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Siempre que he estado sumergido entre estas cuatro paredes he pensado que era más que absurdo vivir en un castillo de reyes, los corredores confundían y las habitaciones eran interminables, además de que eramos pocos y casi siempre debíamos estar buscando por minutos hasta dar con las personas adecuadas. En este caso buscaba a Martha, debía hablar urgentemente con ella, sabiendo que era una ficha importante para completar la tarea de recuperar a Mel. La tenia que tener bajo mi mirada, por ello mi búsqueda sin fin.

Al doblar por una esquina me tropecé con Beyn quien muy distraído había estado a punto de estrellarse contra el muro. Su mirada s iluminó al verme, se apresuró a sostener mis hombros y calmar su respiración antes de hablar.

— Hugo, necesito un favor tuyo. —dijo mientras comenzaba a caminar por la ruta que iba a tomar yo hace unos minutos. Su emoción delataba lo que en su cabeza había, pero seguía siendo confuso hasta para no adivinar del todo sus pensamientos. Asentí dándole a entender que lo escuchaba y que mientras estuviera en mis manos, haría todo lo posible para ayudarlo— no quería seguir siendo medio vampiro, quiero ser como ustedes. —sus palabras llamaron mi atención hasta el punto de detenerme y olvidarme por completo de mi tarea por encontrar a Martha.

— ¿Qué? —mi voz se teñía de incredulidad y sorpresa, la verdad no a cualquiera le gustaría estar metido en este mundo, esto daba asco y ver a una persona como Beyn, emocionada por esto no era de todos los días.

— Escucha, se que tu hermana es mi alma gemela, ella me dijo que sería un olor muy fuerte sobre mi y aunque yo no sienta ese mismo olor, algo en mi me dice que tengo que amarla como si fuera parte de mi cuerpo. —mi fase de hermano sobre protector había salio a la luz, pero intente mantenerme oculta por el simple echo de que conocía el sentimiento entre almas gemelas, por ella estaba haciendo todo esto, por que quería tener a mi pequeña a mi lado— y también puedo levitar las cosas, pequeñas y de poco peso. Cuando lo intento con cosas pesadas como una silla es como si de repente volviera a ser humano otra vez, pero si es un lápiz fácilmente lo puedo tener en el aire por horas.

— Amigo, puedo y me gustaría ayudarte, pero pienso en ti. Meterse en esto no en cómo casarse, nunca podrás salir, y la transformación el dolorosa, bastante, no todos sobreviven. —retrocedí un poco para lograr continuar mi camino sin estorbar el suyo— Mel puede transformar por que es la elegida y apenas hizo unos cambios en ti, no fue para nada doloroso por ello. Pero soy diferente y créeme cuando te digo que puede no sobrevivir.

— ¿Serias capaz de trasformar a Mel sabiendo que puede morir? —pregunto colocándose rápidamente frente a mi.

— Ya te dije que es diferente. Mel nació para ser vampiro y liderar nuestra especie. Tu foto fuiste alguien que se encontró en su camino a punto de morir. Te aprecio y se que eres muy importante para ella, lo último que quiero es que por un capricho tuyo termines por irte sin que ella te vea por última vez. —no escuche otra palabra salir de sus labios, así que me precipite a continuar mi camino en cuanto en olor de Martha llego a mis fosas nasales.

No paso para encontrarla, estaba en la estancia con su alma gemela, ambos se besaban como dos adolescentes llenándome de un profundo sentimiento de pena al tener que presenciar es escena tan íntima. Dan, el esposo de Martha tenia una empresa turística que lo sacaba del país cada tanto, era socio y mejor amigo de Carter, por ello su estadía en esta casa, era mucho más joven que ella, por unos años pero eso no evitaba que se amarán. Estoy seguro que a Martha le hubiese encontrado presentarle a Mel al hombre que ella abrazaba con todas sus fuerzas.

Despeje la garganta llamando su atención.

— ¿Hugo? Ya haz vuelto del viaje por lo que veo... ¿eso significa...? ¿dónde está Mel? —sentí como los músculos de mi cuerpo se tensaban con el entusiasmo del hombre, era horrible de tan solo pensar en lo que estaba metida mi pequeña.

— Es una larga historia que espero y tenga un final feliz. —dije mientras comenzaba a acercarme un poco más a ellos— y estoy muy feliz de que este aquí pero necesito que me prestes a Martha por unos minutos, tengo que hablar algo urgente con ella.

Martha dudo por unos minutos, observó a su esposo antes de asentir y tomar mi mano. Comenzamos a caminar lejos de la entrada, pensaba en mis palabras para no arruinar las cosas, de antes mano sabia que lo que estaba a punto de pedir tendría sus horrores así que fui cauteloso cuando comencé a hablar.

— Martha, estoy haciendo todo lo posible por no caer en el agujero que se crea a mi alrededor cada vez que pienso en Mel. Estoy haciendo todo lo que está en mis manos para recuperarla, pero necesito tu ayuda. —un suspiro tembloroso sale de sus labios antes de limpiar la única lágrima que había logrado escapar. No fue capaz de mirarme a la cara durante el tiempo en que pensaba sus palabras, ni cuando abrió la boca para hablar.

— Se que me vas a pedir y de antes mano te digo que es una locura. Mel tenia que encontrar ocho objetos, y apenas consiguió siete. —hizo una pausa antes de tomar el puente de su nariz— Hugo, ultimo objeto ni apetece, lo he estado buscando por mi cuenta, y no se donde diablos está, ni siquiera se como es, solo se que el diario responde con un esplendor cuando el octavo objeto está cerca. —me estaba brindando información necesaria, pero nada de ayuda. Según sus palabras a Mel se le había olvidado mencionar que faltaba un objeto o  no lo sabía, de cuajar forma sumaba un problema más en la lista y más nervios en mi sistemas— si te hace sentir mejor, yo también estoy ayudando por mis medios, y tu madre también. Llame a mi madrina y le conté todo, esta de camino, pero no creo que haga mucho la verdad.

— Gracias Martha. —dije mientras la rodeaba con los brazos, mas que mi suegra siempre he visto a Martha desde que Mel era una bebé como parte de mi familia, como una tía, hasta como una hermana viendo que su edad no era superior a la mía.

— Gracias a ti amor por siempre mantenerte en pie por ella. —se alejo de mi con sus últimas palabras dándome la privacidad como para derramar algunas lágrimas y sacarlas antes de que mis ojos se pusieran cual drogado. Debía mantenerme fuerte aunque por dentro me estuviera desarmando, no podía dejarme vencer sabiendo que había una posibilidad de recuperar a Mel.

El octavo objeto, ¿cuál seria? ¿cuales son los otros siete? Nunca había visto algo extraño en manos de Mel, o tal vez nunca me lo hasta querido mostrar, pero sabía que estaban dentro del diario y eso me calmaba.

A pasado lento comencé a caminar dentro de la casa, queriendo descansar un poco, no había dormido en días, desde que llegamos exactamente, ya que estaba tan sumergido en todo lo que había pasado y aunque no necesitaba dormir, mi cerebro me obligaba a recostarme y cerrar completamente los ojos.

— Necesito un baño. —pero me detuve abruptamente al ver lo que frente a mi había. En la gran pintura del día de la boda de mis padres están echo un diamante formado por cortaduras de algún objeto, un cuchillo tal vez. De podía apreciar claramente que era un diamante y que la persona capaz de hacer esto me quería dejar un mensaje, o tal vez no a mi. Supe al instante cual era la última pieza que faltaba.

I'll Find You [IWPY#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora