Introducción

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Introducción

-Rose... Rose, despierta, ya son las 6.

Abro los ojos de golpe y doy un vistazo al reloj. ¡Maldición! Tengo una hora para llegar al colegio antes de que cierren las puertas. Debo bañarme, vestirme y desayunar. Correr, tomar el autobús, dejar a mi hermano y echar para como alma que lleva el diablo.

Estúpido reloj. Estúpidas pilas agotadas.

-¿Por qué no te has vestido?-frunzo el ceño señalando con un dedo el pijama de mi hermano menor, Lucas.

El chico se encoge de hombros.

A veces me da ganas de...

Entonces me doy cuenta de que tiene ojeras y su piel brilla por el sudor. Preocupada, tiro las sábanas al suelo y pongo mi mano en su frente. Lucas puede tener 12 años, pero para mi siempre tendrá seis. Su cara está ardiendo bajo mi tacto.

-Luke, ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo?-Niega con la cabeza pero su expresión cansada lo delata.-Es todo, hoy nos quedaremos en casa.

-Pero Rose, has faltado toda la semana pasada. Si sigues así llamarán y sabrán que...-se detiene mirando el suelo, pero no es necesario que termine la frase, yo sé lo que sigue.

Sabrán que no tenemos padres.

Mamá murió de una enfermedad extraña cuando yo tenía ocho años y Lucas tres. Era hermosa. Solía pensar que era la más hermosa del mundo. Tenía el cabello negro como la noche, acomodado en rizos perfectos que caían en su rostro enmarcándolo de manera elegante. Su sonrisa blanca y perfecta transmitía calidez y te hacia olvidar tus problemas solo con verla. Era de estatura media y tenía un cuerpo que hacia a todos girar sus cabezas en cuanto ella aparecía en la habitación. Poseía unos ojos verdes esmeralda llenos de vida, o lo fueron hasta el día en que murió.

Mamá era irresistible, amable, tierna. Incluso su nombre era hermoso: Jacqueline. Me tuvo a la tierna edad de 16, bueno, me tuvo a mí y a Daemon. Pero de eso no voy a hablar.

Déjenme hacer una presentación breve para que tenga una idea más clara de mi.

Nombre: Dangereuse (Segundo nombre que no voy a decir porque lo odio) St. Delphi.

Madre: Jacqueline St. Delphi.

Hermano(s): Andrew Lucas St. Delphi. Daemon Maddox St. Delphi.

Ocupación: Estudiante de último año de preparatoria. Camarera de un restaurante elegante. Niñera ocasional.

Edad: 17 años. Sintiéndose como de 30.

Color de pelo: Castaño medio. Ondulado.

Color de ojos: Marrones aburridos.

Piel: Pálida como un jodido vampiro.

Todo yo soy una gran masa de aburrimiento y estrés. Aménme.

Resoplo de mala gana y abrazo a mi hermano pequeño. Todos se han ido para mi. No hay nadie que valga una mierda en mi vida, a excepción de ese pequeño enano por el que me haría en el camino de una bala si fuera necesario. Mi pequeño Drew es como una versión masculina de mi madre, tiene sus mismos rizos oscuros incontrolables, encantadores ojos jade y esa sonrisa atrayente de angelito.

Me separo y le doy un beso en la frente, a lo que él asqueado se limpia como sí tuviera la peste.

Suelto una sonora carcajada y me levanto.

-Vale, si lo pones así tendré que ir.-digo encaminándome a la ducha.-Pero ni loca te dejo sola, diablillo.-con una mano le revuelto el cabello volviéndolo más loco de lo que ya es.

-¡Rose, no! ¡Qué inmadura eres!-chilla pasándose las manos por el pelo. Con una última mirada de fastidio, lo veo salir de mi habitación con paso lento.

Eso me preocupa. Cada día se ve peor y no podemos pagar un médico. No podemos ir al hospital sin que nos pregunten por nuestros inexistentes acudientes. Pero no puedo dejarlo así viviendo con jarabes para la tos y pastillas para el dolor de cabeza. Ya pensaré en algo.

Echo un vistazo al reloj. 6: 28. Es un recorrido de una hora y entro a las 7.

-¡Joder!-sin más, entro a la ducha.

Diferente~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora