Capitulo 21

553 49 21
                                    



Erase una vez una chica de anteojos bastante adorable. Érase una vez en un futuro distante, una chica de anteojos bastante adorable. Érase una vez Toshinō Kyōko enfrentando el peligro que podría representar dicha chica de anteojos ya no tan adorable.

"y bien... ¿Qué es lo que se le ofrece Toshinō-san"

Kyōko palideció ante esa fría mirada, lentamente y desde adentro congelaba sus nervios. Sabía que debía actuar, pero había un nudo en su garganta. La presión de su pecho, y aquellos ojos acusadores, la empujaban a un abismo lleno de tormentos.

Cerró los ojos fuertemente, respiró hondo un par de veces. Era el momento de enfrentar sus errores. Ahí en ese instante, esquivar a Chitose y encarar a Sugiura Ayano. Reparar el daño que ha causado.

"necesito..." detuvo su habla, su valor se quiso esfumar

"tú necesitas..." remarco Chitose con aquel tono frío

Vamos Kyōko... tu puedes. Alzó la vista y la fundió con la de Chitose, en ese momento ninguna de ellas quiso ceder.

"Tengo que hablar con ella..." habló con firmeza "necesito hablar con Ayano" dijo Kyōko sosteniendo la mirada

"¿Qué es lo que sucede contigo"

Chitose se suavizo, pero aun no dejaría que la rubia entrase y hablara con su mejor amiga. Aun después de que pasaran varias horas, de ver y tratar con una Ayano completamente destrozada. Chitose lo único que podía sentir en esos momentos era ira.

Pero aun así, Chitose sabía que entre todo aquella escena de telenovela algo no cuadraba para nada. Tenía muchos años conociendo a Yui y a Kyōko, que le resultaba increíble que durante cinco años ellas hayan engañado a sus ojos.

"¿Por qué lo hicieron?" no sabía cuánto más podría mantener esa mascara, Chitose pronto se derrumbaría al igual que su amiga

"es solo un mal entendido..."dijo Kyōko tratando de explicar la situación

"mal entendido... ¡lo hicieron! ¡La lastimaron!" grito con rabia Chitose

"por favor..." Kyōko no pudo detener las lágrimas "lo siento... ¡déjame decirle! Déjame decirle... no quise lastimarla... la amo demasiado" dijo Kyōko al borde del llanto

"¿Qué? Estas..."

"¡es cierto!... ahora no hay por qué ocultarlo... ¡yo amo a Sugiura Ayano, y a nadie más!" grito a todo pulmón su confesión improvisada. Si eso le diera un boleto directo hacia su amada, qué más da gritarlo al mundo entero.

Chitose al oír esa confesión no supo cómo reaccionar. Rápidamente estudio a la rubia en busca de alguna señal que delatara su mentira, pero no hubo ninguna. Kyōko lo había gritado con tanta firmeza, tanta seguridad en cada palabra, que era difícil no creerle. Pero esa confesión hizo que la sangre de Chitose hirviera aún más.

"entonces tratas de separarlas..."

"¡no! Yo no soy esa clase de monstruo" Kyōko se adelantó a las conclusiones de Chitose "jamás le haría daño a ella, y es por eso que estoy aquí. Quiero arreglar esta situación... quiero que Ayano y Yui vuelvan a formar una hermosa familia"

¿Podría ser verdad? ¿Podría acaso Kyōko enmendar el daño que ella misma había provocado? Las heridas son muy profundas, sanarlas ya era bastante complicado. Tal vez Kyōko tenía la solución definitiva. Era posible, y Chitose estaba consciente, de que Ayano hubiera sido víctima de sus propias conclusiones.

Eran sinceras sus palabras, Chitose no tenía ninguna duda. Suspiro entonces permitiéndole la entrada a su morada, pero no dejaría que Kyōko quedase a solas con Ayano. Le dio la bienvenida con un gesto de su mano, Kyōko le agradeció mostrando una cálida sonrisa.

"está bien Toshinō-san... si en verdad quieres reparar el daño que has hecho... yo no soy quien para impedirlo" Chitose entro en su casa acompañada de la rubia quien la siguió hasta la sala de estar "por favor espera aquí. Debes saber que ella no querrá verte así como así" con un gesto le indicó que tomara asiento "Ayano-chan está arriba, hablare con ella y tratare de convencerla a que escuche lo que tienes que decir" Kyōko asintió en acuerdo sentándose en un sillón del lugar "pero no te prometo nada"

Chitose dejo a la rubia mientras ella iba por la chica de la coleta. Kyōko quedo sola con sus pensamientos, mientras sus dedos jugaban entre ellos queriendo así calmar su corazón. Después de unos minutos sus métodos no parecían funcionar muy bien, su pecho cada subía y bajaba cada vez más rápido. Los segundos parecían detenerse haciendo aún más cruel la tortura.

Chitose bajo pasado varios minutos, encontró a la rubia ojeando despreocupada una revista que había sobre la mesa del centro. Aquel acto la hizo dudar un momento de las capacidades de Kyōko. No debía equivocarse pues eso le costaría caro. Se acercó a ella y le indico que le siguiera.

"fue difícil Toshinō-san..." dijo Chitose subiendo unas escaleras "ahora todo depende de ti"

Kyōko guardo silencio, espero hasta estar frente a Ayano para articular una palabra. Ambas se pararon frente una puerta, el momento estaba cerca. Kyōko respiro suavemente, con forme Chitose abrió la puerta.

Lentamente del otro lado una larga y hermosa cabellera morada hacia su presencia. Kyōko aguantó la respiración, parpadeó una última vez antes de que sus ojos hicieran contacto con los de ella.

Su rostro estaba en blanco, los años que paso junto a Yui le habían servido de algo. Pero aunque su expresión se negara a compartir su estado, las marcas visibles contaban otra historia. Aquellas mejillas que brillaban, aquellos ojos ligeramente hinchados, aquel hermoso cabello desalineado. Sin duda algo que destroza el corazón de Kyōko.

"Aya..."

Silencio total luego de que la habitación fuera inundada por aquella sonora bofetada. Con la vista hacia un costado y aquel molesto y doloroso ardor en la mejilla, Kyōko sintió aquella primera descarga de ira. Vendrían muchas más, Kyōko lo tenía presente

"me merezco esto y mucho más" dijo ella denotando su culpa

Ayano se negó a responder, pues agitada ella estaba. Kyōko acaricio su mejilla y enderezó su postura, la vio a los ojos... segundos después.

"perdóname" Kyōko fue contra Ayano

Ella no ha cambiado, Kyōko sigue siendo la misma. Y es por eso que tomando las manos de Ayano, Kyōko la aventó sobre la gran cama detrás de ellas.

"¡kyaa...!"

Chitose no supo interpretar ese momento dado, pero trató de separar a la rubia quien sobre Ayano sostuvo sus manos. Pero antes de que Chitose arruinara el momento, Kyōko hizo lo impensable... bueno... es Kyōko, ella no piensa. En fin...

En un arranque de valor o estupidez, Kyōko descendió capturando los labios de Ayano con los suyos en un beso salvaje. Esto basto para despistar a Chitose de su idea original, provocándole una increíble hemorragia nasal.

Ayano abrió los ojos con gran sorpresa, pues jamás se esperaba hago como eso. Se sentía familiar, algo de toda una vida. Creía haber estado preparada pero nada más equivocada. Un cosquilleo en su estómago, un ardor en sus mejillas. Su corazón iba rápido acelerando, sus brazos dejaron de luchar cayendo a sus costados. Creía estar loca por como correspondió aquel beso, ya sus ojos se cerraron dejándose llevar por aquellas nuevas sensaciones.

"te amo Ayano" dijo Kyōko separándose un poco de la indefensa Ayano "siempre lo he hecho, te amo"

¿Qué había hecho?

Se negó a mirarla manteniendo su vista en la oscuridad, se culpó por ser débil por dejarse arrastrar. ¿A que estaba jugando Kyōko? ¿Qué quería demostrar? Fuera lo que fuera las cosas parecían indicar que ella había ganado. Pero Ayano sintió algo inusual, algo cálido resbalaba por su mejilla. Ella se arriesgó, abrió los ojos para encontrarse con una rubia destrozada, que lentamente cayó sobre ella. Ayano no dudó ni un segundo en recibirla.

DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora