En cuanto llego a su casa puedo observar a mucha gente, la música está muy fuerte y el olor a licor se hace presente. En cuanto a Eileen, está besándose con Andrew, nada nuevo que digamos.
Yo como toda una asocial me voy a un lugar donde no se encuentra la multitud, ese es mi lugar, en el que siempre me quedo en las fiestas de Eileen que mientras pasan los años se vuelven más alocadas.
Dylan: ¿Que estás haciendo aquí?
– Lo mismo te pregunto Dylan.
Dylan: Yo solo estoy pensando – suspira y toma un poco de su vino.
– No sabía que tomabas vino.
Dylan: Entonces ya lo sabes ¿quieres un poco?
– No gracias.
Dylan: Mucha gente cree que porque soy el presidente del consejo estudiantil debo ser perfecto el ejemplo a seguir – toma el ultimo sorbo que queda en su copa – y sabes Sam las personas como nosotros nos cansamos de ser correctos y no correr ningún riesgo. Mi obligación es mantener mi imagen en buen estado hacer las cosas que me gustan al escondido, como esta.
Me quedo en silencio, quiero que siga hablando, no todos los días tienes el privilegio de escuchar a Dylan hablando de lo que verdaderamente siente, él es un tipo de pocas palabras y cuando llega a hablar un poco siempre es del instituto.
Dylan: ¿Quieres que siga hablando? O acaso no sabes que decir al respecto. Voy a tomar tu silencio como un sí ¿te parece? – asiento – A veces me gustaría ser tú, de hecho, desde que te conocí quería ser como tú, tan fuerte, valiente, inteligente, segura, feliz, esa eras tú, hasta ahora quiero ser como tú, nadie te dice que hacer ni te obliga a ser en un futuro lo que no quieres, pero Sam, porque dejaste de tener esa sonrisa de siempre y esa locura incontrolable, que, quien te obligo a ser así.
– Mi madre me obligo ¿recuerdas que en cuarto grado mis notas bajaron notoriamente?
Dylan: Claro, fue algo demasiado extraño.
– Según mi madre me estaba yendo por el mal camino así que como decía ella tomo mano dura conmigo, regaños y castigos fueron necesarios para eso, en este momento no se si agradecerle o no, porque no me gusta esta mascara.
Dylan: Entonces quítatela.
– No es fácil ella ya se ha adherido a mi verdadera identidad para quitármela necesitaría algo muy poderoso.
Dylan: Como el amor.
– Y la confianza, aunque el odio también podría servir.
Dylan: El amor es más fuerte que el odio.
– Yo no diría lo mismo.
Dylan: Ya me tengo que ir – Mira su reloj – supuestamente la reunión se acaba en media hora.
– ¿Supuestamente? Eso me suena a mentira.
Dylan: Una mentira no mata a mi padre.
– Porque le mentiste.
Dylan: Él no me dejaría venir a una fiesta y menos como esta donde es normal drogarse.
– ¿Te drogaste?
Dylan: No. Recuerdas que te dije que sería bueno ser tu porque nadie te obliga a ser en un futuro lo que no quieres?
– Claro, ¿por?
Dylan: Pues él quiere que siga su legado de empresario, ya que mi hermano se negó a serlo.
– Si no te gusta entonces niégate y haz lo que se te de la regalada gana.
Dylan: No puedo, a mi padre no le gustaría saber que su hijo menor el orgullo de la familia es un simple veterinario.
– Quien lo pensaría Dylan el veterinario.
Dylan: Lo sé, es una locura, pero es lo que me gusta.
– Oye creo que ya es muy tarde.
Dylan: Tienes razón. Sam es muy fuerte el olor, se nota mucho?
Me acerco un poco a él y si se nota que estuvo tomando mucho vino.
– Si – Asiento.
Dylan: Que hago.
– ¿Cuánto tomaste?
Dylan: Em...
Noto que a pocos metros de sus pies se encuentran varias botellas de vino.
– ¿Enserio Dylan? Te tomaste todas esas botellas y esperas que no se note ¡wow!
Dylan: Que hago Sam mi padre ni nadie se puede enterarse de esto.
– Yo te recomendaría que te bañes, te cambies de ropa y compres muchos chicles, o yo que sé, no soy experta en este tema.
Dylan: Donde se supone que voy a hacer eso.
– En la casa de algún amigo o algo así.
Dylan: Tu eres mi amiga ¿estoy en lo correcto?
– No Dylan ni se te ocurra soy muy diferente en mi casa – También me sentiría incomoda.
Dylan: Entonces donde.
– Tienes muchos amigos, ¿no?
Dylan: Si, pero en estos casos no servirían.
– Creo que conozco a alguien que te ayudaría.
Dylan: ¿Josh?
– Si, desde hace mucho que se
conocen y por lo que se tan bien son amigos, deben tenerse confianza.Dylan: Pero es que Josh...
– Debe estar en esta fiesta no crees?
Dylan: Quien ira a buscarlo.
– Si ya entendí que me toca ir a mí.
Me encamino a la casa, entre más me acerco a ella más alta es la música y mis oídos me ruegan que me largue de aquí, pero como niña desobediente que soy o bueno a veces, no hago caso.
Camino entre toda la gente, que ni idea quienes son, pero bueno, hasta que encuentro a Josh.
Josh: ¡Ey! Que tal Sam que bueno verte de nuevo por aquí, ¿dónde estabas, que cositas estabas haciendo?
– Nada como para que pongas en tu periódico.
Josh: Hoy estas alterada, que mal, pero ven disfruta la fiesta.
– No tengo tiempo para eso, necesito que me ayudes.
Josh: Y como en que, de quien necesitas información – murmura en forma de charla.
– Ven – Lo cojo de su brazo y lo llevo hasta el lugar donde se encuentra Dylan.
Josh: Que estamos haciendo aquí, alguna noticia o es que necesitas algo más... – se me va acercando.
Dylan: Si, como que me lleves a tu casa, me dejes bañarme y cambiarme – Ordena, interrumpiendo a Josh, a quien se le estaban subiendo las hormonas gracias al alcohol.
Josh: Dylan si eso es lo que quieres entonces llamemos un taxi y vámonos.
Dicho y hecho se largaron dejándome sola. Yo sin nada más que hacer me fui a mi casa también, que iba a hacer en una fiesta en la que no conozco ni a la mitad de las personas.
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• Mirada Rota • [Reescribiendo]
Teen Fiction¿Samantha Wesley? Una chica fría, difícil de tratar. Está rota, lo puedes ver en sus ojos. ¿Quién pensaría que antes era una niña tan sonriente e inocente? El karma hace lo suyo tarde o temprano todo lo malo que haces se paga y de la peor manera ¿Me...