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WENDY CON 18 AÑOS (FOTO) 

Llego tarde. Es así, el maldito taxi está atascado en el maldito tráfico del día de hoy. No sé muy bien por qué hay tanta gente celebrando por las calles. Es decir, sé por qué estoy yendo a palacio, pero... la gente está demasiado entusiasmada. 

Recibí la invitación de los asesores de mi prima, Eadlyn Schreave, hace unos días. Apenas he tenido tiempo de encontrar un vestido apropiado para la ocasión, una peluquera y maquilladores. Es decir... he llegado esta madrugada al aeropuerto de Angeles, he tomado un taxi, me he preparado y he tomado otro para ir a la celebración del Report. 

Me he comprado un traje largo con el suficiente escote para estar sexy pero no escandalosa. El color también es adecuado, siempre me han dicho que el azul me sienta muy bien porque resalta el color de mis ojos, que es el mismo. También lo he escogido largo y con unos tacones de infarto, por lo visto va a haber una fiesta después, o algo así. Hace dos años que no encuentro una ocasión para ponerme un traje tan lujoso, volver aquí es el momento más indicado para ello. 

- Perdone, ¿queda mucho para llegar al palacio?- le pregunto al taxista inclinándome hacia su asiento. 

- Un poco, la verdad. El tráfico está horrible esta noche- me responde con pesar. 

El taxista comienza a pitar frenéticamente. Lo único que consigue es ponerme más nerviosa. Ya llego tarde. Es una vergüenza que llegue tarde. Eadlyn va a pensar que soy una maleducada. Su prima la maleducada. La prima que pone como excusa el maldito tráfico. La prima que se salta el protocolo como si se saltara una valla de quince centímetros de alto. 

- ¿A cuánto estamos de palacio?- le pregunto al taxista inclinándome hacia adelante de nuevo. 

- Unas... cinco calles- responde mirando por la ventana para ver la distancia. 

- ¡Vale!- exclamo quitándome el cinturón con un rápido movimiento. Le lanzo todo el dinero al asiento delantero y me muevo hacia la puerta-. Puede dejarme aquí. Gracias por traerme. 

Salgo del taxi mientras el hombre grita a mis espaldas. Pero no debería quejarse, el dinero que he tirado en su asiento es mucho más del que se merece, teniendo en cuenta que no me ha llevado hasta mi destino. 

Me cojo el traje con las manos para no arrastrarlo por la acera y comienzo a correr con los tacones de forma que parezco una persona balanceándose en lugar de alguien corriendo una verdadera maratón. Una maratón en tacones. 

La gente que está celebrando por las calles me miran como si estuviese loca. Realmente no me reconocen, es decir, he pasado en la sombra los últimos dos años. Contrariamente a lo que quería mi padre, Kota Singer. 

A mi me da igual, sinceramente. A la sombra o justo en los focos de atención. Me desenvuelvo igual de bien en cualquiera de ellos, así que... 

De momento estoy en la sombra, pero creo que esta noche voy a volver a ser reconocida y no sé si estoy preparada para eso, no después de tantos años. 

- Señorita, no puede estar aquí- me advierte uno de los guardias levantando las manos frente a él. 

- Aquí tengo la invitación- le digo enseñándole la carta con el sello y firmas y todos esos rollos de realeza que llevan las invitaciones. 

- Está bien, señorita Singer. Puede pasar- me dice el guardia haciéndose a un lado. 

Corro como una loca todo el camino hasta la puerta principal. Ostentosa, enorme e imponente. 

- Buenas noches- me saluda uno de los sirviente. 

- Buenas noches- saludo apresuradamente mientras sigo mi camino a paso acelerado. 

Él me persigue por el pasillo. El sirviente es algo mayor y parece que está sorprendido por mi extraño comportamiento. 

- Señorita, ¿puedo tomar su abrigo?- pregunta el sirviente mientras me persigue. Mis tacones resuenan contra el suelo y mi traje ya no está sujeto en mis manos. 

- Sí, claro- digo lanzándole el abrigo a la cara-. Llego tarde- me disculpo. 

- No se preocupe- dice el sirviente mientras me persigue-. Puedo hacer su introducción, si lo desea. 

- No, gracias. No necesito introducción ninguna- le digo mirándolo mientras camino acelerada por el pasillo.

¿Por qué no se va? Ya tiene el abrigo, ¿qué más quiere? Por dios, llego tarde, no necesito que me escolten. 

Justo antes de que el hombre vuelva a hablar encuentro a gente en el pasillo. 

Eadlyn está de frente a mi y junto a ella está Kile. Ella está preciosa, como siempre. Kile ha cambiado mucho desde la última vez que nos vimos, ahora tiene el pelo más corto y es mucho más alto que hace dos años, también más musculosos... un hombre hecho y derecho. De espaldas a mi hay dos chicos más, pero no sé quienes son. 

- Gracias por acompañarme- le digo al sirviente. Él se detiene en seco, confundido y me mira mientras me alejo. 

Camino hasta el grupito en el pasillo. No dejan de hablar animadamente. ¿Dónde están los demás? 

- ¿Wendy?- pregunta Kile cuando me ve. Primero está confundido y después esboza una gran sonrisa. 

Todos detienen la conversación y se giran para mirarme. Me acerco y me coloco en medio del chico con el pelo oscuro y del chico con el pelo rubio y rizado. 

- Hola- saludo con una pequeña y tímida sonrisa. 

Desde luego que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve aquí. 

LA CORONA [Fanfic La Corona Kiera Cass (La Selección)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora