CAPÍTULO 7

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El carro se detuvo pero yo apenas me percaté. Era por la noche y yo ya estaba medio dormido con el bebé aun descansando en mis brazos. Pero eso duró poco.

Noté como alguien tironeaba de mis brazos y me espabilé al momento. El hombre de antes intentaba sacarme a mi hermana de mi agarre.

-- ¡No! ¡Alto! ¿Que haces?

-- ¡Suelta al bebé! ¡Tengo que dárselo a la Caridad para saldar mi puñetera deuda!

-- ¿A la qué?

Sentí un fuerte golpe en la cara que me tumbó. El hombre me había abofeteado con fuerza y me había partido el labio.

Me incorporé con dificultad y me di cuenta demasiado tarde como bajaba del carro con mi hermana en brazos.

-- ¡No! ¡Sueltala! ¡Devuelvemela!

Salté del vehículo al suelo tragando tierra al caer, pero no me importó. Me levanté como un resorte y me tiré a los pies del hombre agarrándoselos para que no se moviera, cosa que realmente no sirvió de nada pues mi fuerza era nula.

Sus compañeros me alzaron en brazos y yo pataleé y grité mientras sentía como mi cara volvía a mancharse de agua.

-- ¡Aisha! ¡Aisha! ¡Aisha! ¡No!

Vi como el hombre le daba la niña a una mujer con traje negro y capucha y luego esta se adentró con mi hermana al edificio del que había salido. El bebé por su parte había comenzado a llorar entre tanto escándalo y ya no había quien lo acallara.

TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora