¡Bienvenido a la alocada mente de una adolescente!
Bienvenido,entonces, al desastre.
Anécdotas, retos, historias, tags y consejos de una chica tras la pantalla.
Es increíble que en tan poco tiempo, he conocido gente maravillosa aquí en Wattpad que me apoya en esto. Chicas, las adoro. ❤️
Y, bien, fuera de eso...
Hoy, hablaré un poco sobre el estrés, que, como dice el título, es un monstruo que acaba con nosotros día con día.
Cuando fuimos niños, nuestro mayor miedo era que un monstruo saliera debajo de la cama para comernos. O del ropero, como en Monsters Inc. Inclusive hoy también nos asusta sacar un pie de la sábana o edredón porque sentimos que alguien nos jalará a las profundidades el inframundo y que al despertar todo lo que conocíamos hubiera desaparecido.
Bueno, pues cuando crecemos esos miedos se transforman. Una de sus muchas metamorfosis, es el dichoso estrés.
Es algo que he tenido que sentir con más intensidad que nunca en estos últimos meses, ¿por qué? Porque cuando uno está estresado, te das cuenta que los demás también lo están. En especial, cuando tomar buenas decisiones afecta de forma grave en tu futuro. Créanme, puede que yo misma me esté ahogando en un pequeño vaso de agua y que haya gente que tenga que pagar deudas enormes, pero cuando estoy en este maquiavélico estado, me vuelvo egoísta y lo único que me preocupa es salir del pequeño vaso a toda costa. Aunque, viéndolo bien... Jum, no es egoísmo, es un instinto de supervivencia.
¡Sí, es eso!
Deseos de sobrevivir a la montaña de tareas y exámenes que amenazan con superar al Monte Everest día con día. Algo que deben saber de mí, es que soy una exagerada de primera, así que si algo es bonito, me parece lo más hermoso que haya visto en la vida mortal. O al revés: Si algo es feo, es lo más repulsivo que existe. Claro que eso no aplica a todo, eh. Esto se aplica más para la hora de comer, donde mis gustos se vuelven tan demandantes como los cobradores de impuestos.
¿Quién no se ha sentido estresado? Eh, tú, no mientas, que te he visto jalarte de las greñas un par de veces a causa de esto. Esa pequeña calva que ocultas con el flequillo lo demuestra *guiño*
Ya sea por tareas (el némesis de los estudiantes y cualquier ser vivo) o por asuntos personales. Por temor a caerte frente a todos en la gran presentación que llevas planeando por meses; porque la chica o chico que te gusta te rechazó o porque tienes miedo de dar ese discurso frente a tantas personas. El estrés, viene ligado con el miedo. A ser rechazado, a encajar o sobresalir en algo.
No sé ustedes, pero, sinceramente, prefiero el monstruo que vive debajo de la cama.
Porque también el estrés es la presión pública. La presión por ganar, por quedar en la escuela que quieres, por ser el mejor, etc.
Es por eso que valoro esos momentos de ocio de diciembre y enero, aquella temporada donde el ambiente adormilado y navideño acaba con las preocupaciones un par de semanas. Hoy, estoy a veinte días de presentar un examen muy importante para mí. No he dormido mucho, no he tenido mucho tiempo de repasar por culpa de la escuela (ya que al parecer mis profesores creen que somos x-mens o algo así al dejarnos la cantidad de proyectos que tenemos) y siento la presión de mi familia sobre mi.
Cuando iba en quinto año de primaria, mi profesora era una bruja exigente y desconsiderada. Tanta tarea nos dejaba, que nuestras mamás comenzaron a quejarse de que ya no comíamos por falta de tiempo. Y no mentían, de verdad no comíamos con tal de cumplir. O al menos yo, que daba todo para obtener el promedio perfecto. Ahre que responsable era (? Cabe decir, que ese mismo año la tipa esa me metió sin previo aviso a un concurso de oratoria a nivel nacional, ya se imaginarán mi cara de: ¿Está loca? ¡¿Quiere verme morir?!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Por milagro del señor (me sentí tan Rubius ja) logré ganar en segundo lugar preparándome solo un mes antes de la competición. Aunque eso no me satisface en lo más mínimo, fueron días sumamente estresantes donde lo único que quería hacer era jugar y disfrutar de mis días de infancia y no partiéndome la cabeza por la escuela. Oh, pero que ingenua era al creer que nunca más volvería a encontrarme bajo presión.
A pesar de eso, procuro no dejar que el monstruo gane. Prefiero mantenerme cuerda. Escucho música, escribo en tiempos muertos y veo una que otra película antes de ir al curso. Es mejor relajarnos unos minutos que sufrir las consecuencias de una vida estresante. No es como si mágicamente después de que pase mi examen, ya nunca vuelva en la vida a sentirme de ese modo. Es sólo una de las muchas pruebas que tenemos. Y cuando nosotros no nos sintamos de ese modo, basta con salir a la calle y poner atención a lo que rodea.
No siempre es bueno vivir en las grandes ciudades.
Con los grandes rascacielos, lo extravagantes edificios de cristal, los miles de locales de ropa, libros y, mmm, comida.
Pero, también está la parte mala: La gente corriendo, empujándose unos con otros o saltándose los altos para llegar al trabajo o a la escuela; la cara malhumorada de los vendedores que pasan el día bajo los ardientes rayos del sol; la desordenada orquesta de los cláxones y demás sonidos que lastiman los oídos; el aire grisáceo producto de la contaminación y la mala leche que todos se desean entre ellos con el fin de que no puedan superarse entre ellos. Como los cangrejos, que buscan retroceder.
Por desgracia, no han encontrado como destruir en su totalidad a ese monstruo hambriento. Lo único que queda, es disfrutar de las cosas simples y pensar en que, al final del día, el esfuerzo habrá válido de la pena. Desahógate, escribe todo lo que sientes en una hoja, no importa que se rompa, que quede feo. Solo escribe, raya, dibuja o rómpela en cientos de pedacitos. Grita, corre, lo que sea útil, se vale llorar si gustas. ¿Qué más da que te miren raro? Ellos seguirán así, no tu.
Puede que muchas veces no sea justa la situación, pero tarde o temprano se tendrá la recompensa.
No te frustres porque algo no te sale bien, al contrario, debes seguir intentándolo.
Por ejemplo:
¿Qué escribo mal? Bueno, entonces dame consejos para mejorar.
¿Qué no sé cómo bailar? Todos tenemos un estilo diferente.
¿Qué cocino muy feo? Ven, ponle un poco de sal y ayúdame con esto.
Y así con todas esas críticas que solo duelen, frustran y te estresan.
No es bueno guardar las emociones, porque un día explotarás (Boom 🌚) y será peor.
Así que ya saben ;) No dejen que este monstruillo les haga la vida de cuadritos. Lo que tenga que pasara, pasará ¿no? Cuéntenme sus anécdotas bajo presión, anden, quiero conocerlos 7u7 ❤️
En fin, supongo que es todo por ahora.
Un enorme abrazo y gracias por leerme. ¡Hasta la próxima!
