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-¡Gracias por tu trabajo!-gritaron todos en la cocina cuando yo abría la puerta para salir.
-¡Los veo mañana!-sonreí a Niall Horan, un estudiante de preparatoria que también trabajaba allí para conseguir dinero.
Lo gracioso es que el pequeño rubio era la representación de la Gula en carne y hueso... Y trabajaba en un restaurante. El pobrecillo se pasaba el día babeando por la comida que tenía que llevar a las mesas. Niall era el único amigo que había hecho aquí en el restaurante. Me llevaba bien con todos, pero era meramente profesional.
-Hasta mañana, Niall.-besé su mejilla.
-Que tengas buena noche, Danger.
El restaurante en el que trabajaba era uno de esos que si querías comer en él tenías que vender tu riñón y a tu primer hijo, o vomitar dinero. Yo nunca podría costearme uno de esos manjares, pero la paga era buena y la gente era amable. Excepto por una cosa. Los clientes eran quisquillosos, estúpidos millonarios de mierda, con sus caprichos raros y exigencias estúpidas.
Que esta muy cocido, que la carne esta dura, que el postre muy dulce. Es decir, me dan ganas de gritarles "¡Es un Postre, se supone que debe ser dulce!" Pero si lo hacía, mi jefa, por más amable y comprensiva que fuera, se vería obligada a reprenderme, yo no podía perder el trabajo, así que callaba la boca y sonreía falsamente.
-Danger, ¿Tienes un segundo?
-Eh, claro.-balbuceé nerviosa cuando la jefa, invocada diabólicamente por mis pensamientos, me llamó a su despacho.
Cerré la puerta tras de mi y me acerqué con paso inseguro a la silla frente al escritorio donde la mujer de pelo corto estaba sentada.
-Hola.
-Hola...-respondo con voz temblorosa.
Cristina rió.
-No estés nerviosa, niña, sólo quería preguntarte como te van las cosas.
-Em, pues, la gente aquí es muy agradable, Cris.
-Me alegro... ¿Y tú como estás?
Cristina sabía que mi familia no estaba en una posición económica muy buena, tal vez fuera por eso que me haya dado el trabajo, aquí todos menos Niall y yo, que necesitábamos el dinero para pagar cosas como la escuela, tenían experiencia en otros restaurantes. Ella no sabía que mi tío había fallecido. Muy poca gente lo sabía. Yo sólo tenía 17 años y si la gente se enteraba de que Luke y yo no teníamos un mayor a cargo nos llevarían a servicios sociales y seríamos separados. Faltaban pocos meses para cumplir los 18, sólo tenía que ir fingiendo.
-Bueno, mi tío está mal; Luke también está enfermo.-era una mentira a medias, mi tío no podía estar mal... Aunque tampoco podía estar bien, ya saben, con todo ese asunto de no respirar y estar enterrado tres metros bajo tierra.
-Oh, querida.-murmuró horrorizada.
Se notaba que la mujer no había sufrido en toda la vida porque sus ojos se comenzaron a aguar.
-Así que tu estas manteniendo la casa, eres tan valiente, muchacha.-me dio unas palmaditas en la mano.-¡Ya se! Te daré unos pasteles y algo de carne de pato a la naranja que un cliente despreció hoy pero estoy segura de que estaba perfecto.
Yo también lo estaba, después de todo fue a mi a quien gritó por "la mala calidad" del restaurante. La idea de comer sobras era asquerosa, pero el gordinflón ni había tocado la carne antes de hacerle un desprecio diciendo que "Estaba demasiado naranja" a veces la gente era tan estúpida.
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Diferente~
FanfictionA veces quiero escapar de mi vida. No todos a sus 17 años son responsables de mantener su hogar, hacerse cargo de su hermano menor y estudiar para salir de el agujero que yo llamo casa. Vivir en la pobreza es difícil y en estos lugares no te permite...