Deseo

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Si, un hermoso día, pero eso no era lo realmente importante, lo que en verdad preocupaba a la niña era como hacer que la señorita Kagome pueda querer al señor Sesshoumaru o más difícil todavía, que él la quiera a ella, parecía una meta inalcanzable, no podía imaginar ningún plan que podría ayudarla y empezaba a deprimirse sola... sin siquiera notar que su extendido silencio o el estar tanto tiempo en una posición estaba llamando la atención de los dos youkay con los que viaja.

Rin se preguntó que era lo más importante para el señor Sesshoumaru o si quería algo más que nada en ese mundo y entonces recordó esa espada de la que tanto le hablaba el señor Jaken, según recuerda esa espada ahora la tenía en su poder el hermano del señor, ese joven que viaja junto a la señorita Kagome... él no parecía una mala persona, quizás y podría ocurrírsele algo con esa nueva información que acababa de recordar.

-Oye niña, no me digas que sigues enferma -le dijo el youkay ya inquieto por su extraña quietud.

-No señor Jaken, me siento muy bien -le respondió levantando sus brazos mostrándole su energía.

-Entonces ¿Qué es lo que piensas tanto? -arqueó una ceja para luego ver a la niña que volvía a su inusual melancolía.

-Yo... quería hablar un momento con el señor Sesshoumaru -dijo alzando levemente la vista, mirando al youkay pidiéndole con sus ojos el permiso para hablar.

-¿Qué pasa? -preguntó mirando de reojo a la niña, también estaba extrañado por su extraño mutismo.

-Es sólo que... quería preguntarle si usted estaría dispuesto a hacer un trato conmigo...

Ambos youkay miraron con sorpresa a la niña, escondiéndola perfectamente claro está.

-¿Qué clase de trato? -preguntó con un poco de interés.

-Si yo... si yo logro traerle la espada Tetsaiga usted me cumplirá un deseo -dijo mirándolo decidida, estaba completamente segura de sus palabras.

Ahora la sorpresa de los demonios fue fácilmente descubierta, Jaken empezó a reír escandalosamente pero fue rápidamente callado por su amo quien lo miró molesto.

-Dígame... ¿acepta?

Sesshoumaru la miró unos segundos, tratando de descifrar las verdaderas intenciones de la niña pero sin éxito alguno.

-Esta bien, si la traes te concederé el deseo que pidas -accedió convencido del evidente fracaso de la niña, tratando de adivinar ese deseo que quería pedirle.

-¡Gracias señor Sesshoumaru! -Exclamó contenta, creía que no iba a aceptar pero verificó con agradable sorpresa que después de todo él era alguien bueno- volveré lo antes que pueda con la espada.

La niña corrió alejándose de ellos, recordando el camino hacia donde estaba el campamento de la joven sacerdotisa y pidiendo que aun no se marcharan, mientras tanto tras ella dejaba a un Jaken aun sorprendido por sus extrañas palabras y a un escéptico youkay que esperaba su fracaso.

Rin corrió con todas las energías que no había gastado durante lo que había transcurrido del día, llegando por fin al campamento y descubriendo con agradable sorpresa que aun se encontraban ahí.

-¡Señorita Kagome! -le gritó la niña acercándose a ella.

-¡Rin que sorpresa! Me alegro verte llena de energía -le sonríe- ¿Cómo te sientes?

-¡Muy bien y todo gracias a usted!

-Pero si es la pequeña Rin, ¿Cómo has estado? Kagome nos contó que estabas enferma -le sonrió Sango acercándose a ellas.

QUIERO UNA MAMÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora