Capítulo 1: ¿¡Embarazada!?

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Narra General

Año actual: 2016.

Retrocederemos tiempo atrás...

Una noche de lluvia mojaba las calles de Londres, capital del Reino Unido.

Lugar en donde se celebraba la boda del rey, Eduardo Orleáns Graham de 29 años con la nueva reina, Violeta Bradley White de 24 años

Todo era felicidad para ellos.

La celebración de la boda era en el patio techado del gran palacio del rey.

Y mientras éste caminaba elegantemente por los pasillos rumbo a con los invitados, alguien le detuvo.

—¿Rey Eduardo?— escuchó una voz femenina hablarle de entre las sombras de la noche.

El rey buscó la procedencia de la voz.

Entonces, una mujer de 24 años, se asomó entre los árboles del jardín.

—¿Elena?preguntó el rey confundido.

—¿No habías pedido unos meses de descanso por tu salud?—.

La mujer terminó por salir de entre los árboles, dejando totalmente al descubierto su gran vientre.

Lo que dejó al rey atónito.

—A es mi rey. Pedí los meses para cuidar de mi salud, ya que un bebé viene en camino. Y usted... Es el padre... confesó la mujer.

—¿Q-qué?— habló con voz temblorosa el rey.

—¿Yo soy el padre?preguntó.

—Si Eduardo, eres el padre—.

El rey se comenzó a preocupar.

¿Y a qué viniste?—.

—Vine para pedirte que vengas conmigo y hagamos una vida juntos con nuestro bebé. Y que... Le des tu apellido—.

El rey la tomó por los hombros un poco desesperado.

—¿¡De qué hablas!? ¿¡Estás loca!? ¡Eres una sirvienta! ¡Jamás haría eso! ¡Acabo de casarme! ¡Amo a mi esposa!— le gritó.

Ella lo miró triste.

—P-pero, tú dijiste que me a-amabas y estoy esperando un bebé tuyo. ¿Qué pasará con él y conmigo?— habló Elena entre lágrimas.

El rey pensó en una solución rápida.

—Mmm... Okay... ¡Esto es lo que harás! Te irás a Roma con el bebé. Te daré el dinero necesario para tu viaje y para lo que necesites. Pero jamás se lo dirás a nadie y no le daré mi apellido. Quiero que te vayas esta misma noche. Ve con mi principal mayordomo y pídele un cheque con la cantidad de dinero que desees, pero nvuelvas a buscarme en toda tu vida. Adiós Elena terminó.

Para sin mas, dirigirse a la fiesta con su esposa e invitados

Elena quedó completamente triste y con el corazón destrozado.

¿Cómo podía alguien decir las palabras "Te amo" y luego fingir nunca haberlas dicho?

La mujer con los ojos rojos se dirigió al interior del palacio, donde hizo caso a lo dicho por el rey.

[...]

Con el alma partida, Elena finalmente llegó a Roma

En donde rentó una casa decente. 

Aún no terminaba de instalarse completamente, cuando unos dolores en el vientre le impidieron seguir.

¿El bebé nacería ese mismo día?

Con la ayuda de algunos vecinos fue llevada al hospital, en donde dio a luz a un pequeño varoncito.

Una nueva vida empezaba para Elena y su hijo.


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