CAPÍTULO 5

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-- ¿Y... qué pasó con el bebé? -- Preguntó la joven al percatarse de que el chico había dejado de hablar. -- ¿Y qué fue de Asahi? ¿Algún día las conoceremos?

Él se puso serio y desvió la mirada.

-- No lo creo. -- Musitó.

-- ¿Qué quieres decir?

Giró la cabeza para verlo a la cara y se dio cuenta de su expresión cargada de tristeza y nostalgia.

-- Porque no se nada de mi hermana desde los 5 años. Y Asahi... -- Suspiró recordando aquel espantoso día. -- Te lo contaré.

______

Ya habían pasado 3 meses desde el nacimiento de mi hermana pequeña.

En ese tiempo había logrado encontrar, de puro milagro, a una mujer que también acababa de dar a luz y por lo tanto tenía leche para amamantar. Logré convencerla de que alimentara a Aisha a cambio de que yo fuera a buscarle el agua al río. Por lo que en ese tiempo tenía que cargar con dos baldes en lugar de uno, pero todo fuera por poder ayudar a mi hermanita.

En esos momentos me encontraba sentado a la orilla del río junto con Asahi escuchando el cantar de los grillos. Ya era costumbre quedarnos allí un rato a descansar y pensar antes de emprender el viaje de vuelta.

Me fijé en como me hacía señas e intenté captar el mensaje. Cerraba las muñecas en dos puños y se restregaba los ojos como si imitara a un niño llorando. Comprendí enseguida a que se refería.

-- Aisha está bien, ahora mismo está con la señora Sawa. -- Sonreí.

Me hizo más gestos que interpreté enseguida. Se estaba burlando de mi porque antes odiaba al bebé y ahora lo quería.

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