Capítulo 1

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Allie
Cuando el semáforo cambia a rojo, me apresuro a cruzar la calle y me comienza surgir una leve risa cuando recuerdo la estúpida caída de Claire, hasta que término riendo a a carcajadas en plena calle. Es una de las pocas cosas que extrañare de la universidad. O mejor dicho: a las pocas personas que extrañare de la universidad, si. Miro en dirección al semáforo y abro demasiado los ojos al ver que cambia a verde y aun mas cuando veo que un carro viene directo hacia mi.
Mierda.
Y casi muero, pero por algún pacto con satán- eso debe ser, puesto que no hay otra causa razonable- el lujoso auto rojo se detiene. Suspiro aliviada y mustio un «gracias» mientras que el conductor hace sonar el claxon.
—Deberías mirar por donde avanzas— me espeta, asomándose por la ventanilla.
—¡Lo siento! — levanto las manos en señal de disculpa.
—Puta madre, ¿Quieres quitarte?
Lo miro feo y me retiro lo mas deprisa que puedo, casi tropezando con mis propios pies, pero antes de que haya avanzado mucho el vehículo le muestro el dedo del medio al conductor, en respuesta consigo que haga sonar el claxon.
—Cabrón— meneo la cabeza, pero no lo culpo.
No debe de tener mas de veintitrés años, esta guapo y por el carro que trae, debe ser un jodido hijo de mamá que lo tiene todo, y es hombre, así que en conclusión esta en su naturaleza de buen hijo de puta ser así.
—¿Qué? ¿Pensando en lo miserable que es tu vida, cariño? — mi mejor amigo Daniel se ríe de mi y me pasa un brazo por los hombros.
—Oye, mi vida no es miserable — le doy un codazo en las costillas de manera amistosa.
—Por tu cara, diría que vives aun peor que Hazel Grace — comenzamos a andar y me gusta que solo llegue y me siga, sin hacer estúpidas preguntas de que a dónde vamos —. ¿Quieres?— me ofrece chocolate.
—¿Lo haz leído? — pregunto tomando el chocolate y corto un trozo— Oh, Daniel, eso es genial. ¿Qué te ha parecido? — le doy el trozo y me quedo con toda la barra para mi —. Gracias — esbozo una sonrisita.
—Si, lo he leído y realmente no entiendo porque todas se enamoran de Waters— toma el pequeño trozo de chocolate que le deje y se lo come —. Estoy mejor yo, y no me orino en la cama— dice con la boca llena.
—Justo por esto— me río y le limpio los restos de chocolate que tiene en la comisura de los labios —. Además, Daniel, eres real— limpio el chocolate de mis dedos con mi boca —, no te ofendas pero eso te resta puntos.
Se ríe, y es una risa bonita, posiblemente mi risa favorita. No es como que este muy lejos de ser el perfecto chico de un libro, me refiero a que interiormente es muy profundo y físicamente es guapo. Pero no guapo del estereotipo de libros, él no tiene ojos azules, son cafés, una mirada traviesa y largas pestañas. Es más alto que yo, obviamente y es muy delgado, pero no por desnutrido sino porque se mata haciendo ejercicio, sus brazos son los brazos más atractivos que he visto, además de que , bueno en general los morenos son guapisimos, su clavícula es muy visible y es algo que me encanta de los hombres. Tiene un cabello irresistible, y cuando usa su polera que deja al descubierto sus brazos puedo decir que esta buenisimo. Y pues si tenían la duda, si. Es mi mejor amigo.
—Qué miedo. Te quedaste con cara de mensa— se burla y mantiene la vista al frente—. Sé que estas viéndome.
—¿Sera porque tengo ojos?
—Posible teoría. ¿Hoy tienes que trabajar?
—Si, ayer descanse, ¿RECUERDAS?
Trata de no reír, pero es estúpido, en menos de cinco segundos suelta todo el aire que ha estado contenido y rompe a reír.
—Me escupiste. Asco— digo limpiando la saliva que me dejó en la cara.
—Ayer tú me dejaste toda la boca llena de tus babas y no me estoy quejando.
Me detengo en seco y lo miro a los ojos.
—Mierda. Yo... ¿Nos besamos? Mierda, mierda.
—No es la primera vez, Allie — desvía la mirada y frunce el ceño.
—No quiero besarte estando borracha— murmuro.
Una sonrisa torcida curva sus labios y se vuelve a mirarme. Sé que dirá alguna pendejada.
—¿Por qué? ¿Quieres recordarlo?
Ruedo los ojos.
—Idiota. Si nos besábamos estando borrachos, seguro acabamos teniendo sexo.
Desvía la mirada y abre la boca, pero vuelve a cerrarla.
—Mierda— golpeo mi frente—. Tuvimos sexo anoche, ¿no?
—No— se encoge de hombros y no sé si es una indiferencia calculada o no—. Jamas serias tan estúpida.
—Espero— suspiro, me permito sentir un alivio por segundos antes de recomponerme —. Pero bueno, tomando en cuenta tu cuerpazo, no me disgustaría, precisamente.
Arquea ambas cejas, y me dedica su mejor mirada pervertida.
—¿Te me estas insinuando, Allie? ¡Dignidad, mujer!— usa su mejor tono serio y alarmado.
—San Daniel.
Nos miramos y echamos a reír.
—Si, güey — dice entre risas.
Y así pasan los días. No tengo una vida precisamente excitante, pero dentro de lo que cabe, no apesta.
Escuela, pasar las tardes riendo con Daniel, trabajar y fiestas.
—Ven acá — exige Daniel, esta tan cerca que percibo en su aliento cálido.
—¿Aqui?— pregunto acomodandome entre sus brazos.
Pone sus manos en mis muslos y me carga. Rodeo su cuello con mis brazos y mis piernas se enredan en su cintura.
—Aquí— murmura con voz ronca.
Río de manera infantil y sus labios se estampan con los míos. Saboreo lo que queda de Vodka en sus labios y mantengo las manos en su cuello, pero no me es suficiente. ¿Pero qué diablo estoy haciendo? Oh por Dios.
—¿Daniel?— apenas y puedo hablar—. ¿Daniel? Creo que... — pongo una mano en su pecho — Que debo irme.
Cierra los ojos y se ríe.
—Creo lo mismo.
—Bien.
Muerde mi labio y finalmente me suelta. Toco con la punta de mis dedos mi labio y siento que se ha hinchado.
—Nos vemos mañana, ¿De acuerdo?—me acomodo el cabello para despejarme.
—Bien, adiós Allie.
Sonrio, recojo mi teléfono y antes de que salga del departamento me llama.
—Y Allie, puede que este borracho, pero este ha sido el mejor beso hasta ahora.
—Toma algo para la cruda, ¿Quieres?
—Deja de preocuparte por mi.
Meneo la cabeza.
—No pidas cosas imposibles.
—Si pidiera sexo...
—Lo tienes claro — le dedico una sonrisa traviesa y salgo.
Mierda, Allie. Reacciona, por favor.
No. Sería imposible, una catástrofe, una hamartia, perdería su amistad si las cosas no funcionan y... Además es Daniel , por favor.
Él es tan alcohol y yo tan café.

Otra vez túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora