1

10.4K 313 160
                                    


¡Hola! Si estás leyendo esto por primera vez, bienvenida/o a mi querida historia. Se encuentra en edición -desde hace ya más de dos años o tres...- así que hay errores ortográficos y lingüísticos de aquí a Taiwán. Disculpa las molestias, estoy intentando reescribirlo cuando me apetece y me entra la inspiración. ¡En mi defensa diré que tenía 13 años cuando la escribí y ahora 18!

¡Que disfrutes! ❣️

-------------------------------

Sólo quedan diez minutos para que el avión despegue, estoy nerviosa, nunca me han gustado los aviones.

 Para rematar, mi amiga Debby se ha quedado dormida.

— Debby, despierta —Le muevo un poco el brazo—. ¿Debby?

— ¿Ya hemos llegado a Inglaterra?—Se despereza.

— ¡Pero si ni si quiera hemos despegado!—Bufo.

— ¿Entonces qué quieres? Son las cinco de la mañana..—Suspira resignada.

— Necesito música para relajarme—Le pido algo nerviosa—. Préstame tu IPod, por favor.

— Mira, si el avión se estrella, del suelo no pasamos —Contesta sarcástica.

Le pego un pequeño puñetazo en el brazo derecho.

— ¡Animal! —Dice frotándose el brazo dolorida.

— ¿Estás nerviosa?—Miro por la ventanilla como poco a poco nos vamos alejando de tierra firme.

— Sinceramente, no, ahora estoy cansada y dolorida.- Remarca tocándose el brazo.

— ¿No estás nerviosa? ¿De verdad?—Me recuesto en mi asiento—.  Vamos a convivir tres meses en una familia ajena, en otro país.

— Es lo que tiene ir de intercambio—Se acomoda de nuevo dispuesta a dormir.

—No soy tonta, pero dicen que las rubias sí.—Comienzo a reír.

— Eh, no te metas con mi pelo —Ríe conmigo—. Y fue a hablar la premio Nobel.

—Lo que tu digas—Le saco la lengua.

— ¿Crees qué tendrán un hijo?—Cambia de tema.

—No me importa—Enciendo el Ipod.

—Ojalá fuera rubio, ojos verdes, metro ochenta, fuerte, buenorro...—Suspira emocionada.

— Nos vamos de intercambio—Alzo una ceja aguantando la risa—. No estamos escribiendo la carta a Papá Noel.

—Me encanta tu sentido de humor—Rueda los ojos.

— Ahora cállate,quiero dormir—Me pongo los auriculares

— Justo lo que yo hacía hace media hora—Me mira mal.

— Sh, calla pequeño pitufo parlante.—Le contesto de broma mientras elijo una canción aleatoria.

Después de dos horas llegamos al aeropuerto del sur. Bajamos del avión y subimos a un especie de autobús que nos lleva hacia la aduana para que enseñemos el pasaporte y podamos recoger nuestras pertenencias.

— Esto está a reventar—Se sienta en el suelo.

— Buf, esto va para largo...—La imito.

Tras un largo tiempo esperando, podemos recoger nuestras maletas. Cuando por fin las tenemos, recorremos un largo pasillo y salimos al aeropuerto.

— La familia nos recogía ¿no?.—Le pregunto a Debby.

—Sí, creo que sí—Se encoge de hombros— No estoy segura.

— Nos tenemos que poner la tarjeta que nos dio el profesor, la que trae toda la información de la familia—Rebusco en la mochila.

— Familia Butterfield—Lee Debby en alto.

—¿De qué me suena?—Frunzo el ceño.

—¡Hey! Mira, ese hombre—Señala a un hombre castaño—. Sostiene un papel con nuestros nombres.

— Alejandra Postigo y Débora Muñoz—Consigo leer .

— Vamos  —Me agarra del brazo.

Caminamos hacia aquel hombre vestido con un traje negro.

—¿Son ustedes las señoritas Alejandra Postigo y Débora Muñoz? —Pregunta con un ligero acento americano.

—Sí, somos nosotras—Respondo educadamente.

— Mi nombre es George y seré vuestro chófer hasta la casa de los Butterfield—Sonríe amablemente

—¿Chófer? Es broma ¿no?—Se sorprende Debby.

— No, no lo es señorita Débora.

— Prefiero Debby —Hace una mueca— Gracias

—Como deseé. Acompañadme hacia el coche por favor.

George sale por la puerta giratoria, nosotras le seguimos algo curiosas.

— ¿Esto es un Lamborghini aunténtico?—Ambas abrimos los ojos como platos.

— Así es—Nos abre la puerta—. Subid señoritas.

El chófer mete nuestras maletas en el maletero y pone rumbo a Islington.

—¿Hacia dónde vamos señor?

—Vamos dirección a Islington señorita. Es un municipio de Londres.

--------------------------

Después de una media hora llegamos a una casa no tan grande como una mansión pero si más grande que las típicas.

George cogió las maletas y las llevo hacia la puerta.

Llamó a la puerta y nos abrió una mujer de apenas cuarenta años, rubia, alta con ojos azules.

— Bienvenidas, mi nombre Jacqueline Butterfield, pasad, no os cortéis—Nos invita a pasar.

Pasamos y en el salón hay un chico de nuestra edad más o menos leyendo un libro.

— Este es nuestro hijo Asa—Dice deslizándose a su lado.

— Encantado. ¿Cómo os llamáis?—Pregunta dejando el libro a un lado.

— Alejandra—No despego la mirada de él— Encantada.

— Yo soy Debby, mucho gusto—Contesta Debby.

— Asa, cariño, acompáñalas a la que será su habitación durante estos meses.

Asa sube por una escaleras de madera hacia el piso superior, nosotras curiosas le seguimos y por fin llegamos a la habitación. 

Al entrar, consigo apreciar su dimensión, es bastante grande. Las paredes son de color café decoradas con algunos cuadros de ciudades. Al fondo, hay una litera blanca y a su lado una estantería gris llena de libros.

— Es preciosa—Miro a mi alrededor.

— Lo sé—Repone soberbio—.  ¿Qué edad tenéis?

— Dieciséis en mi caso, quince en el suyo—Responde Debby—. ¿y tú?

— Sois unas mocosas—Ríe este—. Tengo diecisiete.

— ¿Por llevarnos uno o dos años ya somos mocosas para ti?—Me cruzo de brazos.

— Adiós—Se despide Debby con una gran sonrisa y cierra la puerta en su cara.

— ¡Debby!—Comienzo a ponerme nerviosa—. ¡Acabamos de llegar!¡Contrólate!

— Se lo ha buscado él—Replica corriendo hacia la litera—. ¡Me pido arriba!

—Su cara me suena de algo —Me echo en la cama de abajo.

—Es Asa Butterfield, uno de tus actores favoritos, ¿you remember?

Actualización: 29/06/16

Por Un Beso Robado #1 |Asa Butterfield| *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora