Poco a poco, la moto toma la curva. Es hora de regresar a casa. Es hora de volver a empezar, lentamente, sin forzar el motor, pero sin pensarlo demasiado. Con una única pregunta: «¿Volveré a estar alguna vez allí arriba, en ese lugar tan difícil de alcanzar? ¿Allí, donde todo parece más hermoso?» Y en ese mismo instante, desgraciadamente, ya conoce la respuesta.