❌7

440 37 1
                                    

Rápidamente Rubén agarra su teléfono y marca el número de Alberto.

Conversación teléfonica

—¿ALBERTO?

—¿Si, señor?

—Tengo un problema

—¿Qué sucede?

—No sé que hacer

—¿Con respecto a que?

—Si hay una persona desconocida, ¿la salvaría o la dejaría morir en paz?

—YO la salvaría

—¿Y yo?

—Es su decición

—Pero Alberto...

—No podré ayudarlo

—Pero lo necesito

—Si quiere, iré hasta haya, pero no voy a dar mi opinión

—Pero es que no sé que hacer

—Es su decisión

Fin de la conversación telefónica

—¡JODER!

—Tranquilo Rubén, tranquilo — se decía así mismo

(***)

Al tomar una dificil y peligrosa decision, Rubén camina hacia la sala de emergencia.

Al estar solo unos metros de allí, ve entrar a unos enfermeros, y pudo escuchar lo que decían.

—Señor

—¿Si?

—Ya no hay más tiempo

—Soló unos minutos más

—Ya no hay más recursos seleccionados para la paciente

—Está bien, la desactivaré

Rubén, al escuchar eso, rápidamente va corriendo hacia la puerta.

—¡No! — grita pero nadie lo escucha

El doctor entro, manteniendo sus fuerzas.

—Lo siento —susurra

Lentamente agarra su respirador.
Rubén a más no poder, entra con gran rápidez a la sala.

—¡Espere!

—¿Qué hace aquí?

—No le saque el respirador

—¿Disculpe?

—Yo me encargaré de ella

—¿Comó? —sacó la mano del aparato

—Le podré dar todo...pero por favor no le saqué el respirador.

—Usted, Rubén Doblas, ¿salva a una vida? Me parece bien pero a la vez muy raro. Buena elección Doblas

—Señor Doblas

Doctor revoleó los ojos y se acercó al oído de Emily

—Te vas a mejorar, Emily

Emily

Lentamente abro sus ojos. Una luz blanca la segaba.

Parpadeaba para poder ver bien, pero una figura humana le tapó esa luz, se le veía borrosa, pero con una gran sonrisa.

—Emily — se le escuchaba susurrar

—Emily...despierta —al abrir los bien ojos, pudo ver con claridad

—¿Que hago aquí?

—Te desmayaste y empeoraste, pero ya iras a estar bien

—¿Y tú que haces aquí? —la cara de Rubén cambio de ser una felíz a una triste

—¿Perdón?

—Pensé que te ibas

—Pero me ha quedado

En el momento que Emily iba a contestar, entra el doctor.

—¡Emily! Que suerte que despertaste

—¿Por qué no me dejaron morir? — pregunta desanimada

—Pues... —al no saber que contestar, Rubén y Hernán, se miran para buscar una respuesta clara

—Pues... porque Rubén, pues...

—¿Rubén?

—Yo, pues, te encontre una casa, trabajo...

—Yo no quiero nada suyo

—Lo tendrás que aceptar

—¿Que parte no has entendido? Yo-no-quiero-nada-suyo ¿Me oyo?

—¿Perdón?... —Rubén se acerco a ella pero el doctor lo detuvo

—Yo hablaré con ella —susurro

—Vale. Tengo que hacer unas llamadas, ya vengo —al decir eso, se retira de allí

Mundos diferentes » rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora