-no me sueltes por favor – dije con mi cabeza en su pecho, el me apretó mas a el-
-no lo hare, cariño. No te soltare – dijo besando mi cabeza-
-sueltala- levante mi mirada, para encontrarme con la de mi hermano parado en la puerta, Harry lo miro – que la sueltes Harry –dijo- esta haciendo un juegito para llamar la atención. Vuelve adentro que Susan esta algo inquieta – dijo de mala gana, pero Harry no me solto-
-William, tu hermana esta mal – dijo lentamente Harry mirando la reacción de mi hermano. Este simplemente sonrio cinico-
-si, mal de la cabeza – dijo mi hermano a punto de gritar, las lagrimas seguían cayendo. Sentia mi corazón estrujado. Harry me miro por unos segundos. Para luego mirar a William.
-algunas veces creo que ese eres tu – dijo duro, William se quedo estupefacto en el lugar- vamos, pequeña – dijo apoyando una de sus manos en mi cintura, mientras yo seguía agarrada fuertemente de el. Caminamos hacia el auto. El arranco con toda velocidad.
-¿a donde vamos? – dije con un nudo en la garganta que hacia mi voz mas débil. El no me miro.
-a mi casa. Espero que no te moleste – dijo mirándome, mientras hacia una mueca con algo de pena. Paro en el semáforo y acerco su mano a mi mejilla para acariciarla, seco una lagrima que caia con su dedo. –no me gusta verte llorar- dijo en un susurro, como si se lo dijera a el mismo. La luz volvió a ponerse verde y este volvió a arrancar. Intentaba calmar mis llorosos. Simplemente suspire intentando olvidar todo el dolor que me habia causado James. Llegamos a la casa de Harry, al abrir la note fría, pero muy linda. Como la ultima vez. No habia nadie. -¿quieres agua? – dijo dándose vuelta, nege con la cabeza. Mientras secaba algunas lagrimas con la palma de mi mano.
-me duele la cabeza – dije mientras apoyaba mi mano derecha en mi cuello. De seguro era por tanto llorar-
-te traigo una aspirina –dijo rápidamente caminando hacia la cocina. Luego de unos segundos llego con una pequeña aspirina blanca y un vaso de agua. Lo tome enseguida. –necesitas descansar – dijo casi afirmándolo. Asentí ambos caminamos en silencio hacia su habitación. Me gustaba. Me hacia acordar mucho a el. Respire el aire que estaba invadido con su perfume. –acuestate tranquila. Yo estare abajo asi no te molesto – dijo cuando yo estaba ya sentada en la cama, pero antes de que se vaya lo agarre del brazo-
-no te vayas. ¿puedes quedarte un rato conmigo? – dije algo apenada, pero realmente necesitaba que el estuviese conmigo, el sonrio sin mostrar los dientes. Era una sonrisa tierna
-claro – dijo, ambos nos acostamos arriba de la cama. El paso su brazo por mi cintura arropándome con su calor humano. Me sentía protegida en sus brazos. Me sentía única, querida, especial. Y asi me quede prácticamente dormida.
