4 - De Pesca

335 32 26
                                    

—La actividad de hoy se llama Piérdanse —anunció Tori la mañana siguiente después del desayuno.

—Ustedes y sus parejas tendrán que caminar y seguir caminando hasta que se pierdan —explicó Idaho— Pasen su tiempo perdidos, luego intenten encontrar el camino de vuelta a la cabaña. La primera pareja en regresar al mediodía recibe diez puntos. Si no pueden encontrar el camino de regreso, entonces llamen a uno de nosotros y los iremos a buscar.

—Si quieren follar, sólo díganlo —dijo Sage—. Con gusto nos perderíamos.

—¡Hay niños aquí! —dijo Hayley, pateando la pierna de Sage.

—Ups, lo siento. —El pelirrosado se abofeteó a sí mismo.

Tori y Idaho pusieron sus ojos en blanco. Éste último dijo:

—Está bien, los veo al mediodía, idio- digo, perdedores.

Me volví hacia Luke, quien me miró desde detrás de la encimera de la cocina. Me sonrió de forma ladeada, lo cual correspondí. Esta mañana, cuando me desperté, encontré a Luke rodeando mi cintura con sus brazos. Cuando se despertó por el sonido de su despertador, estaba un poco avergonzado pero lo disimuló diciendo:

—Bueno, me dijiste que te gusta acurrucarte, ¿no? Así que me acurruqué.

Volvió a ser arrogante.

***

No sé dónde estábamos, pero parecía que, de algún modo, caminábamos a un campo al aire libre. Había césped verde más allá de donde alcanzaba la vista, un enorme árbol a lo lejos, y creo que Luke probablemente querrá echar carreras hasta él. Con suerte no querrá.

—¡LIBERTAD! —gritó Luke de repente, lo bastante fuerte como para que unas cuantas aves salieran volando de unos árboles a nuestro alrededor, su voz haciendo eco.

Entonces comenzó a correr y a saltar en círculos con una amplia sonrisa. Se detuvo y abrió sus brazos mientras una ráfaga de viento pasaba sobre él. Se veía demasiado despreocupado, como un niño pequeño, sonriendo y simplemente pasando un buen rato. Me hizo señas para que me acercara a él, y comencé a caminar. Entonces extendió su mano para que me detuviera.

—¡CORRE! —gritó desde la distancia que nos separa, sacudí mi cabeza y seguí caminando. Hizo un puchero cuando le di alcance, y sólo sonreí.

—No eres divertido —dijo.

—Correr no es lo mío —respondí y le sonreí de forma pícara— No me gusta esa expresión en tu rostro —comenté. Pero él se encogió de hombros con indiferencia y caminamos juntos a través del campo. Pacífico, calmado y callado.

Pero fue arruinado cuando Luke de repente me derribó, haciéndome caer al piso, y me comenzó a hacer cosquillas en los costados. Intenté bajarlo, pero no pude, estaba demasiado ocupado riendo.

—¡D-déj-jame! ¡P-para, Luke! —dije entre risas. Reía tanto que me empezó a doler el estómago. Luke reía conmigo, pero pronto se detuvo y se quitó de encima. Me incorporé, recobrando el aliento.

—Vas... vas a pagar por eso —dije una vez me calmé, todavía sonriendo.

—¿O? —Levantó una ceja, entonces se inclinó hacia delante, sus ojos fijos en los míos, haciéndome sentir inseguro bajo su mirada—. ¿Me vas a castigar, papi? —susurró.

—Qué rayos. —Alejé su rostro de un empujón y él sólo rió. Se puso de pie y extendió una mano. La tomé y me ayudó a levantar. Lo miré extrañamente y dije—: No hago ese tipo de fetiches*.

Hermanastros -LashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora