Capitulo 6

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_____, estaba indignada y enfadada. Daba vueltas por su casa sus manos acariciaban sus labios de vez en cuando sin poderlo evitar, el sabor de los labios de Harry aún la torturaba, el recuerdo de su lengua en su interior buscando y acariciando la suya.

Sus gruñidos, sus manos acariciándola.

¡Maldito fuera!

«Me gusta quemarme, cariño. Tú empezaste el juego, me gustas, y quien ríe el último ríe mejor, esto solo acaba de empezar.»

Las palabras resonaban en su cabeza, sobre todo teniendo en cuenta lo sucedido después; ella había salido enfadada de la cafetería ya que se había dado cuenta de que eran el centro de atención de la cafetería, todas las miradas estaban en ellos. Había intentado escapar hasta su casa, pero en el momento en el que iba a alcanzar la puerta, Harry la había agarrado del brazo, haciéndola girar en sus pies y sin darle tiempo a nada la había besado pegándola contra la pared, sus manos le habían sujetado los brazos para que no se moviera, hasta que ella se había rendido bajo su fiera boca, la había echo perder el control, olvidarse de todo y de todos con ese beso brusco y apasionado, solo habían quedado, ella y Harry, y mucho que sentir.

Hasta que el teléfono móvil de Harry había comenzado a sonar, rompiendo el encanto y devolviéndolos a la cruda realidad.

Ella había aprovechado el momento en el que Harry había contestado el teléfono para abrir la puerta de su casa y encerrarse en ella, escapando.

«Cobarde» Se reprendió. Si, podría llamarse así si quería, pero en ese momento no le importaba, estaba demasiado nerviosa, su cuerpo estaba demasiado vivo, y no se fiaba de si misma.

Poco después escuchó el timbre y supo quien era el que llamaba; Harry. Pero ella se había escondido,  había guardado silencio y no había abierto la puerta; no se atrevía. Tenía que aclararse antes.

Tenía que solucionar todo aquel embrollo.

Y no tenía idea de cómo hacerlo.

Tumbado en la cama, Harry miraba el tiempo pasar… cuando había entrado a su casa, después de aporrear la puerta de _____ sin éxito, se había tirado sobre el colchón sin tan siquiera quitarse los zapatos, aunque una ducha de agua fría no le vendría mal, nada mal.

Tener cerca de aquella fogosa castaña no le hacía nadada bien. El simple echo de tenerla cerca hacía que su cuerpo ardiera de deseo. Y eso lo iba a torturar durante un tiempo; pensaba cumplir su promesa, la iba a perseguir, la iba a joder, con todo el significado de la palabra. Si ella lo molestaba él la molestaría, no había más nada que decir o hacer, simplemente actuar.

Aunque cierta duda se alojaba en su cabeza. ¿Cómo y de donde había sacado la idea de que le había roto el corazón a su amiga? ¡Si ni siquiera sabía quien era! Es más… él no había mantenido una relación seria desde… no recordaba haber mantenido una relación sería en su vida, tal vez a la edad de catorce años, quince, cuando las mujeres no querían compromisos muy serios. Claro, que a más edad ya empezaban a soltar tonterías relacionadas con el matrimonio, con vivir juntos, que si dejar el cepillo de dientes…

Ninguna entendía que él quería su espacio y su vida.

Y ahora todo era un caos, aquella mujer se había entrometido en su vida, y en su cama, y había salido de ésta igual de rápido que había entrado. Para colmo no quería ni tenerlo cerca, aunque no podía ocultar que sus caricias la derretían y mucho.

Y a él le encantaba acariciarla…

-¡Miierda! –farfulló incorporándose. Tendría que hacer algo, aquel efecto no era normal, tan solo bastaba que cerrara los ojos para que a su mente acudiera aquella cara llena de deseo, aquella boca rosada entreabierta emitiendo gemidos y pidiendo más. El calor inundaba su cuerpo, y él no sabía detenerlo.

Se tendría que dar muchas duchas de agua fría, hasta que consiguiera que ella lo dejara en paz.

-Y esta será la primera… -dijo desnudándose.

Gafas de sol, una copa en su mano, una sonrisa en sus labios. _____ disfrutaba del fresco viento del comienzo del otoño sentada en un bar a unos metros de su casa, necesitaba descansar, pensar y una copa para aclarar las ideas. Aún no tenía claro lo que iba a hacer.

Al salir de la ducha el teléfono sonaba, y al contestarlo había descubierto que era Ever.

Un nudo se alojó en su estómago y sonrió intentando mantener la compostura, desde luego aquel no era el mejor momento para hablar de nada, pero no podía colgarle.

-¡Hola! –la había saludado eufórica su amiga, se le notaba feliz y eso si la hacía sonreír- ¿Cómo te va todo?

-Hola Ever, pues… eh… más o menos.

-¿Y con Harry, que ha pasado?

-Nada… bueno, le he espantado a algunas tipas… se enfadó.

-Normal –rió su amiga- ¿y como lo has hecho? Si te fijas las atrae como si fuera miel.

«Es miel» pensó y sacudió la cabeza.

-Pues… eh… me acercaba y lo trataba como si fuera mi novio, le decía términos cariñosos… eh… y lo besé.

-Vaya… -de repente una sonora carcajada resonó en el auricular- tiene que estar bien cabreado.

-Un poco.

-¿Un poco nada más? –Ever rió de nuevo.

-¿Y a ti que tal te va? –le preguntó cambiando de tema, no quería dar más detalles.

-Todo va genial, como siempre –comentó- hay _____, me tengo que ir, tengo una reunión… en cinco minutos. Te quiero, suerte y besos.

-Adiós Ever…

_____ sacudió la cabeza y prestó atención al hombre que se le acababa de plantar delante.

-¿Tienes fuego? –preguntó con un cigarro en la boca.

-No, lo siento, no fumo.

-Mejor, este vicio es muy malo –ella sonrió.

-Si, supongo…

-Yo he intentado dejarlo, pero no lo consigo, tal vez podrías ayudarme… -comentó el chico. Ella sonrió ante el descaro de aquel tipo, tal vez no le vendría mal divertirse un poco.

-¿Tú crees?

-Claro que si. Matteo –se presentó extendiendo la mano.

-__…

-Hola cielo –ella dio un respingo ante aquella voz, Harry se inclinó sobre ella y la besó en la mejilla- siento el retraso, no encontraba aparcamiento, espero que no te aburrieras mucho…

-Eh… creo que mejor me voy -dijo Matteo. Y cuando se alejó Harry comenzó a sonreírle a _____ con descaro.

Bien. La guerra acababa de comenzar.

Jugando con fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora