Relaciones y lluvia.

32 6 0
                                    


La verdad es que no sé cómo llegamos a aquello. Estábamos discutiendo, y un momento después estaba en la calle, sola, empapada y con la certeza de que lo nuestro había terminado.

Había sido un día horrible. Gris, de esos días monótonos, en los que la vida carece de sentido. Ambos estábamos de mal humor. Cerraste la puerta y explotamos.

Gritos, llantos y palabras hirientes, como cuchillos envenenados, cruzaban la sala.

Discutimos durante horas. Cada vez que hablábamos nos enfadábamos más y más.

Recuerdo que yo, incapaz de gritar más fuerte cogí un plato y te lo arrojé. Lo esquivaste y me miraste con furia. Ibas a echarme, pero supongo que salí corriendo, sin poder soportarlo más.

La lluvia caía con fuerza, y yo era la única en la calle. Me senté en un banco y lloré. Sabía que te había perdido. Sabía que al irme, tu mirada decía "vete y no vuelvas".

En ese momento lo habría dado todo por una mirada más, una caricia más, un abrazo más, un beso más... Habría dado mi vida.

Volví a casa enferma, tiritando a causa de la fiebre. Puedo contar con los dedos de la mano las veces que he estado enferma. Aquella fue de las peores ocasiones.

Quedaste conmigo a los dos días. Mientras hablábamos por teléfono se podía notar la tensión. Ambos sabíamos que pasaría cuando nos viésemos.

Me vestí despacio, intentando atrasar lo inevitable, intentando retener los últimos minutos del "nosotros".

Te reconocí en la distancia. Estabas sentado a la mesa, y se te notaba cansado. Jugueteabas con el sobre de azúcar de tu café. Yo llevaba unas gafas de sol, para que no vieses la tristeza en mis ojos. "Siéntate" Dijiste cuando me acerqué "Tenemos que hablar" Pediste un desnatado sin azúcar. Era mi preferido.

Actuábamos con cuidado, temerosos de que el otro pudiese explotar. "El amor es fácil" Hablé, en voz baja "Pero a nosotros nos cuesta demasiado. No debería ser así" Asentiste en silencio. Nuestras miradas dijeron lo que nosotros no podíamos.

Las tazas de café se vaciaron lentamente, y nosotros nos levantamos cuando solo quedaban las marcas.

Pagaste la cuenta y me abrazaste. Yo te correspondí, y por un momento me asaltó la duda de si estaría haciendo lo correcto. Me sentía tan bien, rodeada por tus brazos. Pero sabía que tenía que dejarte ir. Te separaste de mí, y me besaste en la mejilla. "Adiós" Susurraste, con la voz temblorosa. Yo sonreí con tristeza. Nos dimos la vuelta y nos alejamos a la vez. Ninguno miró atrás.

Dentro de poco seré madre, pero en ningún momento lamenté lo que hicimos. Tú me enseñaste a amar, y ahora lo hago.

Hace poco vi un meteoro cruzar el cielo, y me recordó a nuestra relación; brillante, hermosa y perfecta, pero condenada a extinguirse desde el primer momento.

Verás, te escribo esto porque me he dado cuenta de que tú eras mi alma gemela, el hombre de mi vida. Pero eso no significa que vayamos a pasar juntos el resto de nuestras vidas, ni que siga enamorada de ti, porque, a veces, las mejores cosas de la vida no duran para siempre.


Bueno, de verdad que lo siento, pero termino el día 22 (¡¡¡VIVAAAAA!!!!!!) y he estado a hasta los topes de exámenes...

Pero eso ya pasó, solo quedan unas horas y podré disfrutar, es decir, podremos, y por eso os traigo esta historia.

BESOTES DE VERANO, 

de parte de Wonder Wowan.

de parte de Wonder Wowan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Relatos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora