Capítulo 6: Adiós Una Vez Más

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(Este es de los capítulos más largos y emocionales del libro. He puesto mucho esfuerzo en él, así que espero que os guste).

Stanley cayó al suelo, saboreando la mezcla de su propia sangre con el polvo del asfalto.
El hombre lo agarró de la chaqueta, y le asestó otro puñetazo en su ensangrentado rostro.
-¡¿DÓNDE COJONES TIENES EL DINERO, PEDAZO DE CANALLA?!
Lee no pudo contestar. Su vista comenzó a nublarse, hasta que otro fuerte golpe lo espabiló.
-¡¡CONTESTA JODER!! ¡CONTESTA O TE PARTO EL CUELLO!

Parte de la saliva del individuo se depositaba en la cara de Stanley cada vez que pronunciaba una palabra. Su voz chirriante resonaba en los oídos del contrario, quien estaba muy cerca de desmayarse.
-...Tío, te lo vas a cargar, como venga la poli nos pilla in fraganti -dijo una voz nerviosa a sus espaldas.
-Me importa una mierda... Quiero que nos devuelva nuestro PUTO dinero, o le voy a tener que arrancar la lengua de cuajo.

-Will, chaval, que así no llegamos a ningún maldito sitio, te digo yo que este se lo ha gastado todo.
-Pues qué pena, porque va a sufrir más si se ha atrevido a hacer eso.

Los sentidos del pobre Lee se iban nublando, cuando de repente una sirena de policía comenzó a sonar no muy lejos de ahí.
-¡ME CAGO EN TUS PUTOS MUERTOS, SMITH! -exclamó furioso el hombre que había estado pegando a Stanley.
-¡Will, pirémonos de aquí ya!

Ambos salieron corriendo antes de que les descubrieran. Stan, aún dolorido y aturdido, se arrastró lo más rápido que pudo hasta un callejón, lejos de las autoridades o de aquellos dos delincuentes.
Apoyándose en una pared, se agarró el brazo casi roto con cuidado.
Echando la cabeza hacia atrás, comenzó a sollozar ligeramente.

Estaba harto de meterse en líos. Estaba harto de tener que pasar por eso.
Estaba harto de pretender ser alguien que no era.
Estaba harto de hacer negocios ilegales con gentuza de ese tipo.
...Estaba harto de vivir.

Desesperado por un trago de whisky, buscó frenéticamente en su chaqueta la petaca que siempre llevaba consigo. La acarició, aliviado, y bebió todo lo que quedaba en ella.
Sin poder evitar captar el olor a alcohol que escapaba de sus labios, suspiró con tristeza y miró al cielo.

Había pasado tanto tiempo... y, maldita sea, lo seguía echando de menos.
Lo que al principio parecía ser una absurda e irresponsable relación con su propio hermano se había convertido en algo que Stanley aún recordaba con nostalgia y cariño. La duda que tenía era si Ford seguía sintiendo lo mismo después de tantos años.

Ahora que la madurez le había abierto los ojos, muchas cosas que antes pensaba, como que ir de rebelde era guay, habían cambiado. Pero lo único que no lo había hecho era su amor por Stanford.

En esos momentos era cuando más lo necesitaba. A veces hasta simulaba que hablaba con él, normalmente bajo los efectos de la bebida.
Le preguntaba cómo habían ido las clases, se interesaba por sus calificaciones... pero las palabras que siempre repetía eran lo siento y perdóname.

Poco le importaba que no pudiera oírle; le bastaba con hartarse a llorar, sujetando una botella de cerveza vacía junto a muchas otras en el mismo estado, e imaginándose el rostro de Ford sonriéndole.

En ese momento sólo quería escapar de la realidad, justo como hacía muchas otras veces, pero no fue capaz. Gruñó, llegando a la conclusión de que simplemente se estaba engañando a sí mismo, al igual que engañaba a muchísima gente a la hora de vender sus estúpidos productos.

Stanley decidió que no podía seguir así. Tras unos minutos de intensa reflexión, se incorporó y, dando tumbos, intentó regresar a casa.
El dinero no le daba ni para pagar el alquiler, aunque conseguía convencer al propietario una y otra vez para que le dejara quedarse unos días más.

Hermanos. (Stancest - StanleyXFord Pines)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora