Nada está mal.

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Lía está sentada una silla, sola en su habitación, su cabello cubre sus ojos y ella no hace nada para evitarlo, prende un último cigarrillo y espera a que el mundo siga girando, como lleva haciendo desde hace tres días ya, cuando su madre desapareció y su novio se suicidó, y se sentía culpable, claro, porque si ella no hubiese aceptado ir a esa clínica de rehabilitación el no hubiera estado solo cuando pasó, y habían prometido morir juntos, pero ella se dejó llevar por sus ganas de seguir adelante y el ya tenía un pie en el infierno, y joder que se sentía culpable.

El humo en el aire la marea, pero a ella le gusta, porque le hace sentirse menos pesada, menos culpable, pero las culpas no desaparecen y ella lo sabe.

Observa el paisaje desde su silla, las personas caminan felices y despreocupadas, porque el clima es cálido y perfecto, pero para ella todo está gris, y realmente no le importa porque cuando sale de su casa lo único que hace es esperar a que el mundo entero se queme y desaparezca.

Y sabe que no debería estar fumando, porque hace dos días salió de esa estúpida clínica de rehabilitación y se supone que debería estar feliz, los doctores le dijeron que estaría feliz, pero ella no está feliz y ya no puede parar de fumar, porque chicas como ella no saben cuando parar.

Y empieza a caminar, y las personas de repente desaparecen, y ella está sola, la acera está vacía y ella solo sigue caminando, y se dice a si misma que todo va a estar bien y que podrá seguir adelante como lo ha hecho antes, pero las lágrimas amenazan con salir y su único escape es tararear su canción favorita para distraerse, y no sabe cómo pero está cantando a todo pulmón, y camina, y sigue caminando como si nada estuviera mal.

Llega a un parque y se sienta en la primera banca que ve, y mientras observa a los niños jugar se da cuenta de que ese es el parque donde todo comenzó, dónde el la encontró llorando porque su madre la había obligado a cambiarse de colegio y mudarse de casa, y ella ya era demasiado antisocial como para intentar hacer amigos.

Recuerda que después de que él la consolara acordaron de verse al día siguiente en el mismo árbol, y cuando el día siguiente llegó el colocó una rosa en el cabello de ella y no dejó de mirarla hasta que ella se sintió incómoda, y luego el le dijo que era hermosa y ella sonrió porque jamás le habían hecho un cumplido antes.

Lía se siente estúpida, porque el la había hecho olvidar que todo tiene final, y porque pensó que su relación duraría para siempre, pero no se acordó de que el ya no quería vivir, y de que ella aún quería intentarlo. Pero ahora era tarde y el ya no está, y ella se pregunta si le hicieron un funeral o si a alguien si quiera le importó, y se siente estúpida de nuevo porque ella era lo único que el tenía y eso ella también lo olvidó.

Y la culpa regresa, aunque nunca se fue, y la hace querer morir también, y lo considera, y piensa que puede hacerlo, porque ya no tiene nada ni a nadie, y cuando todo acabe realmente a quién le va a importar.

Se para de la banca y comienza a caminar de nuevo, y camina, y solo sigue caminando, y ya no cree que pueda seguir adelante, porque ya no tiene fuerzas y está cansada de esperar a que el mundo siga girando, y solo se sigue moviendo en dirección al puente, porque cree que es un buen lugar para cantar a todo pulmón y después seguir caminando como si nada estuviera mal.

Camina, y no sabe si detenerse cuando llegue al puente, porque chicas como ella no saben cuando parar y ella realmente no quiere seguirse moviendo, y su mano ahora está vacía porque su cigarrillo se acabó hace varios pasos atrás y ella necesita otro desesperadamente, pero solo sigue caminando como si no estuviera a punto de un ataque de pánico, y cuando llega al puente deja de caminar, porque está segura de que no podrá seguir adelante, y sus pies duelen porque caminó demasiado, y sus ojos también porque lloró demasiado, se acerca al borde del puente y observa el agua, y se pregunta qué tan fría está el agua, y se ríe de si misma, porque cuando todo acabe realmente a nadie le va a importar.

Lía siente el aire golpear su cara, y no grita o está asustada, porque sabe que ha tomado la mejor decisión de su vida, y ahora todo a acabado y realmente a nadie le va a importar.

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Este relato está basado en una de mis canciones favoritas, se llama Nothing's Wrong de Echosmith. Espero que disfruten el relato, es algo distinto a los otros pero me gusta como quedó.

-Ale xx

Un suicidio desapercibido. [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora