dios se había apiadado de mi. Dios estaba dándome una oportunidad, no podía he charla a perder.
El problema iba a ser el traerla a California.
Me las ingeniaría.

*Aly POv

Seis días.
Derek y yo salíamos a cualquier cosa. El Nico y yo estudiábamos a menudo.
La Cami y la Javi me miraban y les daba pena. A mi igual me daba pena, no poder llevarlas conmigo y mostrarles mi mundo...
De todas formas, me había creado un facebook y las tenia a ellas. Siempre íbamos a estar en contacto...
Mamá me llamaba seguido y me preguntaba que si que si quería volver con ella. Yo no sabia muy bien qué decirle, así que le decía la verdad: "La verdad, no lo he pensado muy bien..."
Papá me decía que me relajara... Yo le hacía caso
Don y Nai me daban buenas lecciones.
La Cata me decía que le escribiera.
Ahora haré una confesión: En todos estos escritos, intenté reflejar lo hermoso que es Chile, lo ricas que son sus comidas, lo diferentes que son las costumbres... Etc. Pero también tiene un lado feo. Lo mejor es quedarse con lo lindo.
Un día me senté en la plaza de armas de Concepción, y al lado mío se sentó un hombre. Debía tener uno 37 años.
-Hola.- saludé.
Me miró extrañado.
-Hola.
-Que tal su día?
-No muy bueno.
-Tiene cara de estar en problemas.
-Yo soy lanza, niña. Los lanzas siempre andamos en problemas.
-Que es un lanza?
-Eres tonta?
-No, soy gringa.(extranjera)
-Ah... Buta... Un lanza es un ladrón, los pacos casi me agarran a palos hoy día.
-Y por qué roba?
-Porque quedé sin pega, se hizo reducción de personal y me echaron. Ahora no tengo ni pa comer.
-Entiendo...
Saqué mi billetera y sin sacarle nada se la pasé.
-Que estai haciendo.
-Usted lo necesita mas que yo... No hay mucho, pero tal vez ayude un poco...
El hombre se abalanzó hacia mi y me abrazó, y se puso a llorar.
-Dios te bendiga, mocosa. Que lindo ver que todavía queda gente buena en el mundo. Estas dándole un almuerzo a mi hijo chico ahora. Dios te bendiga.
-No se preocupe. Vaya con su hijo ahora, y almuerce con él.

A la media hora, el hombre volvió con un niño pequeño de la mano. Debía tener unos 7 años. Le faltaba una manito.
-Dale las gracias a la niña.- dijo el hombre con una sonrisa.
-Gracias amiga!- dijo y me abrazó. Yo no pude con eso. El niño se llamaba Karihim, el hombre Salham, eran árabes. Habían escapado de la guerra. Su mujer había muerto cuando la amarraron a una bomba y la hicieron explotar.
Volví a casa. Triste, o tal vez... No triste... Afligida. Karihim había perdido su mano en la guerra también.

Eso fue mi ultimo día en Chile.
Al día siguiente me estaba subiendo al avión. Chile iba a ser inolvidable para mi.
Gracias a todos los que me acompañaron en este viaje... Si alguien quiere viajar... Vayan a Chile, allí los van a recibir con una sonrisa y una cazuela calentita...
Pero las cosas no terminan aquí, me falta contar las cosas que pasaron en Nueva York. Pero será en otra ocasión.
Gracias.

Nuevo Comienzo. T.A.E.O#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora