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Discordia estaba observando a su presa, preparándose para atacar pero no lo haría hasta que conociera con detalle a su presa.

Aquel ex cazador tenía algo que ella quería, aquel hombre tenía un excelente don que lo hacia sumamente especial. Aquel fuego que vivía controlado ella lo quería al igual que anhelaba tenerlo.

Sería suyo, para tenerlo tenía que eliminar los obstáculos sin importar nada.

Suicidio sonreía ante su mirada lujuriosa, las dos gemelas sonreían ante el plan que estaban realizando.

— tendrás que eliminar a ese lobo si lo quieres –canturrio suicidio–

Discordia replegó sus alas a su espalda, bajo de su trono caminando con sus pies descalzo en el frío suelo de piedra caliza.

Sus quimeras aullaron de hambre, las acaricio para callarlas mientras pensaba como seguir oculta sin que su hermano mayor se enterara, lo había hecho durante siglos envenenando la mente de Itzar, discordia hizo aparecer dos cuerpos muertos de dos campesinos para que sus adoradas quimeras se alimentaran.

— primero hay que ver lo de la pequeña, quiero saber su poder.

Suicidio río, bebiendo de su copa el vino sagrado con ambrosía.

— su poder es magnífico, saboreo por sentirlo.

— lo se.

Discordia sonrió a su gemela, no había prisa para llegar al final. Lo mejor viene a lo último y ella estaba dispuesta a esperar para que todo fuera perfecto.

— iremos a mercy's fall y veremos todo.

— Orion está ahí, casado con una mujer de bajo nivel...

— sabemos que tiene dos pequeñas debilidades.

— los dos cachorros no han despertado su poder, será fácil atraerlos.

— lo aremos cuando sea necesario si lo hacemos ahora sería colocar una Diana sobre nosotras —dijo discordia mirando las almas del río de los lamentos– hay que conocer al enemigo.

Suicidio asintió, dejo su copa de oro puro y fue a donde su hermana estaba.

— brillante como el amanecer...

Las dos tenían el cabello negro tan negro como la misma oscuridad, sus ojos eran rojos como la sangre, piel blanca e inmaculada, cuerpos voluptuosos y delgados.

— pobrecitos —suicidio acaricio un alma que daba círculos bajo el río de los lamentos— y estúpidos.

Los dos destellaron sobre el risco que daba vista al pueblo de mercy's fall, los pueblerinos iban y venían bajo la tormenta de nieve, los lobos aullaban llamando a la luna.

Discordia extendió sus alas para cubrir de la nieve a su gemela, sus pies nunca debían tocar nada o todo vivo moría, su gemela era la diosa del suicidio de todos aquellas almas que se suicidaban iban a ella.

— ahí está Orion —señalo suicidio–

El dios rey estaba jugando con sus dos hijos, una niña de pelo chino rojizo y un varón de la misma edad que la niña, el rojo de su cabello del varón se estaba tornado Cataño y sus ojos ámbar mostraban que era el siguiente en la línea de sucesión.

— así que el niño heredo los poderes de su padre —discordia no despegaba los ojos de la familia– la niña salió más loba que diosa.

— supongo que no será ningún problema para poder entrar en la mente de Zarat para atraer a Heather.

3° La Luz de Mi OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora