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Estaba nerviosa. Y estaba impresionada por la razón. No temía porque las calles estuvieran tan oscuras como siempre, ni porque aquellos tipos pudieran estar al acecho en busca de venganza, sino porque tenía miedo de que a Malik le desagradara tanto mi presencia que me cerrara la puerta en la cara sin siquiera aceptar mis palabras.
Esto había sido un error, tal vez ni le gustaba el pastel. Era posible que desayunara bebés muertos y tornillos y que odiara todo lo dulce. Aunque eso es absurdo ¿No? Todos amaban el pastel, tenían que hacerlo.
Oh por favor Dios, que le guste el pastel. No aguantaría otra humillación de su parte.
Llegué a su domicilio con las rodillas temblorosas, y toqué el timbre antes de que me arrepintiera, teniendo que volver a casa con la palabra 'Cobarde' repitiéndose una y otra vez en mi mente. Me muerdo el labio de los nervios ¿Y si no estaba sólo? Zayn aparte de malo tenía reputación de Don Juan, no como si llevara una chica a casa cada noche pero cada vez la población femenina que no había pasado por su cama se hacía menor. Estaba convencida de que esto había sido una mala idea cuando la entrada se abrió, dándome una visto plena de Zayn en bóxers... Y nada más.
La sorpresa en su rostro al verme ahí era evidente, pronto la escondió y puso su máscara de impasibilidad que siempre llevaba.
-Rosie, que... Inesperado verte aquí.
Fue como una cachetada. No agradable o lindo, inesperado. Vaya, yo en serio debía caerle gorda.
-Bueno... Yo... ¿Puedes ponerte una camisa y pantalones por favor?-me era imposible pensar con su imagen de dios del sexo en frente.
Uno de los lados de sus labios se curvó hacia arriba, formando una media-sonrisa matadora. Si este era el gesto que usaba para conquistar chicas... Funcionaba, funcionaba de maravilla.
-¿Por qué? ¿Te distraigo?-podía oír la burla en su tono de voz, haciéndome encender pero de la rabia.
Tonto del culo ¿Pero que bicho le picó? Me decía que dejara de estorbar -o algo parecido- y luego acepta ser mi tutor, desde entonces ha estado todo juguetón conmigo.
-Para nada.-mentí, me voy a ir al infierno por hacerlo pero qué carajos, no le iba a dar la satisfacción de saber cuán bueno estaba-No quiero que la gente pase y te vea así conmigo, pensarán que soy una de tus chicas.
-Yo no tengo chicas.-me corrigió, cruzándose de brazos. Los músculos de sus bíceps se tensaron por la acción y creo que tenían el tamaño de la cabeza de mi hermano. ¿Tomaba esteroides o algo?-Aunque se que te mueres por ser una de ellas.
-Claro que si, campeón, si pensar eso te deja dormir bien hoy.-le sonreí burlonamente.
Una risilla suave se oyó de su parte. Luego me pasó la mirada por el cuerpo sin tomarse la dignidad de disimular, deteniéndose en ciertos puntos atractivos de mi-como mis caderas- y otros bastante inexistentes -como mis pechos- Dejando de lado lo cálido que se sentía mi cuerpo bajo su escrutinio, me centré en lo indignada que estaba por su mirada. Así que decidí devolverle el favor, sabiendo que ya había terminado y sus ojos estaban fijos en mi cara. Comencé por sus anchos hombros, bajando por sus pectorales marcados por el entrecruce de brazos, pasando por su six-pack en el cual podrías lavar la ropa, mirando sus estrechas caderas, hasta llegar a su entrepierna. Como soy mala y una busca-pleitos, miré allí un poco más de tiempo de lo que una chica decente haría, y consiguientemente entrecerré los ojos, como si su aparato fuera tan pequeño que no alcanzaba a distinguirlo en esos bóxers blancos tan ajustados que llevaba.
Me di cuenta de que el gesto le había molestado cuando gruñó sus palabras:
-¿Qué haces aquí, Rosie?
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Diferente~
FanfictionA veces quiero escapar de mi vida. No todos a sus 17 años son responsables de mantener su hogar, hacerse cargo de su hermano menor y estudiar para salir de el agujero que yo llamo casa. Vivir en la pobreza es difícil y en estos lugares no te permite...