CAPÍTULO 2. Bruselas

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Al día siguiente, tuve que partir a Bruselas para hacer mi vida independiente, y poder trabajar como abogado. Lo bueno es que voy a vivir donde un amigo de mi abuela, que aceptó en
alojarme.
El se llama Alberto del Río, no es una persona adorable, ni mucho menos un persona con quien pudiera conversar. Trabaja como administrador de una empresa de muebles , no le va tan mal pero su carácter es de una vieja amargada.

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