Cap.4 Cambio Parte 2

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Narra Shinobu.

Esperábamos a Yamamoto en la entrada del Instituto. Las chicas ya se estaban impacientando ¿Le habrá pasado algo? Como si Chizu me leyera la mente comenta malhumorada.

–Ya lleva como quince minutos de retraso. ¿Qué tan importante era esa llamada para tardar tanto tiempo?

Me ofrecí para ir a buscarlo. Me preocupaba un poco ese chico. Siempre era tan serio y no hablaba con nadie. Rechazaba a la personas como si fuesen una peste. Simplemente no le agradaba a nadie y nadie se esforzaba por llevarse bien con él.

Lo que me llamo la atención de Yamamoto fue su habilidad de combate. O mejor dicho, su fuerza para noquear a cualquiera.

De vez en cuando lo observaba de reojo cuando nos cambiábamos de ropa o en las duchas. Tiene un cuerpo envidiable. Sus músculos derretirían a cualquier chica y se morirían por tocarlo, si fuera una chica, también estaría loca por él.
Ja, ja, eso sonó extraño.

A pesar de ser el más odiado del salón, varias ya se han enamorado de él, aun que nadie se atreve a confesárselo. Yamamoto tiene una especie de repelente contra las mujeres. No está interesado en ninguna. Bueno. No está interesado en casi nada.

Escuche que participo en las preliminares en el campeonato de Judo el año pasado en su anterior escuela, pero al parecer no está interesado en participar de nuevo.

Me encuentro a Yamamoto de pie. Inmóvil, fuera del salón de clases.
Su tristeza me dolía. Lo consideraba un amigo, aun que no estaba seguro de que él me considerara su amigo, aun así, quería ayudarlo. No sabía cómo.

Me acerque lentamente ofreciéndole todo mi apoyo. Yamamoto no me miro a los ojos, a pesar de tener unos ojos tan bonitos de un color castaño verdoso... Esa frialdad me hirió profundamente, me confirmaba que aun no confiaba lo suficientemente en mí.

Me acerque lo más despacio posible. Quería darle un abrazo sin recibir un golpe a cambio. La reacción inesperada de Yamamoto me sorprendió.

Me estaba abrazando con tanta fuerza que casi me deja sin aire en los pulmones. Al menos confirmaba la fuerza de sus músculos.

Le devolví el abrazo de vuelta, dándole palmaditas en la espalda para tranquilizarlo. Ocultaba su rostro en mi pecho. Espero que no esté llorando, no sé qué hacer cuando alguien llora pero si comienza a llorar, llorare con él. Eso hacen los amigos, creo.

Si alguna de las chicas me viera abrazando a Yamamoto me asesinarían con la mirada.

El impulso de acariciarle su melena negra, sus largos mechones en su nuca, me pareció un tanto extraño.

Me contuve, aun así, quería demostrarle mi afecto y enrede mis dedos en su cabello negro. Tenía el cabello suave como una chica, luego lo molestaría con eso.

El abrazo se extendió por otros segundos más y me soltó.

Creí que iba a decir algo pero no. Guardo silencio y se marcho a paso lento por el pasillo.

Yo lo seguí sin comentar ni una palabra. Tampoco sabía que decir. Al menos no se puso a llorar. Suspire con alivio.

Narra Ikuto

Nunca imagine que estar en los brazos de ese idiota iba a ser tan confortante.
Nunca imagine que ese idiota me abrazaría también.

Me está dando mi espacio. Camina a mi lado, manteniendo la distancia entre los dos. Sí que es atento.

Uf. No puedo sacarme de mi cabeza la conversación que tuve con mi madre.

Mi celular vibro, indicándome en la pantalla que era mi madre, pensé en no responder pero insistía demasiado que opte por contestar la llamada.

Su horrible voz de autoridad traspaso a través de los parlantes del celular.

–Ikuto, quiero que llegues temprano a la casa. Tienes una importante entrevista con el director de la Universidad más prestigiosa de todo el país y no quiero que llegues tarde.

No me contuve y le dije lo que sentía.

–Si es tan importante. ¿Por qué no enviaste un auto para que me viniera a recoger?

Sabia cual iba a ser su respuesta. Lo sabía, aun así la hice, solo para saber que pretexto me entregaba ahora.

–Ikuto, sabes que no tengo tiempo para...

–Tú no tienes tiempo para nada. Ya lo sé. Tu agenda está colapsado de anotaciones y reuniones y ninguna dice "Pasar más tiempo con mi hijo" con tu único hijo. No te importo y solo piensas en ti y en nadie más y temo decirte que no llegare a esa entrevista, ni siquiera te confirmo si llegare a dormir pero para que te aviso, si no te hubiera informado, ni te darías ni cuenta de mi desaparición.

Corte la llamada. Era consciente de que estaba gritando cada palabra, aun así, saque toda mi furia y mi rabia, porque por años he vivido en ese mundo donde a tus padres le interesa más las opiniones de los demás que de su propia familia.

Al menos me desahogue. Ahora debía encontrar un lugar donde pasar la noche.

Narra Shinobu

A la entrada del instituto, Chizu nos apresuraba con sus típicos comentarios a todo pulmón.

–Apresúrense. ¡¡No tenemos todo el tiempo del mundo!!

Adelantándonos y jalando a la fuerza a la pobre Kakera. Si continua así, va a terminar con la amputación de sus brazos.

Era mejor dejarlo para otro día. La expresión de Yamamoto no me convencía del todo. Se veía decaído. Tal vez si le doy otro abrazo mejore su ánimo.

Su pregunta me tomo desapercibido.

–¿Puedo quedarme a dormir en tu casa?

Continuaba sin mirarme a los ojos, sin embargo, me sentí feliz. Nadie se había quedado a dormir. Era hora de fortalecer nuestra amistad y esta era la oportunidad perfecta.

Lo abrace del cuello y le respondí con todo el entusiasmo del mundo.

–Claro que puedes y las veces que quieras.


El Misterio Del Amor [LGTB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora