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No solo los sueños impulsan a las personas al teatro, sino que sus vidas los empuja a sus sueños, y sin importarles si pasan a través de complejos y torbellinos que amenazan con destrozarnos.

Estudiar teatro te pone a prueba fisica y mentalmente.

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Fernando había ido a sus clases de actuación habituales, ya que una de sus más grandes aspiraciones es ser uno de los actores más grandes de la televisión y el cine. Sin importarle, se levantó ese día un poco somnoliento por haber hablado hasta la madrugada con Alejandra, desayunó, tomó su respectivo morral con las cosas que necesitaba para tomar apuntes y se marchó.

A pesar de que su casa quedaba al otro lado de la ciudad, precisamente necesitaba levantarse muy temprano para llegar a tiempo. Las puertas se abrieron ante él, tomó el ascensor junto a otras personas que iban al mismo piso donde se dictaban las clases. Fernando hablaba con muy poca gente, ya que no se sentía identificado con ninguna de las personas que estaban allí por sus personalidades: burlonas, adolescentes y totalmente narcisistas.

Pero en esos últimos días, las cosas habían cambiado.

Un chico, llamado Diego, se acercó con una sonrisa de lado a lado para saludar a Fernando, junto con cuatro personas más, y cada uno saludaba al chico de su manera mientras hacían bromas y procuraban estar juntos en las actividades que se llevaban a cabo por cuestión de comodidad... a nadie le hacía gracia actuar como si le tuvieran profundo afecto a un desconocido. El problema era que a veces podían ser pesados, o que Fernando no estaba de humor para soportar sus burlas amistosas.

Una de las cosas que explicaba la pertenencia del chico a ese lugar era su pasado: en el colegio, durante muchos años tuvo que soportar las burlas de sus compañeros de clases, que a veces eran de tal magnitud que lo hacían llorar a diario y lamentarse por qué le sucedían esas cosas, y si lo merecía, pero con el tiempo se volvió totalmente reservado, agarró fuerzas para defenderse hasta que se ganó el respeto de todos, pero su alma se hallaba rencorosa y solamente le hacía feliz ver a sus compañeros bajo sus pies. No tenía amigos, pues recelaba de todo aquél que intentase serlo, y más tarde que temprano, se dio cuenta que no era feliz, así que decidió perseguir una de sus metas más grandes, que es ser un gran actor.

La actuación lo había ayudado a abrirse un poco más a las personas, como Diego y sus amigos, pero la mayor parte de las veces tomaba las bromas que hacían sus compañeros a pecho. A pesar de todo, eran las únicas personas con quien hablaba y que tomaban el mismo transporte público que él, así que de alguna u otra forma, Fernando era un agregado al grupo, y no completamente por su voluntad.

Se sentaron en el suelo de alfombra, haciendo todos un círculo para comenzar la clase, y el profesor empezó a explicar cosas de la materia.

–Hoy le damos la bienvenida a nuevos alumnos– anunció, mientras que Fernando se volteaba para percatarse de que había más personas de lo usual, y la mayor parte de ellas se ruborizaron por las miradas que les daban los viejos estudiantes– hoy tendremos múltiples ejercicios, y quiero que incluyan a los nuevos en su grupo de cinco– dio unas palmadas y se formó un escándalo, donde todo el mundo buscaban sus integrantes.

Diego dirigió una mirada interrogante desde el otro lado de la sala para cruzarse con la de Fernando, que asintió. Se reunieron en grupo, se dieron cuenta que estaban los cinco completos, y que todos eran antiguos alumnos, pero se quedaron callados.

Se empezaron a enumerar los grupos en orden, y cuando Diego levantó su mano en el aire, la mirada del profesor recorrió nuestras caras e hizo un gesto de desaprobación.

–Conor– Señaló a Diego, mientras se dirigía a otro grupo– cámbiate con Medina.

El chico bufó molesto, pero no dijo ni una palabra. El chico de la cabellera azabache y ojos cafés, Fernando, apartó la vista con fastidio, porque Diego era el único del grupo al que soportaba y, a pesar de su hiperactividad y la facilidad con que hacía amigos, él era el único que sabía tratarlo. Conor saludó con un gesto amigable al nuevo integrante de nuestro grupo mientras se cambiaban.

Líneas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora