Descubriminento

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Era una agradable tarde, faltaban horas para el anochecer así que la sacerdotisa estaba obligada a seguir en ese lugar, mientras que Rin y Jaken asaban unos peces junto a una fogata que habían preparado, la niña sonreía feliz aunque recibiera las constantes quejas y regaños del youkay por su exagerada alegría.

Kagome miró de soslayo a quien estaba sentado a cinco metros, mirándolo con interés, preguntándose si ese demonio siempre era igual de antisocial, suspiró pesadamente al aburrirse por ese extenso mutismo, no le gustaba estar tanto tiempo callada y Rin pareciera que la había olvidado ya que ni se acercaba a donde estaba.

-¿Dónde está el hibrido?

Esas palabras lograron sorprender a la chica, no por la pregunta sino por el hecho de que ese youkay había iniciado la conversación.

-Está en nuestro campamento, él cree que regresé a mi época -desvió la mirada al recordar su mentira, sintiéndose mal y pidiendo disculpas en silencio.

-Es un estúpido -sonrió de lado al ver lo fácil que era engañar al hanyou, después de todo era un inútil.

-Eso no es así, sólo confía en mí -abrazó sus rodillas, sintiéndose aun peor, notando que eso al parecer le agradaba a su acompañante- además tú no tienes derecho a llamarlo así.

-Yo puedo decir lo que quiera.

-Demonio estúpido -sonrió al ver su enfado- ¿ves que no te gusta?

Sesshoumaru le hizo un desprecio al mismo tiempo que la chica se reía, aquello llamó la atención de los dos cocineros, uno maldiciendo a la joven por su escandalo y la otra feliz por el buen ambiente que se veía entre el demonio y la chica.

-¿Falta mucho Rin? -le preguntó al ver que la observaba.

-No señorita Kagome, en unos segundos estarán listos -le sonrió.

-¿En verdad no necesitas ayuda? Porque si quieres yo...

-¡No! -Se apresuró a decir al ver que la sacerdotisa se iba a levantar- usted es nuestra invitada, el señor Jaken y yo terminaremos, no se preocupe.

-Esta bien... -accedió no muy convencida al ver como el demonio gritaba unas cuantas maldiciones a la niña por obligarlo a cocinar, suspiró nuevamente y volvió a sentarse, estirando sus piernas y recargándose en sus manos, alzando su vista al cielo- este lugar es muy tranquilo...

El youkay la miró de soslayo, viendo como la chica cerraba sus ojos y sonreía, a los humanos parecía agradarles perder el tiempo...

-Rin cumple años en tres días ¿lo sabías Sesshoumaru? -preguntó volteando su rostro para mirarlo.

-Si -no desvió su vista y tampoco le importó el hecho de ser descubierto mirándola.

-¿Piensas hacer algo? ¿Celebrarlo o regalarle algo quizás? -sonrió entretenida ya que conocía la respuesta pero no pudo evitar querer preguntar.

-Esas son tonterías.

-Pero ella sólo es una niña, le hace mucha ilusión cumplir diez años ¿sabes?

-¿Por qué sabes cuanto cumple? -frunció el ceño, ella no tenía por qué saber tantos detalles sobre la niña.

-Pues porque nos contó cuando fue a visitarnos, nos dijo cuantos años cumplía y que nunca había celebrado su cumpleaños... eso es muy triste para un niño... -bajó la mirada- por eso le dije que podía pedirme el regalo que quisiera y yo iba a ser lo que pudiera para dárselo... -una idea llegó a su mente haciéndola subir la mirada y fijarla en la niña- quizás por eso te pidió ese deseo... está tratando de lograr algo...

QUIERO UNA MAMÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora