Capítulo 2

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Odiana había salido de casa a hacer la compra en el súper de al lado, porque no tenían ni una triste botella de agua.
No se cómo hago... Pero Laura dice que siempre me lo como yo todo...
Entra al súper y coge una de esas cestas rojas de la entrada. Camina hasta la sección de las comidas y coge leche, harina, algo de fruta, embutidos, salsas, verduras, pollo y pescado. Cuando va a pagar se encuentra con una señora mayor algo gorda. La señora se toma su tiempo para sacar la cartera del bolso, pero al sacar unas monedas tira un euro. Odiana se agacha y le devuelve a la señora la moneda con una sonrisa y ella le da las gracias. Cuando termina, Odiana pone sus cosas en la cinta transportadora y la mujer que atiende lo va chequeando.
-132€ -Dice finalmente.
Odiana paga y su cartera se queda llorando. Le quedarán 2€ de milagro. Pero vamos a ver, ¿qué tan caro está?
Sale del súper con tres bolsas llenas y camina hasta un banco de madera. Deja las bolsas en él y se sienta a llamar al taxi. Mientras espera ve un gimnasio al otro lado de la calle. Puede que otro día se inscriba, pero no ahora, porque el taxi acaba de parar frente a ella. Mete las bolsas en el maletero y se sienta de copiloto.
-Bueno, ¿a dónde fuiste? Si no te importa la pregunta, claro. -Dice el taxista que se ha hecho amigo de ella en estos días.
-No, tranquilo. Estuve en el súper, la verdad es que nunca tenemos comida en casa...
El hombre se ríe y para frente a su apartamento. Ella sonríe y cuando va a abrir la cartera el hombre le pone una mano en el hombro.
-No, déjalo. -Dice negando con la cabeza. -Es mi agradecimiento por ser tan buena compañía.
Ella le sonríe, le da las gracias y baja del taxi. Coge sus bolsas del maletero y entra al edificio. Sube al ascensor y pulsa el botón de su planta. Al llegar prácticamente arrastra las bolsas por el suelo. Abre la puerta y al entrar ve a Laura sentada al lado de otro chico. En seguida se callan, pero oye como Laura le dice al chico en un susurro.
-Ya se lo digo...
Se aleja del chico y sigue a Odiana a la cocina. Ella está empezando a guardar la compra cuando la ve entrar.
-Oye, Odiana...
-¿Qué quieres ahora?
-¿Yo? No, no, nada...
Odiana sigue guardando la compra, pero se para y mira a Laura, de pie a su lado. Las chicas intercambian una mirada y Laura sonríe tímida.
-Verás, yo se que tu eres mi mejor amiga. Y sabes que yo te quiero mucho...
-Que si, Laura ¿Qué quieres? Ve al grano. -Dice expectante.
-Bueno, es que... Ok, me vas a decir que no pero te voy a preguntar igual. El sábado en la noche hay una fiesta y me preguntaba... En fin es que ir sola me da palo así que le pregunté a Hugo, pero él tiene que cuidar a su hermana pequeña porque sus padres se van de viaje. Así que si tu puedes...
-No.
-Pero ¿por qué? ¡Solo es una fiesta!
Odiana lo piensa mejor, el sábado no tiene nada que hacer y Laura no es de las que van a fiestas peligrosas...
-Bueno...
-¿Si? Gracias, ¡te amo! -Dice saltando y luego abrazándola.
Odiana se ríe y luego la ve salir de la cocina dando saltos. Al fin y al cabo, ¿qué más da? Es una fiesta, ella quiere ir y el sábado no tiene nada que hacer. Hablando de eso, mañana pasará por el gimnasio que había visto esta tarde. Tiene que perder algunos kilos... Sigue colocando la compra y cuando termina se va a acostar. Anoche no durmió bien. En menos de un minuto su cachorro sube a la cama y se acuesta a su lado.

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