Mika Megami.

Recuerdos [Capítulo 3.]

Viernes.

Tendría tal vez una semana y media de lo ocurrido con Kasumi, y hace 5 días que no la veía.

Usualmente, Kasumi entraba en la florería a saludar a Mika.

-¿Cuales son las orquídeas? - Preguntaba observando cada estantería de la tienda sin leer las etiquetas.

-Son las de la derecha. - dije leyendo el nuevo número de la revista "Moda & Estilo" .

-¡Me lo has dicho sin siquiera mirar!

Levanté la cabeza orgullosa, pero eso era solamente por qué cuando comencé a trabajar allí para pasar él rato, memorice cada lugar de la tienda.

Incluso cuando la dueña del local me pidió que recogiera y ordenara los paquetes de semillas, las macetas, entre otras cosas. Esa vez me quedé hasta tarde, y Kasumi me acompañó todo ese rato.

Pero al siguiente día no fue, creí que tal vez se habría quedado dormida, pero el siguiente día tampoco fue.

Suspiré y apagué el televisor. En estas épocas del año, acercándose el invierno, no habían tantas ventas en la tienda.

Ya siendo las 10 de la noche, Mika apagó las luces y salió de la tienda, bajó las cortinas de metal, se agachó y colocó el candado. Había sido una semana dura, quería llegar a su casa y descansar, además ese fin de semana no trabajaba.

Apretó fuertemente contra su pecho la bolsa de plástico que llevaba en su mano.

- ¡Hey! ¡Alguien deténgalo!

Mika se levantó y giró a ambos lados de la calle, buscando quién gritaba, un chico rubio y alto apareció doblando la esquina.

- ¡Deténlo! ¡Deténlo!

Pero Mika no reaccionó a tiempo, cuando volteó otro chico llegó y le cubrió la boca con su mano y la arrastró a un callejón. Mika intentó gritar, pero no podía emitir ningún sonido.

Pegó la espalda de Mika contra la fría pared de ladrillos húmeda, ella llevaba solamente un suéter delgado, no la cubría mucho después de la lluvia.

Las sombras de la noche cubría el rostro y facciones del chico, él permanecía cubriendo la boca de Mika, jamás la miró, sólo observaba la calle.

Las piernas de Mika temblaban, pero no solo de frío, sino de miedo también.

Tenía que salir de allí de alguna manera, Mika pisó el pie de este con sus botas con tacón, el dio dos pasos atrás y dio brinquitos gracias al dolor ocasionado. Mika salió corriendo a la calle, pero el ni siquiera de le dio oportunidad, la tomó por la cintura, la levantó del suelo al mismo instante que la devolvía al callejón y cubría su boca. Sin embargo, Mika mordió su mano.

- ¡Agg! Cálmate.

Inclinándose hacía delante, la luz de la farola me dejó ver un poco de él, llevaba un pasamontañas negro, algunos mechones de su cabello negro se veían asomados en su frente,a la altura de sus ojos marrones, él giró a verme. Yo miré a otro lado, como si con su mirada me fuera imposible de cargar.

- No te haré nada. Sólo necesito que te quedes aquí unos minutos. - dijo quitándose el pasamontañas.

"Como si eso me calmara y me hiciera confiar en un delincuente" - pensó Mika.

Ella intentó empujarlo, sin embargo, el siendo un hombre, por lo cual más fuerte, no logró moverlo mucho. Frustrado, giró en dirección de Mika y pego su cuerpo al de ella, al mismo tiempo que le susurraba al oído: