Capítulo 2

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Bien, hoy es el primer campamento de Felipe desde que está en la nueva escuela de intercambio.

Katelyn y Nathan le dijeron que, generalmente, son buenos, pero casi no están organizados, por lo que tendrán demasiada libertad en el área que vayan a ocupar.

Aquello tiene sus ventajas y desventajas...

Ladea la cabeza y continúa aprontando las cosas que necesitará en el lugar al que irán. Cree que son cabañas a la orilla de un lago, pero no está seguro.

Felipe Herrera nació en Argentina, Santa Fe, pero hace aproximadamente cuatro meses aceptó la idea de realizar un intercambio. Por lo tanto, actualmente vive en San Angelo, Estados Unidos, donde conoció a geniales personas, que no hablan su misma lengua.

Pero bueno, no le interesa mientras pueda entenderlas. Por suerte, maneja muy bien el idioma. Aunque le resulta complicado pasar de hablar en español todos los días, con todas las personas, a estar hablando en inglés, procesando cada palabra para no responder cualquier cosa.

Ríe un poco y cierra la otra mochila, la que lleva con él.

Afortunadamente, aún le queda un año y medio, pero debe admitir que extraña bastante su país. A sus padres, hermanas, amigos...

Suspira y baja las escaleras para despedirse de sus padres momentáneos antes de caminar hacia la escuela, la cual le queda a unas pocas cuadras.

La relación con los señores Lindemann es bastante buena. Todavía los llama por su nombre, no se acostumbra a decirles "madre" o "padre". No los siente así. No pueden sustituir a sus verdaderos padres. Pero aún así son realmente compresibles. Hasta ahora le han demostrado que estarán para lo que necesite.

Feli tuvo demasiada suerte al quedarse con ellos.

                       ***

Al llegar a la escuela, ve a sus dos mejores amigos haciendo fila para meter sus maletas en el baúl del colectivo. Sonríe y se acerca a ellos.

— ¡Hola! —saluda poniéndose a su lado.

—Qué onda.—responde Nate, el cual abraza la cintura de Kate.

Sonríe de lado al recordar el primer día de clases, el día en que los conoció. El único lugar disponible en el aula era la silla junto a Nate, por lo tanto no le quedó otra que sentarse ahí. Obviamente no se arrepentirá jamás de aquello, fue genial. Es una persona muy agradable, aunque nota que es algo realmente orgulloso de sí mismo. Pero no le molesta, es un gran amigo. En esos momentos, ese par ya estaban como novios. Se los ve muy bien juntos. Son tal para cual.

— ¿Cómo te encuentras, Feli? —pregunta Kate, volteándose también.—Quiero decir, es tu primer campamento aquí... 

—Bien, bien.—arruga un lado de la nariz, ahora completando la sonrisa.—Estoy...—suspira.—¿Emocionadamente nervioso? —ríe un poco.

—No te preocupes, será inolvidable.—trata de animarlo mientras le pasa sus cosas al señor que recibe las valijas. Seguida de ella las sube Nate y luego Feli.

—Claro que lo será...—agrega Nate subiendo al colectivo.

Sonríe divertido y tratan de apurarse para ganar los últimos lugares, logrando que Kate se siente en la última hilera, delante ellos. Se dan la vuelta para escucharla cuando menciona que les han informado a su grado—al campamento únicamente van cuarto "A", el grado de Feli y Nate; y cuarto "B", el grado de Kate—, que hay una nueva compañera de intercambio, australiana. A Felipe le resulta curioso. Por fin alguien que entienda su sentimiento de vacío al no estar con su familia.

— ¿Cuál es su nombre? —pregunta con una ceja alzada.

—Bueno... no he averiguado tanto.—responde Kate haciendo una mueca, como disculpándose por no poder responderle.—Pero hoy será su primer día...

Él piensa que no debe ser bueno que el primer día de alguien empiece así. Se refiere a que no conoce a nadie e ir de campamento con todos ellos no debe ser lo mejor para ser una inexperta en el lugar.

<<Si es que va...>> piensa antes de suspirar.

Lo prometoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora