¡Adiós!

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Abro mis ojos recibiendo la luz del día, con pesadez me incorporo mirando alrededor un poco confundido, sintiéndome extraño y en un sitio ajeno a mí. Ladeo mi rostro encontrándome con la espalda desnuda de Ryeowook, su cuerpo se mueve suavemente al compás de su respiración adormilada. Con una sonrisa en mi rostro acaricio su hombro, su cálida piel debajo de la mía hace despertar los deseos de tenerlo y hacerlo mío, sin perder el impulso me acerco y empiezo a repartir pequeños besos por la extensión de su cuello, su dulce aroma me envuelve haciendo que mi miembro despierte para jugar.

Es exquisito, su calor es acogedor e indescriptible.

Meto mis manos debajo de las mantas acariciando su desnudo trasero suave y firme, aprieto a la par que beso su mejilla y sin pudor pego mi miembro a su cuerpo. Lo escucho emitir un gruñido queriendo decirme que lo deje en paz, pero no lo haré, no cuando las ganas de tenerlo me están matando. Continuo con mi exploración, mis manos ascienden perdiéndose en la curvatura de su delgada cintura, envuelvo su abdomen y subo mi mano por su pecho.

— Déjame, Jong Woon— Me manda un manotazo y se acomoda entre las cobijas, no sin antes sacar mi mano intrusa.

— No puedo— Aparto la cobijas con brusquedad y empiezo a besar su espalda como un mendigo, me arrastro por su amor, por su cariño, por una pizca de su atención— Quiero estar contigo— Murmuro.

Muerdo ligeramente su hombro, llevo una de mis manos a su trasero y dejo entrar al primer invasor.

— Apártate— Se incorpora molesto.

Mi mirada se detiene en su pecho desnudo, su piel me llama a gritos y siendo débil me acerco con la intención de tomarlo.

— No quiero estar contigo— Ataja.

No quiero estar contigo.

Aquella palabras me hacen sentir como un miserable objeto, como una persona sin autonomía ni sentimientos. Porqué eso significo para él, el chico para echar un buen polvo y mamarle la polla, nada más.

— ¿Y qué cuando yo quiero?—Digo entre dientes sin apartar mi mirada de él.

— Dejamos claras las reglas entre nosotros—Contesta sin dudar.

Por momentos junto a él olvido ese detalle, ese pequeño gran detalle que nos separa. En serio, he tenido la esperanza de que se enamore de mí, pero aquella premisa resulta más ridícula que el tamaño de mi miembro.

Apartó las cobijas y salgó de la cama, con el corazón sosegado empiezo a caminar por la habitación preguntándome cómo termine en esta situación. Me he dejado llevar por Ryeowook, por su locura, por ese mundo que se abría ante su sonrisa, por esa vitalidad que destellaba en sus ojos, y esas palabras -en ocasiones obscenas- me habían conducido a un abismo del cual sólo yo era responsable.

Acarició mis cabellos un poco irritado. Ryeowook me confunde, no sé qué pensar de él o de nosotros ¿existía un "nosotros"? que imbécil he sido. Se supone que no debía sentir nada, que debía olvidar y fingir que no siento nada así como él lo hace, pero no puedo hacerlo. Me detengo junto a la ventana y corro la cortina para poder ver hacia afuera, por el rabillo del ojo veo a Ryeowook que continua con la misma postura, su expresión dura parece examinarme ¿Por qué no quería estar conmigo?

Dirijo mi mirada nuevamente a la selva de cemento, rememoro la noche anterior junto con Minki, aquel chico que había estado conmigo simplemente porque yo le agradaba, dejo caer mis hombros frustrado. Se supone que anoche me iba a olvidar de él, pero resulte de nuevo en su cama, como un arrastrado. Pero ¿cómo sabía Ryeowook dónde estaba? es más ¿por qué había interrumpido mi salida? Las reglas aplicaban para ambos y era mi momento de jugar sucio también.

Locuras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora