Cuando por fin terminé el pesado viaje para volver a mi casa, lo primero que hice fue asegurarme de que Harry estuviera ahí. Y si, efectivamente, mi ángel estaba dormido en nuestra cama, abrazándose así mismo envuelto en varias mantas. Parecía un niño después de haber tenido una pesadilla, buscando consuelo que nunca llegaría.
Antes de ir a mi encuentro con él, decidí bañarme. Dicen que los lugares en que uno puede llegar a olvidar su entorno, son en la ducha, en un abrazo y con una canción; y yo no podía estar más de acuerdo.
Me bañe lentamente, para poder postergar un poco mi despedida. Ya cuando los vidrios que habitaban en el cuarto de baño se empañaron, pude asegurarme de que era hora de salir.
Me paré delante del espejo, y lo froté para poder verme reflejado en este.
No me reconocí, tenía barba y cabello largo, nunca estuve acostumbrado a ese look. Mis ojos rojos e hinchados, no daban tampoco una buena impresión de mi persona, y traté de recordar inútilmente cuando fue la última vez que sonreí de verdad. No de las sonrisas que uno tiene cuando se embriaga, o cuando se saca una foto con una persona apreciada. Sino, de esa que sale naturalmente, que no es producto de una nostalgia o tristeza, todo lo contrario, refleja nuestra alma feliz y alegre.
Jamás crean que por estar con el amor de su vida, tendrán la felicidad garantizada.
Cuando ya las malditas lágrimas iban a salir de nuevo, envolví mi cuerpo en una toalla bruscamente y salí. Tuve piel de gallina al sentir la frialdad del pasillo que separaba mi habitación y el baño. Empecé a estornudar, si no me apuraba podría llegar a pescar un resfriado.
Después del monótono ritual posterior a una ducha, me acosté al lado de Harry. Me sentí tan raro al estar de nuevo compartiendo una cama con él, aunque no tengamos contacto alguno. Estaba paralizado, no sabía qué hacer.
Tantos años tratando de construir un muro de confianza, para que en poco tiempo se vaya desmoronando, hasta llegar a este punto, cuando termina de caer del todo.
Luego de unos minutos en silencio, me aventuré a tocar su espalda con mis dedos. Tenía puesta la misma ropa, quizás él se tiro a la cama ni bien me fui.
Hubo una reacción, pues mi mano fría traspasaba la fina tela. Me acerqué un poco más, para poder darle un poco de calor estrujando mi pecho contra su espalda. Escuché como murmuraba cosas sin sentido y mi corazón se llenó de ternura porque sabía que nunca perdería la costumbre de hablar dormido.
Si sólo él supiera que me confesó su amor en una noche, en el mismo estado en que se encontraba ahora.
Recuerdo muy bien aquella noche, podría haber sido en el 2010 o quizás ya principios de 2011. Estábamos acostumbrados a dormir en la misma habitación, y fue en ese tiempo en que sabíamos que había cierta tensión entre nosotros, aunque teníamos miedo de hablar sobre nuestros sentimientos. En fin, entre juego y juego, habíamos roto mi cama, por ende me tocaba dormir en el suelo; mi ángel se negó, y tuvimos que compartir su cama. Él durmió primero, y yo trataba de mantenerme despierto para memorizar cada roce que "sin querer queriendo" nos regalábamos. Hasta que algo me llamó la atención:
"Louis, dime que siempre estaré en tu corazón"
A lo que respondí:
"Y yo seré tuyo sinceramente"
"Te amo, adiós"
Sin decir más; se durmió de nuevo y no emitió sonido alguno. Al día siguiente, tuve la idea de twittear el famoso y relevante AIMH para tener una respuesta, la cual no llegó hasta unos meses después. Él nunca se acordó de su declaración de amor.
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Always be my home - LS
Fanfic" -Tomaremos caminos distintos, pero quiero decirte una última cosa antes de que todo esto termine... -Louis, por favor no. -...Siempre estarás en mi corazón. Y así, fundidos en un abrazo que nadie en el mundo podría romper, nos tumbamos e...