CAPÍTULO 2 "- Misma yo."

71 8 3
                                    

Aggs, que horrible viajar en auto por más de dos horas, encima escuchando las ridículas canciones de Sophia.

- Ya llegamos.- Gritó papá por encima de la música y estacionó el auto frente a nuestro nuevo departamento.

Gracias a Dios, me iba a volver loca.

Salí y llené mis pulmones de aire. Sophia me empujó y casi me hizo caer.

- ¡OYE! - Le grité furiosa.

- Lo siento. Lo siento. Lo siento. Quería salir a ver.

Puse los ojos en blanco. Empecé a observar todo. Había pocos autos, parece una zona muy tranquila, nuestro departamento queda a quince minutos del Instituto y tenemos centros comerciales cerca. Perfecto.

- Mmm ¿chicas? - Dijo mamá algo nerviosa.

Por favor que no se ponga a llorar de nuevo. Por favor. Por favor.

- ¿Sí? - dijimos al mismo tiempo Sophia y yo.

- Mmm... Bueno... tenemos un regalo para ustedes, pero primero prometan que serán responsables y prudentes.- Nos miró fijamente a las dos. Intercambie una mirada emocionada con Sophia.

Uff, no nos hará llorar como magdalenas, gracias mamá.

- Lo prometemos.- Respondió Sophia por las dos, aunque yo afirmé.

- Bueno... Rick, cariño entregales las llaves del nuevo auto.

Esperen ¿QUÉ? Oh. Por. Dios. Un auto. No. Puede. Ser. Me dará un infarto.

Sophia y yo nos miramos y pegamos un grito con una voz chillona tan fuerte que papá y mamá tuvieron que taparse los oídos.

- ¿¡UN AUTO!? ¡NO PUEDE SER! - Grito Sophi emocionada.- ¿¡DÓNDE ESTÁ!? - Papá señaló una Jeep de color negro que estaba en el fondo del estacionamiento. La boca casi me llega al piso. Salí corriendo para verlo y Sophia me siguió.

Dios, es perfecto. Estoy en shock.

Caminé de nuevo a donde estaban mis padres y cuando llegué los abracé fuertemente.

- Gracias, es el mejor regalo del mundo.- susurré entre lágrimas. Mamá me devolvió el abrazo y papá se tensó un poco, pero luego desistió y me acarició la espalda de una manera tranquilizadora. No están acostumbrados a mis repentinas muestras de afecto porque no suelo estar repartiendo amor, soy muy tímida inclusive con ellos.

- No tienes porque agradecernos nada mi bebé, gracias a ti por mejorarnos la vida a todos. Solo prometenos a tu padre y a mi que andarán con cuidado.- En eso Sophia llegó y se unió al abrazo.

- ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Los amo! - Dijo también entre lágrimas. Me separé un poco y limpié mis lágrimas.

- Así que por eso han estado tan nerviosos y ansiosos, ¿eh? - Pregunté sonriendo. Se encogieron de hombros y también sonrieron.

(...)

- Estoy agotada. Necesito dormir.- Dije cayendo sobre mi nueva cama. Sophia se acostó a mi lado suspirando.

- Pensé que yo era la debilucha.- Respondió de una manera burlona.- Levántate morsa, vamos a cenar.

Todo sea por la comida.

Prácticamente le tuve que pedir permiso a un pié y luego al otro para poder caminar, me sentía exhausta por subir paquetes y acomodarlos. Al fin llegué a la cocina y me senté en uno de los taburete.

- Mamá y papá nos dejaron la comida lista, a partir de mañana tenemos que cocinar nosotras.- Sonrió de una manera divertida e hizo un baile raro con sus cejas. Yo no sé cocinar y Sophia cuando lo hace cocina unas rareces que no me gustan.

- Mañana mismo me pongo a ver vídeos en Youtube para aprender a cocinar, ni loca lo harás tu.- Me apresuré a decir. Ella soltó una carcajada.

- Si así lo quieres...

- Sí, así lo quiero.- Dije cortante.

Empezamos a comer en silencio, cuando terminamos de lavar los platos Sophia se volteó sonriéndome emocionada.

- Me encanta el nuevo auto, ya entiendo por qué mamá y papá estaban tan sospechosos todas estas semanas, estoy demasiado emocionada. - Empezó a dar saltitos.

- Yo también, menos mal que las dos aprobamos el examen de conducir.- Dije con un dejé de orgullo en la voz. Me miró con emoción y nervios.

- Mañana comenzamos el Instituto, nuevos chicos, nuevo ambiente, nuevos lugares...

- Misma yo.- La corté y baje la vista.

- Vamos Mac, no seas así. Es una nueva oportunidad para que seas popular.- Levanté la vista y la miré mal.

- No necesito ser popular, me gusta ser invisible.

- Si eres gruñona.- Me volteó los ojos y fue hacia su habitación.- ¡Si mañana no te levantas te pondré hielo! ¡Buenas noches! - Gritó y dio un portazo.

Maldita sea. A levantarme temprano otra vez ¿acaso no me dejaran dormir todo lo que yo quiera algún día?

Caminé directo a mi habitación. Entré y me acosté en mi cama mirando al techo. Quiero desquitarme con Sophia. Tengo que pensar en una broma.

¿Qué broma le puedo jugar por ser tan jodidamente fastidiosa últimamente?

Ya le coloque cucarachas en el baño, ya escondí su maquillaje, su teléfono y...
¡Ya se!

Corrí al baño y agarré el secador de cabello, busqué el talco y le eché un poco adentro, limpié todo para que no se notara nada y lo dejé como estaba. Me cepille los dientes riendo y me aplique una mascarilla facial.

Soy una puta genio, lo sé.

Caminé a mi habitación con una enorme sonrisa. Busqué una ropa cualquiera para usarla de pijama y me acosté en mi cama.

A Sophia le espera una tremenda broma por ser tan pesada.

Mis párpados se colocaron más y más pesados hasta que caí rendida en los brazos de Morfeo.

Enamorate de mi.   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora